martes, 31 de julio de 2012

Un año de Aventuras geológicas

Estimados amigos,

Pues sí, el tiempo pasa y así, como si nada, ya hace un año que Aventuras geológicas en el Cuaternario vio la luz (o, mejor dicho, la red). Con motivo de esta simbólica fecha es inevitable realizar ciertas reflexiones acerca de la Geología, su difusión popular y la propia existencia y finalidad de este blog.

Impresión externa de la concha de un ammonites jurásico. Abejuela.
¿Qué tenía en mente hace un año cuando tomé la decisión de crear un canal de comunicación como éste? Es algo difícil de explicar. ¿Por qué tomarse la molestia de pasar horas y horas ordenando y retocando fotografías, preparando croquis, leyendo documentación, escribiendo, revisando y corrigiendo borradores de artículos? Supongo que las mismas razones que le hacen a uno trepar por lugares de difícil acceso para analizar un afloramiento (asumiendo en ocasiones más riesgo del que jamás admitiré), subir ladera arriba campo traviesa peleando con la vegetación cerrada de alguna loma, robarle horas al sueño para poder  estar de vuelta cuando la familia se ha despertado y espera en casa (o en hotel, cuando estamos fuera),  exponerse a la mirada inquisitiva de la gente al fotografiar aparentemente 'nada' en el suelo de un centro comercial, los aseos de un aeropuerto, el pavimento de un edificio de oficinas, cargar con kilos y kilos de muestras de roca que uno acumula en su casa... En definitiva, porque soy un adicto a la geología.  


Secciones de Orthoceras sp. ordovícicos en el pavimento del aeropuerto de Arlanda (Estocolomo)

Pero volviendo a mis motivaciones concretas de hace un año: posiblemente entonces ni siquiera yo lo tenía claro. Una de mis principales motivaciones era la necesidad de compartir mis propias experiencias. Como muchos de nosotros hemos descubierto es realmente difícil encontrar en el propio entorno personas interesadas en las ciencias de la Tierra. Y ya sabéis lo difícil es para un ser humano callar acerca de sus vivencias diarias en aquellas cosas que le apasionan. Creo que esta es una de las principales motivaciones que existen detrás del Arte y de, entre otras cosas, las redes sociales. De esta forma, Aventuras geológicas se constituye primariamente como medio para cubrir esa necesidad tan personal. 

Pero como suele ocurrir con muchas obras humanas, con el tiempo adquiere una vida propia e independiente de sus creadores. En mi caso puedo decir que, en tan sólo doce meses, este blog se ha revelado como una herramienta muy útil en otros aspectos. Principalmente:

  • Me permite disfrutar más de mi tiempo en la montaña. Cuando uno tiene que contar algo a otras personas debe fijarse más en los detalles. También me hace reflexionar más acerca de lo que veo y me sirve de aliciente para realizar tareas de documentación previa y posterior
  • Me sirve de cuaderno de campo. Me cuesta mucho tomar notas sobre el terreno y Aventuras geológicas me permite guardar un registro de momentos que quizá se perderían para siempre (la memoria es muy corta) o quedarían reducidos a un montón de fotografías inconexas en una carpeta
  • Escribir es un arte que debe practicarse. No es tarea fácil incluso para alguien como yo,  acostumbrado a redactar documentación técnica que deben leer y entender terceras personas
  • En un país que tiene mucho camino que recorrer en protección y difusión de su riquísimo patrimonio geológico me permite contribuir, aunque muy modestamente, a que personas que quizá nunca se hayan fijado en las 'piedras' descubran la multitud de historias que las rocas nos cuentan acerca del pasado de nuestra casa Tierra
  • Por último Aventuras geológicas también sirve como medio de difusión de la geología de Cortes de Pallás, mi pueblo y uno de los principales temas del blog
¿Estoy satisfecho con Aventuras geológicas, ahora que tiene un año? Personalmente diría que sí, aunque únicamente los lectores, habituales o no de este blog, pueden decir en qué medida cumple con los objetivos que me he propuesto. Apreciados lectores: ¿Qué opináis? ¿Es así? 

