sábado, 9 de mayo de 2015

La sierra Perenxisa (Valencia): El final del Cretácico

[Las visitas de campo que me suministraron el material para este artículo las llevé a cabo hace bastante tiempo, más de dos años. Posteriormente el lugar fue arrasado por un incendio y no he vuelto. Ciertamente presentará un aspecto muy distinto al mostrado en las fotografías]

[En este artículo presentamos la Fm. Perenxisa en su estratotipo de la sierra homónima. Sin embargo, hace unas semanas estudiamos esta unidad tal y como aflora en Cortes de Pallás. Podéis repasar el artículo aquí.]

Cuando uno se acerca a Valencia desde cualquier dirección (salvo el mar) inevitablemente acaba teniendo una vista de la llanura aluvial del Turia rodeada de montañas de baja altitud que la enmarcan a suficiente distancia como para que, desde la propia ciudad, la percepción sea de una planicie absoluta. A ello contribuye la elevada humedad ambiental, que suele reducir la visibilidad y contribuye de esa manera a crear la ilusión de vivir en una bandeja.

Sin embargo, las montañas están ahí, y cuando uno se dirige hacia ellas surgen de la llanura de forma enérgica, como si reclamasen la atención que se les niega la mayor parte del tiempo.

Además, esas montañas guardan, a pesar de su escasa entidad, una interesante geología. Ya vimos como en la sierra Calderona, al noroeste de la ciudad, podemos encontrar el afloramiento paleozoico más próximo a Valencia, además de estar allí definido el estratotipo de alguna unidad litoestratigráfica (como la Fm. Marines). Y lo mismo ocurre si nos dirigimos en la otra dirección, hacia el suroeste. Allí, flanqueando la autovía A3 y la vía del AVE a Madrid encontramos la sierra Perenxisa. Y resulta que es un gran lugar para observar cómo se produjo en el sector suribérico el final del Cretácico y el inicio de la era Cenozoica, hace más de 65 millones de años. No en vano, también aquí se ha definido una unidad: la Fm. Calizas de la sierra Perenxisa.

Esta sierra se extiende en dirección ONO-ESE (una alineación ibérica, por tanto), con una longitud aproximada de 6 km y una altura máxima de 329 m.s.n.m. en el vértice geodésico allí situado. Está a menos de 18 km del centro de Valencia. Su destacada ubicación ha motivado la existencia de multitud de antenas de comunicaciones en su cima. Está rodeada por campos de cultivo y, especialmente en su cara norte, por urbanizaciones residenciales. El entorno está, pues, totalmente antropizado (y más después del incendio quasi-forestal de abril de 2014). Y quizá una de las acciones que han alterado más su silueta es la enorme cantera situada en la vertiente suroriental, en explotación hasta hace pocos años y que ha dejado una enorme cicatriz aún no restaurada.

Vista aérea de la sierra Perenxisa. Fuente: Bing mapas (click para ampliar).
Geológicamente nos encontramos ante un afloramiento fundamentalmente del Cretácico superior en el que, además, quedó registrado de forma continua el tránsito al Paleógeno en medios continentales. Fijaos en el mapa geológico de la sierra:

Mapa geológico de la sierra Perenxisa. El verde cartografía el Cretácico, los tonos rosados y anaranjados el Cenozoico, el gris el Cuaternario. Fuente: IGME - INFOIGME (click para ampliar).
Para visitarla y estudiar este momento de la historia de la región lo mejor es realizar la travesía de norte a sur aprovechando el sendero PR-CV 162 (podéis consultar el trazado aquí). Este camino rodea la sierra en un itinerario circular pero es posible, también, realizar una ruta lineal atravesando la zona que nos interesa. El camino arranca en la zona conocida como Corral del Manyet (A) y en la zona indicada con la letra B nos desviaremos para alcanzar el vértice geodésico (C). Prestaremos especial atención a la zona de la bifurcación, ya que aquí se encuentra el estratotipo de las Calizas de la sierra Perenxisa. El siguiente mapa muestra ampliada la zona que atravesaremos con geología superpuesta:

Geología de la zona estudiada: 1. Fm. Utiel (Santoniense) 2. Fm. Perenxisa (Campaniense) 3. Maastrichense-Danense. Fijaos en la cantera en la zona inferior derecha de la imagen. Fuente: IGME - INFOIGME (click para ampliar).
Recordemos brevemente como eran las cosas en el Cretácico en esta zona de Iberia. Nos encontramos en un mar poco profundo y cálido que durante millones de años ha cubierto una extensa plataforma carbonatada, yendo y viniendo sobre el continente, depositando calizas y margas. Iberia es una isla esencialmente llana, con escasos relieves. Sin embargo, África se está acercando hacia el norte, hacia Eurasia, atrapando nuestra isla entre estos dos colosos. Las cosas está a punto de cambiar.

