miércoles, 25 de abril de 2012

El tamaño no importa...

Hola amigos,

¿Quién no se ha hecho en su fuero interno la dichosa pregunta acerca del tamaño? Hoy quiero hacer una reflexión al respecto y para ello comenzaremos planteando otra pregunta. En la siguiente imagen aparecen los restos fosilizados de dos criaturas marinas (el tercer objeto es una moneda que nos sirve de escala). Querido lector, ¿Cuál de ellas corresponde a un ser unicelular?

Dos fósiles y una pregunta...
Quizá es mayor de ellos es el ser unicelular y de ahí el título del artículo, o quizá la respuesta correcta es la contraria y todo es un juego. Pues bien, aquí la respuesta:

El mayor de ellos es un foraminífero, protozoo eucariota (es decir, dotado de núcleo separado por una membrana). Lo que vemos es la concha calcárea que segregó en vida. Este ejemplar es un nummulite, grupo de foraminíferos que alcanzaron un gran tamaño durante el Cenozoico. Éste lo encontré en la costa brava y vivió durante el Eoceno, concretamente en el Luteciense.

El menor de ellos es un erizo de mar del Cuaternario encontrado en Roquetas de Mar, Almería.

Veámoslos más de cerca.

Vista apical (superior) del erizo a través de la lupa x10
Vista aboral (inferior) del erizo. El agujero de mayor tamaño corresponde a la boca
y el menor al ano. La línea que los une señala el eje anteriposterior. 

El erizo en cuestión es irregular, es decir, grupo que ha evolucionado desde la simetría pentarradial a una bilateral, proceso en el cual el ano, que en los regulares está situado en la parte superior del cuerpo (ápice) se desplaza hacia un lateral del cuerpo.

En esta otra imagen podemos ver una sección de una caliza nummulítica en la que se distinguen perfectamente las cámaras que integran la concha. El animal vivía en una de ellas en el perímetro de la misma. Como curiosidad os diré que la palabra nummulites procede del latín y significa 'pequeña moneda'.

Detalle de nummulites en sección. Mismo origen que el de la
 fotografía del principio

Quería compartir con vosotros mi admiración acerca de lo fácil que es caer en las convenciones culturales de nuestra sociedad. Inevitablemente asociamos el tamaño con el éxito, en todos los aspectos. Nuestra vida es una carrera hacia más y mejor. De esta forma, las ballenas o los dinosaurios constituyen la cima de la evolución en cada una de sus respectivas líneas evolutivas, mientras que ignoramos a las bacterias despreciando su larga historia evolutiva y su éxito medido por cualquier criterio (variedad de ambientes, número de ejemplares, longevidad filética, capacidad de adaptación etc.). Por cierto y antes de que nadie me malinterprete, los foraminíferos no son bacterias.

Simplemente quería plantear este contraejemplo como forma de evidenciar cuan erróneas son nuestras percepciones a priori. Espero que os sirva de inspiración tanto como a mí.

Un saludo.

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