Nota final: Durante el mes de agosto no publicaré artículos. El blog, como yo, se va de vacaciones. Pero en septiembre regresaremos con más Aventuras geológicas. Hasta entonces feliz verano y buena geología, amigos.  
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lunes, 23 de julio de 2012

Vacaciones y geología en el Maestrat. Benassal y Culla (III)

Con este artículo acabamos la serie que hemos dedicado a explorar este interesantísimo rincón de nuestras montañas. Antes de continuar es conveniente (si no lo habéis hecho ya) repasar la primera y segunda parte.

En el artículo anterior nos entretuvimos en detalle en la Fm. Arenas del Maestrazgo. Estas rocas son testigo, como pudimos ver, de la tregua que el mar de Thetys concedió a Iberia en el tránsito entre el Aptiense y el Albiense (dos pisos del Cretácico), hace entre 125 y 112 millones de años. En aquel momento del tiempo geológico los materiales erosionados y transportados desde un sistema desértico de enormes dimensiones llegaban a un mar en cuyas orillas, como pudimos ver, está el origen de esta formación.

Sin embargo, todo lo que comienza tiene un final. Y finalmente el mar regresó sobre el continente con la mayor transgresión del registro geológico. Nos encontramos en una situación similar a la inicial, con el desarrollo de extensas plataformas carbonatadas en un clima cálido. Al avanzar la línea de costa sobre el continente la región que pisamos se encontró a mayor distancia de la orilla aunque, curiosamente, la profundidad seguía siendo pequeña (esta situación es muy rara hoy día, con pocas plataformas de este tipo: Bahamas, parte de la costa del Golfo Pérsico...). Además, la erosión en el continente era menor y por esta razón el aporte de materiales detríticos (arenas, arcillas,...) se redujo en relación a tiempos anteriores y encontramos rocas diferentes.

En esta época se depositan las facies calizas de la Fm. Mosqueruela (equivalente de la Fm. Aras de Alpuente, que ya conocemos) que, en general, representan el nivel más moderno del Mesozoico presente en la zona y suelen encontrarse coronando los relieves más destacados (ya los vimos en la base del Castillo de Culla). En este caso tuve ocasión de estudiarlos con algo de detalle en el Bobalar de Benassal y en el ascenso al Moncatil, montaña en cuya falda está el Balneario de Font d'En Segures y que corona la ermita de San Cristóbal (Sant Cristòfol).

Ermita de San Cristóbal, en Benassal. Ubicada en la cima del Moncatil es visible desde toda la comarca

Vista general desde la ermita de San Cristóbal. En el centro de la imagen el Peñagolosa, la montaña más alta de la Comunidad Valenciana. Un poco a su izquierda la población de Culla
Como hemos visto el aporte detrítico a la cuenca es menor y eso favorece el incremento de productividad orgánica en un mar somero, cálido y soleado. Éste es el origen de los materiales carbonatados de la Fm. Mosqueruela, que en el paisaje del Moncatil destacan como dos barras calizas con una intercalación margosa, más deleznable.

Vista de las barras calizas de la Fm. Mosqueruela que coronan el Moncatil
Los ambientes de deposición son costeros, en general submareales, con zonas de más energía donde las corrientes de marea generaban formas de fondo como ripples y megarripples (un tipo de duna submarina, sin precisar más) y zonas más resguardadas donde se depositaban calizas y margas algo arenosas y que presentan un aspecto noduloso característico a causa de la abundante bioturbación además de abundantes foraminíferos (orbitolinas). En las zonas de más energía la litología más común corresponde a calcarenitas y calizas bioclásticas. Repasemos de nuevo el mapa geológico.