Hemos estudiado este periodo en profundidad tal y como puede leerse el relato en las rocas de Cortes de Pallás. En la Muela de Cortes vemos como un ciclo regresivo llega a su fin, desde las facies de plataforma externa de la Fm. Calizas y Margas de Casas de Medina hasta los términos supramareales de la Fm. Margas de Alarcón (véase la serie sobre el Cretácico superior en Cortes de Pallás, aquí y aquí). Mas aún, en las peñas donde se asienta el caserío de Cortes puede verse el inicio de un nuevo pulso transgresivo sobre el continente: se trata de las calizas y brechas de la Sierra de Utiel, que ya visitamos en la serie vestigios de un mar en retirada (III y III). Son fácilmente reconocibles por la abundancia en ciertos niveles de Lacazinas (un foraminífero bentónico). Y este será nuestro punto de partida.

Caliza con Lacazinas. Peñas de Cortes. Amplitud de la vista: 10 cm (click para ampliar).
Nos trasladamos desde Cortes de Pallás hasta la sierra Perenxisa. Hagamos un juego mental: supongamos que alguien nos ha vendado los ojos y nos ha conducido hasta la cima. Una vez allí, junto al vértice geodésico y las antenas (señalizados con una C en el mapa de detalle presentado más arriba), nos destapa los ojos.

Panorámica desde la cumbre de la sierra Perenxisa. En el centro de la imagen, a la derecha, la sierra Calderona. En la línea del horizonte se vislumbra el mar. Desde arriba hay una vista excepcional de la llanura aluvial del Turia y la ciudad de Valencia.
Desde luego, la vista vale la pena. Pero nosotros somos gente curiosa e interesada por las rocas, así que nos damos una vuelta por los alrededores y...un momento, ¿es eso lo que creo? Efectivamente: la cumbre de la sierra está compuesta por calizas micríticas con...¿lo adivináis? Lacazinas.

Caliza micrítica con Lacazinas en la cumbre de la sierra Perenxisa.
Nos encontramos ante la Fm. Calizas de la sierra de Utiel, de edad Santoniense (1 en el mapa del itinerario mostrado más arriba). Estos materiales nos permiten correlacionar la cumbre de la sierra Perenxisa con las Peñas de Cortes de Pallás. Ambos lugares están formados por las mismas rocas a pesar de estar separados por 40 km. A esta formación le he asignado el número 1 en el mapa. Si desde aquí iniciamos el descenso, el sendero es tal que nos transporta en el tiempo hacia el futuro. Las margas no ofrecen un relieve destacable, de modo que cruzamos la franja que constituye la Fm. Perenxisa (de edad Campaniense, 2 en el mapa del itinerario) sin ver nada peculiar. Un poco más adelante, en las inmediaciones del 'mirador de la serra' vemos una caliza con intraclastos muy peculiar. Ya estamos en el punto 3, el Maastrichense (o quizá, incluso el Daniense) y apenas nos hemos dado cuenta.

Para orientarnos. Un extracto de la columna cronoestratigráfica del periodo del que estamos hablando. Fuente: Comisión internacional de estratigrafía, www.stratigraphy.com

No es lo único que nos llama la atención. En las inmediaciones, en el punto 2, también encontramos una caliza con un tipo de aloquímico muy especial: unos cantos de color negro muy característicos.


Caliza con intraclastos en el punto 3: indudablemente, una roca muy atractiva depositada ya en el Maastrichense-Daniense.

Caliza micrítica con cantos negros en las inmediaciones del punto 2. Los conocemos bien de la Fm.Utiel.
Pero no hay que preocuparse. Un giro en el camino nos da una nueva oportunidad. Desde el mirador de la sierra en adelante volvemos a atravesar la Fm. Perenxisa. Y ojo, esta vez estamos en el área de referencia. Los taludes del sendero (una pista forestal en este punto) nos permiten estudiarla con cierto detalle.


