jueves, 22 de marzo de 2012

Un pequeño misterio en el Cuaternario (parte I)

[Esta historia dio lugar a un trabajo de investigación que publicamos Ignacio Meléndez y yo mismo en agosto de 2020. Nuestro artículo Geology and evolution of the Cortes de Pallás diapir da respuesta a las preguntas suscitadas en esta serie de publicaciones en el blog. Este trabajo está explicado en el siguiente artículo del blog: geología y evolución del diapiro de Cortes de Pallás. El origen de un paisaje. Lo que sigue es la serie sobre el Misterio en el Cuaternario tal y como se escribió originalmente]

El Cuaternario vive peligrosamente. Desde hace más de 100 años ha tenido un rango privilegiado entre las unidades cronoestratigráficas, mirando en pie de igualdad al Paleozoico, el Mesozoico y el Cenozoico a pesar de aquéllos se definen por las grandes diferencias en los seres que los habitaron lo que permite separarlos muy claramente. Esto no ocurre entre el Cenozoico y el Cuaternario, salvo por un detalle: la aparición de los primeros homínidos en el registro fósil. Sin embargo, hace tiempo que corre el peligro de ser defenestrado de su posición de privilegio y convertirse en un periodo, el último, de la era Cenozoica. El caso es que de momento resiste, tal vez ayudado por el hecho que, a fin de cuentas, la decisión está en manos de homínidos.

Además de estos sinsabores, el Cuaternario (que abarca los últimos 2,5 m.a. de la historia de la Tierra) también vive en una especie de marginación silenciosa: salvo por las glaciaciones del Pleistoceno suele ser juzgado como un intervalo de tiempo poco interesante. Naturalmente hablo por mí mismo, aunque creo que muchos otros también han apartado mentalmente ciertas zonas de un mapa geológico al ver el color gris correspondiente a los materiales Cuaternarios y han experimentado esa sensación de que esas rocas tan poco interesantes estaban ocultando las verdaderas rocas no aflorantes que estaban debajo. Y ese color, gris (al menos en las hojas del IGME), que parece decir: no vale la pena usar otro color más vivo para algo tan poco interesante. Y por supuesto esa expresión: 'Cuaternario indeferenciado...'

Además, por lo general los materiales Cuaternarios son muy parecidos a los materiales actuales con los que se relacionan (salvo casos como el vulcanismo reciente o discordancias) de modo que tampoco aportan mucho a la imaginación del que busca paisajes del pasado: encontramos playas Cuaternarias cerca de playas actuales y terrazas fluviales colgadas en las inmediaciones de cursos de agua que siguen fluyendo hoy día (ya hemos visto algunos ejemplos en la serie acerca de las playas Tirrenienses de Almería, aquí y aquí).

Toda esta disquisición no tiene más objeto que plantear el contexto para la historia que quiero relataros  y en la que el Cuaternario tiene un papel destacado. Es la historia de un pequeño misterio (para mí) al fin resuelto tras varias salidas al campo. Y para que podáis experimentar el mismo proceso que atravesé yo, el relato planteará las incógnitas y las pistas conforme éstas se van presentando. De entrada os digo que este misterio posiblemente no habría sido tal sin esta tendencia injustificada a considerar el Cuaternario como algo carente de interés. Comencemos.

Una tarde de tantas decidimos ir a pasar la tarde al campo para que mi joven ayudante de campo Inés disfrutase del aire libre. El lugar elegido fue un paraje de Cortes de Pallás conocido localmente como 'Casa de la Sabina'. El lugar está al pie de la Muela de Albéitar, junto a la pista que conduce desde Cortes hacia sus aldeas y Cofrentes. También en esta zona cruza en GR-7, que asciende (o desciende, según se mire) a esta Muela. La elección no fue casual, ya que se trata de una zona que hasta entonces no había recorrido a pie. Y hete aquí que surge la sorpresa (geológica, claro): al caminar por la pista hacia el punto en que el GR-7 inicia su ascensión uno se encuentra pisando y observando a ambos lados del camino unas gravas con clastos bien redondeados, algunos de los cuales son cuarcíticos. También se encuentran multitud de jacintos de compostela. A poco que se mire por los alrededores se encuentran con facilidad bloques de areniscas heterométricas con laminaciones bastante evidentes e intercalaciones de los clastos que, por disgregación, originan las gravas que estamos pisando. Llama mucho la atención porque no he encontrado este tipo de depósito en otro lugar de Cortes.

Gravas en la cara superior de un bloque de arenisca

Laminación cruzada en areniscas. Observad las gravas en la
 esquina inferior derecha


Pequeños fragmentos de jacintos de compostela. 