Mapa geológico de los alrededores de Benassal. Los materiales considerados en este artículo están señalizados con el número 3. Fuente: MAGNA50 - IGME
Pero es hora de ir al campo y ver qué nos cuentan las rocas. Comencemos por el Bobalar. Hay un sendero que parte desde el aparcamiento del Hotel Novella, en Font d'En Segures, y se dirige hasta el promontorio donde están instaladas varias antenas de telefonía móvil. Una falla pone en contacto las arenas y areniscas de  la Fm. Maestrazgo con las calizas de la Fm. Mosqueruela. Aquí vemos dos paquetes de calizas margosas algo arenosas con texturas nodulosas separadas por un nivel de alta energía de calcarenitas con estratificación cruzada (una barra submareal) que pasa a techo a un paquete de calizas bioclásticas (packstone - grainstone) con estratificación paralela y ripples. En su momento debió haber una pequeña cantera que explotaba el nivel intermedio por su tendencia a fracturarse en lajas que podían emplearse en la construcción de edificios y cercados.

Vista general del afloramiento en el Bobalar. Fijaos en las calizas margosas nodulosas en la base  y el nivel calcarenítico intermedio
Frente de cantera donde vemos el tránsito neto a las calizas margosas nodulosas superiores
Detalle del tránsito a las margas arenosas a través de una superficie neta donde se aprecian restos de organismos incrustantes (bivalvo y tubo de serpúlido)  y alto contenido en óxidos de hierro, lo que me parece un hardground quizá asociado a un incremento del nivel del mar. En el centro de la imagen se aprecia una galería horizontal.

Detalle de la barra con estratificación cruzada (centro de la imagen)


Laminaciones cruzadas en calcarenitas sobre la capa con estratificación cruzada


Detalle de las calizas bioclásticas con espículas de erizos de mar y multitud de orbitolinas. Representa un medio  de alta energía. Estos niveles, además, contienen galerías verticales, otro indicio en la misma dirección

Galerías verticales en las calizas bioclásticas

En el sendero que desciende de San Cristóbal a la Font d'En Segures vemos otros detalles interesantes. Por ejemplo, también aquí afloran los niveles bioclásticos.

Calizas bioclásticas con estratificación paralela. Al  fondo la ermita
Si nos dejamos caer por la falla que limita la ladera sur del Moncatil encontramos lo que parece un interesante ejemplo de estratificación cruzada sigmoidal, asociada a sedimentación en flujos de marea.

Estratificación cruzada sigmoidal (debajo del martillo)
En la cumbre del Moncatil también encontramos evidencias de parches de rudistas. Una muestra de mano:

Caliza con rudistas
Y galerías de thalassinoides sp. propios (aunque no exclusivos) de un ambiente de shoreface.

Thalassinoides sp. en la cumbre del Moncatil

Otro detalle. En los niveles margosos entre las dos potentes barras calizas es posible descubrir depósitos  constituidos por acumulaciones muy importantes de orbitolinas.

En el centro de la imagen se intercala un nivel de acumulación de foraminíferos retrabajados por corrientes de mayor energía, posiblemente la cresta de una barra submareal. Escala: el martillo

Detalle del nivel de acumulación de orbitolinas con laminación interna cruzada. Lamentablemente olvidé la escala, pero la siguiente imagen ayudará
Dos orbitolinas
Éste es el final de nuestro recorrido por el Cretácico inferior en esta zona. Como habéis podido ver hay suficientes motivos como para dedicar más de las pocas horas que pude destinar durante el fin de semana, pero tengo la impresión de que, en cualquier caso, el tiempo invertido en el disfrute de la geología de un lugar siempre me parecerá poco.

Antes de terminar os diré que también visitamos las minas abandonadas del paraje La Mina, situado entre Culla y Torre d'En Besora, ahora destinadas a usos recreativos y culturales bajo la denominación Parque Minero del Maestrat. Estas minas se explotaron durante un breve periodo de tiempo a mediados del siglo XX, de un modo bastante artesanal. Se extraía mineral de hierro en tres menas principales: goethita, hematites y limonita existentes en las calizas del Gargasiense. La visita es entretenida y puede hacerse con niños (yo lo hice), estando orientada principalmente a cuestiones etnológicas y culturales. Sin embargo, se echa de menos algo de contenido geológico: el contexto, la historia geológica de la región, la formación de los depósitos y otras muchas otras cuestiones que enriquecerían mucho la experiencia de los visitantes. Se trata, en cualquier caso, de un atractivo adicional para recorrer la comarca.