Vista hacia el sur desde el mirador de la sierra. Los terrenos que vemos son Cenozoicos
Lo primero que nos llama la atención es el cambio de litología. Pasamos de las calizas grises de grano fino a unas margas arcillosas blancas deleznables. Esta es la Fm. Perenxisa.

Las margas arcillosas de la Fm. Perenxisa a lo largo de la pista forestal que desciende desde las antenas de la sierra, tras pasar el mirador. Esta pista, además, aprovecha una falla que desplaza en dirección aproximada NE-SO esta formación. Nuestro grupo al fondo del camino.

Este cambio en la naturaleza de las rocas se pone de manifiesto en otras cosas. Los terrenos margosos, más propicios a la formación de suelos, albergan (albergaban) una vegetación arbórea, básicamente un bosquecillo de pinos, que no se desarrolla sobre las calizas de la Fm. Utiel ni sobre el Maastrichense-Daniense. Esto es una guía fantástica para seguir sobre el terreno la Fm. Perenxisa.

La Fm. Perenxisa permitía el desarrollo de un bosque de pinos. 
Desde el aire la traza de la formación es muy evidente, como lo es la falla con cierto componente transcurrente que la corta.

Vista aérea de la sierra donde se ve la traza de la Fm. Perenxisa y la falla que la corta y desplaza
Pero bueno. Una vez metidos en harina (y es lo que parece la pegajosa arcilla procedente de las margas) e identificado nuestro objetivo, podemos fijarnos en los detalles. Básicamente, la Fm. Perenxisa consiste en una alternancia de margas y calizas. Éstas últimas aparecen formando tramos con apariencia masiva  o bien como capas decimétricas intercaladas en las margas.
Detalle de un banco calizo sobre una capa de margas
Veamos, a continuación, un par de muestras de mano. Primero las margas y luego las calizas.
Aspecto en muestra de mano de una caliza micrítica que exhibe un bandeado milimétrico

Muestra de mano de las margas
Si nos fijamos con detenimiento, tanto unas como otras nos dan pistas importantes acerca  de los ambientes donde se formaron estas rocas. En particular, si nos fijamos en las margas encontramos los ya conocidos oogonios de charáceas. Digo ya conocidos porque vimos estos vestigios de plantas acuáticas, principalmente de agua dulce, cuando analizamos esta misma formación pero en Cortes de Pallás (podéis repasar el artículo aquí).
Oogonio de charácea a través de la lupa x10
También encontramos moldes de ostrácodos, esos crustáceos dotados de un par de valvas. En cuanto a las calizas, fijaos en este bloque:

Caliza con un peculiar aspecto moteado
Es bien visible el moteado de la caliza en el corte fresco. Si lo miramos con la lupa vemos que se trata de miliólidos, un tipo de foraminíferos que normalmente se interpretan como indicativos de un ambiente estuarino. Como veis, se trata de una auténtica lumaquela de estos organismos:

Caliza con miliólidos
Hasta aquí todo es muy parecido a lo que ya vimos en Cortes. Simplemente para completar nuestra visión, os muestro otro detalle que se añade a esta imagen de continuidad. En las calizas de la Fm. Utiel los fósiles marinos, especialmente bivalvos, son relativamente abundantes en ciertos niveles. Aparecen en una matriz por lo general micrítica. Ved:

Ostreido en el techo de la Fm. Utiel.
En el caso de Cortes, el techo de la Fm. Perenxisa lo constituye una discordancia  erosiva sobre la que aparecen los conglomerados  turolienses. Entre ellos hay una gran cantidad de tiempo (en torno a 50 millones de años) no representado por no deposición y/o erosión. ¿Qué encontramos en la sierra Perenxisa? Pues aquí, aparentemente, encontramos el transito continuo entre el Cretácico y el Paleógeno. Los materiales de la Fm. Perenxisa se depositaron en una enorme área de poca profundidad con una comunicación muy restringida con el mar y el proceso se culmina con las facies lacustres del Maastrichense y el inicio del Terciario. Descendiendo desde el punto B hacia el punto A, en el Corral del Manyet, vemos muy bien todo esto ya que atravesamos el tránsito entre el Cretácico y el Paleógeno. Se trata de unas calizas intraesparitíticas con aloquímicos que van desde oolitos y pisolitos hasta gasterópodos, extremadamente abundantes. También hay calizas micríticas. Empecemos por ver el aspecto de campo de estas rocas. Así se ven en la ladera sur de la sierra:

Materiales lacustres del tránsito Cretácico-Paleógeno en la ladera sur de la sierra Perenxisa.
Echemos un vistazo de cerca. Llama la atención el aspecto noduloso:

Aspecto noduloso característico de las calizas lacustres.
El origen del aspecto noduloso es evidente cuando examinamos otros puntos. Los nódulos son, en realidad, pisolitos. Son indicadores inconfundibles de medios energéticos, probablemente las zonas costeras de un lago, batidas por el oleaje.

Pisolitos en una matriz calcarenítica
Como siempre, nuestro martillo nos permite echar un vistazo a las interioridades de estas rocas. Es evidente la textura intraesparítica y se ven muy bien los abundantes oolitos y pisolitos.

Muestra de mano de la intraesparitas con multitud de secciones de pisolitos y oolitos.
Y, como os dije, también hay multitud de gasterópodos. Aquí podéis ver varios de ellos en secciones de distinta orientación.

Intraesparita con multitud de secciones de grandes gasterópodos.
Ya os he dicho que una de las características más visibles de la sierra es, aparte del alto grado de urbanización, la cicatriz de la cantera de la ladera sur. Esta cantera expone el tránsito Cretácico Paleógeno de forma excepcional. Ya vimos en el artículo sobre la Fm. Perenxisa en Cortes que esta unidad tiene unas condiciones de preservación malas y que sólo excepcionalmente aflora con calidad. Este es el caso aquí. La serie aparece verticalizada de forma espectacular. Naturalmente me acerqué a la cantera y penetré en el recinto, pero el ruido continuo causado por la caída de cantos sueltos desde lo alto me disuadió de pasar mucho rato en el frente de la excavación. Una pena. Y os aseguro que es muy difícil resistirse a un afloramiento semejante. Pero lo primero es la seguridad.

Vista del frente de cantera.
La cantera está actualmente abandonada y de vez en cuando oigo noticias acerca de su posible restauración. Si bien es evidente que la reparación de esta cicatriz es imprescindible, no lo es menos que cualquier intervención debe tener en cuenta el gran valor estratigráfico de la sección expuesta para garantizar su preservación. Ya veremos.

En varios artículos del blog hemos visto ya como al final del Cretácico se producen importantes cambios. Tras la gran transgresión del Cretácico superior el mar empieza a retroceder. Esa retirada es visible a lo largo de la formación Utiel y se completa durante el Cretácico terminal. Como ya sabemos, la Fm. Perenxisa registra la desaparición en Iberia del Thetys, que se va reduciendo en extensión a la vez que África presiona a Europa. Eventualmente tan sólo quedará, a modo de recuerdo, nuestro Mediterráneo. Entre tanto, en la zona se establece una plataforma carbonatada de aguas poco profundas y con una comunicación muy restringida (o inexistente) con el mar abierto. En esa especie de marismas gigantescas es en la que se depositan los materiales que hemos visto en este artículo. A diferencia de en Cortes, aquí vemos como a las facies marinas le suceden las netamente lacustres del Maastrichense-Danense.



Paleogeográfico KT
Posición aproximada de Iberia en el tránsito Mesozoico-Cenozoico. Modificado del sitio web de Colorado Plateau Geosystems, del Prof. Ron Blakey: http://cpgeosystems.com/
Es interesante comparar el afloramiento de Cortes con el de la sierra Perenxisa. Ello nos permite hacernos una idea de la diferente evolución del paisaje en lugares que están separados por apenas 40 km en línea recta. Y no lo es menos si la comparación se hace con el tránsito en facies íntegramente marinas en la sección de Agost, donde está registrado el impacto meteórico del final del Cretácico.

Con esto finaliza nuestra visita a este lugar tan interesante como, me temo, desconocido.




Esta publicación participa en el XII Carnaval de Geología alojado por El neutrino

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