Las siguientes imágenes os ayudarán a situaros. Observad especialmente la extensión de verde (ojo, el verde del Cretácico superior es muy claro) que señala los materiales Cretácicos, en su mayoría calizas y dolomías, la proximidad del Keuper, de color violeta. El gris sombrea el Cuaternario y las líneas rojas indican que se ha cartografiado estos materiales como glacis. En la imagen satélite los campos de cultivo señalan los materiales que uno identifica sobre el terreno como glacis cuaternarios con total claridad.

Imagen satélite de la zona de estudio. Las áreas de glacis se distinguen
 claramente al estar destinadas a campos de labor. Fuente: Google Maps

Mapa geológico de la zona. Fuente: SIGECO (IGME)

Y aquí surgen las primeras preguntas. Por orden:

  1. ¿De dónde vienen esos guijarros cuarcíticos? Los materiales de la muela de Albéitar, al igual que la de Cortes, o la Sierra de Martés, en definitiva, las unidades del relieve de Cortes de Pallás son básicamente carbonatadas y en ocasiones detríticas (areniscas, margas y arcillas)
  2. Los jacintos de compostela (cristales bipiramidales de cuarzo rojizo) son muy abundantes en Cortes, hallándose en la formación K4 (arcillas yesíferas de Quesa). Parece lógico pensar que proceden de allí. También los encontramos en ramblas actuales como las de la Pampanera o el Ral, que en su cabecera cortan materiales triásicos. En nuestro caso se encuentran muy desgastados y fragmentados, sugiriendo, dada su dureza (cuarzo, 7 en la escala de Mohs) un transporte prolongado
  3. En Cortes no se encuentran gravas más que en los cauces de las ramblas que descienden de las montañas. Sin embargo, dada la proximidad de las áreas madre de los materiales, los guijarros están muy poco rodados y son bastante angulosos
  4. La ladera donde hallamos las gravas no está relacionada de forma evidente con un cauce. Muy al contrario, la muela de Albéitar limita en esta zona con el gran anticlinal en los materiales triásicos del Keuper (ver la entrada sobre el Keuper en Cortes de Pallás), que se encuentran muy abarrancados por su poca resistencia a la erosión y la proximidad del cañón del Júcar, que supone un nivel de base muy bajo (sobre todo antes de inundarse el embalse)
  5. En la hoja del IGME (cartografía 1:50.000, hoja de Jalance) estos materiales se consideran como glacis (depósitos de pie de ladera) Cuaternarios. Sin embargo, las gravas y areniscas que vemos no se parecen en nada a los glacis que vemos en los alrededores. Estos tienen una morfología muy clara, terrenos con una ligera pendiente que se aleja del pie de las laderas, formados por brechas matriz-soportadas con clastos angulosos calizos y dolomíticos (lo que evidencia su origen) y matriz limosa parduzca. Estos terrenos son actualmente campos de cultivo
En imágenes:

Imagen de la ladera donde encontré por primera vez estas gravas.

Vista hacia el Júcar. Fijaos en lo abarrancado del terreno
En esta imagen podéis ver un glacis destinado al cultivo de olivos. La suave
pendiente se aleja del área fuente de los materiales, la muela de Albéitar
que se ve al fondo
Corte del terreno en terrenos de glacis. Fábrica matriz soportada
son cantos calizos angulosos y mala selección por tamaños
Así pues, parece que tenemos una interesante cuestión sobre la que trabajar. Unos materiales que a simple vista parecen fluviales sin un cauce actual próximo. Clastos cuarcíticos sin una área fuente en la zona, en contraste con el resto de barrancos. Un conjunto de materiales cartografiados como glacis cuaternarios, cuando se encuentran en evidente contraste con los glacis claramente identificables de la zona. ¿De dónde vienen estas rocas? ¿Cómo llegaron aquí? ¿Cuándo? ¿Son realmente Cuaternarias? En fin, todos los ingredientes necesarios para un poco de buena investigación geológica y la mejor excusa para salir a pisar el campo, que a fin de cuentas es lo que nos gusta. Pero hoy nos quedamos aquí. Hasta la próxima entrega, amigos.

Continúa leyendo el segundo artículo sobre este interesante misterio...


5 comentarios :

  1. Te puede interesar:

    http://lascienciasdelmar.blogspot.com.es/2012/03/qafi-la-base-de-datos-de-fallas-activas.html

    Sé que no tiene nada que ver con esto pero no encuentro mail para enviarlo.
    Suprimir de aquí, por favor, y disculpas.

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  2. Gracias, José Luis. Lo dejaré aquí por si a alguien más le interesa.

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  3. Esos pequeños detalles qué son grandes en contenido de información valiosa para mí. Sigo ya tu blog, y alguna cosa qué tengo en duda te consultare, gracias saludos de Ximo.

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  4. Gracias Ximo. Me alegro de que te guste Aventuras geológicas y te ofrezca cosas de tu interés. Bienvenido.

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