Ejemplar de limonita. Conocido como ocre se destinaba en un principio a la elaboración de tintes. Parece que este uso sirvió como indicio de la existencia de mineral de hierro en la zona
Si no lo has hecho antes, quizá te interese repasar ahora la primera y segunda parte de esta serie.


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lunes, 9 de julio de 2012

Vacaciones y geología en el Maestrat. Benassal y Culla. (II)

Continuemos con el relato de nuestras aventuras geológicas por la comarca del Alt Maestrat. Antes de continuar es recomendable repasar la primera entrega de esta serie aquí. 
Tras recorrer las calizas urgonianas nos encontramos ahora con un conjunto de depósitos detríticos de arenas y limos más o menos litificados y con colores que varían desde el blanco al amarillento o incluso a tonos rojizos más o menos profundos. En ellos es frecuente encontrar estratificaciones cruzadas y, en ocasiones, costras ferruginosas. En esta zona de transición recuerdan bastante a las arenas de Utrillas, aunque aquéllas son propias de ambientes plenamente continentales. Nos encontramos a caballo entre la formación Utrillas y las arenas del Maestrazgo y, como ya os adelanté, las rocas nos hablarán de un ambiente costero donde el mar actuaba de nuevo sobre los materiales eólicos depositados previamente en el desierto que avanzó siguiendo a la retirada del mar Aptiense. Repasemos de nuevo el mapa geológico de la zona. Los sedimentos en cuestión se han sombreado con color verde claro con puntos marrones y, para más claridad, los he señalado con el número 2 (recordad que yacen sobre las calizas y margas con rudistas señalados con en número 1).

Mapa geológico de los alrededores de Benassal. Fuente: IGME-MAGNA50
Como siempre, veamos qué nos cuentan las propias rocas. En primer lugar un ejemplo de arenisca con estratificación cruzada de surco compleja, quizá asociada a barras submareales:

Arenisca con estratificación cruzada compleja. El Bobalar

En otros puntos observamos bancos de arenisca que cortan de forma neta a capas de arenas limolíticas blanquecinas. Ambas capas muestran estratificaciones cruzadas. Además, el nivel superior muestra laminación de ripples.

Contacto neto entre arenas limolíticas micáceas y areniscas rojizas. El Bobalar
Detalle de laminación de ripples de corriente en la capa superior. El Bobalar
En otros lugares las arenas y areniscas muestran un carácter claramente continental, evidenciado por la aparición de costras ferruginosas.

Areniscas con laminación ondulada paralela con una costra ferruginosa (encima de mi pie). En este caso apoyé el pie contra la pared, los estratos son subhorizontales. Camino del Mas de Verola
En algún punto incluso encontramos un ejemplo de lo que parecen materiales eólicos que han sido erosionados depositándose a posteriori areniscas con estructuras muy diferentes, en este caso, estratificación paralela. Podemos ver, además, multitud de galerías horizontales en el nivel superior, que siguen los planos de laminación. La flecha señala el contacto entre ambas facies.

Contacto horizontal muy definido entre las areniscas con estratificación cruzada de surco (abajo) y las areniscas arcillosas suprayacentes con abundante bioturbación. Camino del Mas de Verola
Otro detalle que muestra la complejidad de la interacción entre materiales y procesos. Sets de estratificación cruzada truncados y recubiertos por areniscas con laminación subparalela y bioturbación
Muy cerca encontramos lo que parece una barra o quizá un relleno de canal con areniscas algo más gruesas, estratificación cruzada, base erosiva curva y techo plano. Fijaos también el las galerías de excavación paralelas a las láminas.

Posible canal que excava en areniscas limoarcillosas. Camino del Mas de Verola

En el paraje del Rivet, al pie de nuestro hotel, encontré lo que parecen troncos ferruginizados depositados horizontalmente por alguna corriente que erosionó las arenas blancas, a su vez retrabajadas y con una laminación paralela algo nodulosa en la base. Observas también la inclinación de la capa superior hacia la izquierda.

Paraje del Rivet. Moldes de troncos ferruginizados (parte superior)
Detalle de uno de los moldes. El Rivet
En el nivel superior encontramos multitud de galerías verticales, atribuibles a la icnoespecie skolitos sp. Estas galerías son propias de ambientes con mucha energía.

Muro del nivel ferruginizado anterior con multitud de galerías verticales
Estas galerías también las encontramos en el camino del Mas de Verola, en unas areniscas muy similares.

Galerías verticales que se evidencian por su relleno más resistente, de granulometría más fina y color  rojizo
Como veis hemos encontrado facies propias de un ambiente de transición entre la costa y el mar, con areniscas muy retrabajadas, superficies erosivas y costras ferruginosas. Hemos visto muchas estructuras deposicionales variadas y con frecuentes cambios laterales y verticales, lo que parece confirmar la interpretación que se hace de estos materiales. Conforme el tiempo avance, el carácter marino de los sedimentos se acentuará y, eventualmente, nos encontraremos con las calizas propias de plataforma interna de la formación Alpuente. Esta transición se puede ver en la subida hasta el Castillo de Culla. Allí vemos integrados en los muros de algunas construcciones afloramientos de areniscas marinas con estratificación cruzada planar y ripples.

Afloramiento de areniscas en una calle de Culla
Detalle de laminación de ripples
Detalle de estratificación cruzada planar
Tan sólo unos metros más arriba encontramos el primer nivel calcáreo de la formación Alpuente.

El Castillo de Culla se asienta sobre las calizas de Alpuente
Como vemos el mar regresa después de la breve pausa concedida durante el Albiense inferior. Hemos recorrido un largo camino pero aún nos queda un capítulo. En la próxima entrega analizaremos la formación Alpuente y sus afloramientos en torno a La Font d'En Segures.

Continúa ahora leyendo el tercer artículo de la serie sobre la geología del Maestrat.


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jueves, 5 de julio de 2012

Vacaciones y geología en el Maestrat. Benassal y Culla (I)

Después de la catástrofe ecológica, paisajística y anímica del incendio de Cortes de Pallás, mi pueblo, no me encuentro capaz de escribir acerca de mi última salida en busca del Muschelkalk por lugares ahora destruidos por décadas. De modo que voy a adelantar un poco los planes que tenía y vamos a comenzar una pequeña serie para relatar mis aventuras geológicas en el Cretácico de El Maestrat (o Maestrazgo), región montañosa que se extiende entre las provincias de Castellón y Teruel. Nos centraremos en los alrededores de dos municipios, Culla y Benassal, donde tuvimos ocasión de pasar el fin de semana de San Juan alojados en un pequeño pero muy bonito establecimiento rural (el hotel Novella, en la Font d'En Segures). En este lugar se embotella la conocida agua mineral de la marca Benasal, muy apreciada por sus cualidades diuréticas. Pero vamos a lo nuestro.

En las inmediaciones de estas poblaciones el Cretácico es omnipresente. Casi siempre en la forma de relieves tabulares subhorizontales, lo que permite estudiarlo muy bien en los cortes de las carreteras o barrancos. Lo primero que me llamó la atención al llegar al hotel fue un afloramiento de areniscas muy finas, blanquecinas, con estratificaciones cruzadas, que me recordaron a la famosa formación Utrillas (aunque la historia es un poco más complicada, como veremos).


Arenas micáceas con algo de arcilla junto a la carretera de Benassal a Culla a la altura de Font d'En Segures. Fijaos en el contacto erosivo entre la capa más blanca de abajo y la superior con estratificación cruzada
Y esto nos da un punto de partida temporal. También lo hacen las calizas con secciones de rudistas que delimitan parte del aparcamiento del hotel. Y un ammonite de buen tamaño que se expone en el mismo. Nuestra ayudante de campo Inés nos lo presenta:


Inés nos presenta un ammonite expuesto en nuestro hotel
Viajemos al pasado con nuestra máquina del tiempo mental. Nos detendremos en final del Cretácico inferior (entre 125 y 100 m.a.). Desde el final del Jurásico el mar de Thetys ha estado en regresión. Sin embargo, en este momento reanuda su avance transgresivo sobre el macizo ibérico. En el Aptiense, sobre los materiales detríticos del Cretácico inferior se desarrollan amplias plataformas someras en las que son comunes los arrecifes de rudistas y los bancos de ostreidos. Se depositan unas calizas conocidas como facies urgonianas que en el sector suribérico constituyen la formación Calizas con rudistas del Caroig (o Caroche). Pero a partir de este momento la situación cambia temporalmente. Durante el Albiense el mar da una tregua y se inicia una regresión en la cual se depositan materiales continentales y costeros. Se trata de las célebres facies Utrillas. La pausa no dura demasiado porque durante el final del Albiense y el Cenomaniense el Thetys vuelve a la carga con la mayor transgresión de la que se tenga constancia en el registro geológico, cubriendo de nuevo gran parte de macizo ibérico. Esta Edad comienza con la formación de nuevas plataformas poco profundas en las que se depositan materiales carbonatados.

Y este es nuestro contexto. Tendremos ocasión de descubrir las pruebas de esta doble transición, una regresión marina seguida de una transgresión. Con el fin de hacer más fácil de seguir nuestro relato no daré cuenta de cada salida individual en el orden en el que se produjeron, sino que iré tomando cosas de aquí y allí para construir un relato cronológico continuo, sin saltos. Sí os diré que recorrimos las siguientes zonas:
  1. Un cerro que domina Benassal y que se encuentra justo junto al hotel y que se conoce como El Bovalar
  2. Un sendero local que permite ascender desde el hotel hasta la ermita de San Cristobal, en lo alto del Moncatil
  3. El paraje natural de El Rivet
  4. Un sendero local que lleva por la ermita de Santa Magdalena hasta el Mas de la Verola de Fabregat
  5. Un recorrido urbano hasta el Castillo de Culla
  6. El paraje conocido como La Mina, entre Culla y Torre d'En Besora
Vista de Benassal desde el Bovalar. En la loma que se encuentra detrás del caserío está el Mas de la Verola. Al fondo la  Muela de Ares del Maestrat. Todo lo que se ve son materiales cretácicos
En el Rivet, además, tuvimos oportunidad de pasear por un bosquecillo de robles valencianos (o quejigos) de gran porte. Algo muy recomendable si árboles como estos no abundan en vuestro entorno...

Imponente ejemplar de quejigo en el Rivet
Una vez visto el contexto podemos presentar un mapa geológico de la zona. He marcado con un óvalo las zonas que recorrimos (algunas quedan fuera del ámbito del mapa) y he señalado con un número las formaciones estudiadas.


Mapa geológico de Benasal. 1: calizas del aptiense superior; 2: arenas del maestrazgo; 3:  calizas del albiense
Fuente: MAGNA50 - IGME Hoja 570 (click para ampliar)
Como hemos adelantado, nuestro viaje comienza en el mar del Aptiense superior. Nosotros encontramos primero estos materiales en el entorno del Mas de la Verola. Se trata de las clásicas secciones de rudistas requiénidos, algunos fósiles de Toucasias, moldes de bivalvos, ostreidos e, incluso, fragmentos de un gasterópodo de gran tamaño, Nerinea Gigantea muy típicos del Cretácico inferior. Cómo veis, fauna propia de ambientes marinos poco profundos (salvo el ammonite, claro). Morfológicamente forman un resalte muy pronunciado sobre el terreno.

Cejo provocado por las calizas con toucasias del Gargasiense (Aptiense superior)

Ejemplar de Toucasia sp. de buen tamaño
Fragmento de Nerinea Gigantea, un gasterópodo de gran tamaño
La joven Inés nos enseña un gasterópodo de buen tamaño
En el paraje de La Mina también encontramos estos materiales gargasienses (Aptiense superior). Biomicritas con toucasias y fragmentos esqueletales de lo que me parecieron algas calcáreas. En esta zona existió una explotación minera a pequeña escala que extrajo minerales de hierro durante un par de décadas en la segunda mitad del siglo XX (hablaremos de ello más adelante).

Sección de toucasia en el paraje La Mina
Biomicrita con lo que me parecieron fragmentos de algas calcáreas
A partir de aquí la cosa se pone interesante. Nos encontramos con una zona de transición entre el mar y tierra firme. Tradicionalmente se ha interpretado la formación Utrillas como depósitos continentales en un sistema aluvial de tipo braided (o entrelazado). Sin embargo, la reinterpretación de las facies Utrillas realizada por Juan Pedro Rodríguez López et al. (2009), publicada en la revista de la Sociedad geológica de España y que podéis descargar de aquí (es altamente recomendable), nos muestra un panorama muy diferente. Al parecer durante el Cretácico inferior existió entre las provincias de Soria, Zaragoza y Teruel un desierto de tipo Erg bien desarrollado que limitaba al Sureste con el mar. Este sistema desértico atravesó dos fases de desarrollo separadas por una transgresión marina y los materiales de la formación Utrillas corresponden con la segunda etapa de expansión del mismo. De forma habitual se asigna a las facies Utrillas el conjunto de litología arenosa que aparece entre los materiales carbonatados del Aptiense (Calizas del Caroche) y los materiales carbonatados del Albiense (Calizas de Aras de Alpuente), tal y como se definen en el sector suribérico. Sin embargo este conjunto dista mucho de ser homogéneo y puede dividirse en subunidades con carácter desde netamente continental (la formación Utrillas original) hasta marino (como la formación Sácaras o las arenas del Maestrazgo). A veces estas unidades se definen con rango de miembros de la formación Utrillas y a veces como formaciones. El caso es que, especialmente en una zona de transición como ésta, encontraremos variedad de facies con cambios laterales rápidos y hemos de estar atentos.

"¿Y a qué viene este rollo?", os preguntaréis. Simplemente es un aviso de que a partir de aquí vamos a poder ver la transición entre un ambiente marino y el desierto que existía a sus orillas. Incluso encontraremos indicios de dunas eólicas retrabajadas durante periodos de transgresión marina, areniscas claramente marinas y otras más claramente continentales.

Volvamos a las inmediaciones del Mas de la Verola. Aquí vemos como la transición es bastante gradual. Las calizas con Toucasias dan paso a una margas y calizas bioclásticas con abundancia de foraminíferos, especialmente orbitolinas, bancos de ostreidos y más toucasias.

Margas arenosas con orbitolinas
Bloque de caliza margosa bioclástica con grandes fragmentos de ostreidos y Toucasias
Estoy seguro de ahora estáis deseando continuar nuestro viaje y ver qué nos ofrecen las arenas del Maestrazgo - arenas de Utrillas, pero como hay mucho que contar y no quiero quedarme a medio lo dejaremos para la siguiente entrega. A modo de aperitivo me despido con una fotografía muy interesante. La litología de la zona propicia la fractura en lajas o bloques de las rocas, que son utilizadas como materiales de construcción, especialmente de muros de mampostería seca en ribazos, cercados para el ganado, etc. Estos muros construidos con rocas locales nos dan mucha información. Aquí tenéis un ejemplo de ribazo integrado por bloques de la arenisca que yace sobre las calizas del Gargasiense. Observad el color rojizo y las frecuentes costras ferruginosas, muy características.

Costras ferruginosas en bloques de las arenas del maestrazgo
Continúa ahora leyendo el tercer artículo de la serie sobre la geología del Maestrat.
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