martes, 6 de diciembre de 2016

Nuevo corrimiento de tierras en Cortes de Pallás: “el continuose del empezose”

El viejo código de honor de los caballeros castellanos tenía, como uno de sus pilares básicos, la siguiente expresión: ‘mantenella y no enmendalla’, que básicamente indicaba que, incluso si uno estaba obviamente equivocado, no debía rectificar jamás. Se entendía que admitir un error era equivalente a una deshonra, y por tanto no se debía reconocer jamás esta situación sin importar las consecuencias que pudiera traer para uno mismo (o terceras partes). Pues bien, esta parece ser la situación en el caso de la ladera inestable de Cortes de Pallás, que tanto nos preocupó en el pasado año y sobre la que escribí un par de artículos: el primero analizando las causas de lo ocurrido y el segundo poniendo de manifiesto la decidida voluntad de desinformar de algunos ‘expertos’.

Pues bien, de  nuevo tenemos que volver a hablar de un corrimiento de tierras en Cortes de Pallás. Ayer, tras unos días de lluvias, la ladera se vino abajo en exactamente el mismo punto ya afectado por el deslizamiento anterior, si bien, en esta ocasión, en una sección situada a una cota superior.

Cortes 2

En la imagen anterior tenemos pistas suficientes para analizar lo ocurrido. Lo que vemos es un deslizamiento circular de libro que ha ocurrido íntegramente dentro de la formación Margas de Chera. Evidentemente, tras las lluvias de los últimos días las margas se han saturado de agua, perdiendo su cohesión y no pudiendo sostener la elevada pendiente en que quedaron tras la intervención de estabilización realizada por Iberdrola y la Diputación. Añadamos algunos comentarios sobre la imagen:

Cortes 2 com

En las fotografías que corren por las redes sociales es posible ver el color verdoso, propio de las Margas de Chera, de los materiales que han caído sobre la carretera, enterrando por completo el vial del PENVA de Otonel y en menor medida la CV-428, único acceso decente a Cortes.

Cortes 3

Este deslizamiento no se ha producido, por tanto, en las mismas formaciones geológicas del primer caso. En aquel entonces, la rotura se produjo, aparentemente, en el miembro margoso intermedio de la formación Alpuente, afectando casi exclusivamente a las calizas del miembro superior. Pero eso no quiere decir que ambos hechos no tengan ninguna relación. Como ya comentamos, el cañón del Júcar es una zona que de forma natural está expuesta a este tipo de riesgos geológicos de forma natural, debido principalmente a la heterogeneidad de las rocas de las laderas y a la acción del propio río Júcar. Estos procesos se dan de forma natural pero, en el caso de Cortes, pueden ser acelerados por la acción humana, básicamente por el empecinamiento en acumular infraestructuras en una ladera que ya de por sí tiene problemas por su evolución geológica.

Aparentemente lo que ha ocurrido es la manifestación de la propagación de la inestabilidad ladera arriba: la ladera está buscando su perfil de equilibrio y se va ajustando por sí misma. El derrumbe de 2015 (y quizá las obras realizadas) agravaron la situación de las margas de Chera, que han respondido mediante esta rotura. A su vez, eso trasladará el desequilibrio a la formación inmediatamente superior, las Dolomías de Alatoz. Tengo la impresión de que estas últimas, al ser una unidad más competente, tardarán más en reaccionar de lo que ha ocurrido con las margas, pero nunca se sabe.

Cortes 4

Siempre he mantenido que no debería haberse realizado una intervención sin conocer de forma clara las causas primeras (que no son las lluvias, igual que las neumonías no las provoca el frío sino una bacteria). En el cañón del Júcar hay fuerzas en acción de una magnitud inimaginable y, del mismo modo que la actuación humana que olvida este hecho puede acelerar estos procesos, no puede pretenderse corregir la situación ignorando la dinámica geológica a largo plazo de la zona. La ingeniería no puede ir en contra de los principios de la física, del  mismo modo que la geotecnia no puede despreciar los principios de la geología. Los métodos de cálculo actuales y la capacidad tecnológica pueden hacernos confundir nuestros modelos con la realidad, con resultados desastrosos. A pesar de ello, hoy leo en Las Provincias lo siguiente:

Algunas mallas metálicas destinadas a proteger la carretera quedaron destrozadas por el peso de los pedruscos y la estructura de seguridad no impidió que las rocas acabaran otra vez en medio de la carretera con evidente riesgo, lo que vuelve a poner de manifiesto la inestabilidad de la montaña de Cortes. Pero la lectura de la Diputación, responsable de las obras junto con Iberdrola, fue diferente: «La actuación ha permitido controlar el movimiento de los grandes bloques y evitar desprendimientos de consideración con las lluvias».
Los técnicos constataron que la carretera no está dañada y la Diputación mantiene que el sistema de protección de las grandes rocas «ha funcionado como estaba previsto». El desplome de ayer, restaron importancia, «es uno más de los que suelen acontecer en episodios de fuertes lluvias».

¿En serio? ¿El sistema ha funcionado como estaba previsto? 15 m del vial del PENVA que une Cortes con Otonel están enterrados: un gran éxito del sistema. “La actuación ha permitido controlar el movimiento de los grandes bloques”: los únicos grandes bloques que han caído son los de la escollera colocada en el pie del talud de la CV-428, ya que el deslizamiento ha afectado exclusivamente a las margas de Chera, de donde no proceden “grandes bloques”. “El desplome de ayer es uno más de los que suelen acontecer en episodios de fuertes lluvias”. Claro, ha sido pura casualidad que en decenas de kilómetros de cañón del Júcar pase justo en la vertical del lugar donde se llevó a cabo la “estabilización” ([Modo ironía: ON].

MANTENELLA Y NO ENMENDALLA

Mala estabilización es la que no prevé los efectos de las propias obras en la misma ladera en la que se está interviniendo. Y es que es muy difícil una solución en un sistema con las restricciones geométricas impuestas por las infraestructuras existentes. En mi opinión, no es posible resolver esto hasta que se realice un análisis serio de las causas del primer deslizamiento: ¿Cuál fue el mecanismo? ¿En qué punto se produjo la rotura del terreno? ¿Cuales fueron los factores intervinientes? En caso de existir, ¿por qué no se ha hecho público tal informe? ¿Es verosímil que no se haya realizado este análisis teniendo en cuenta la importancia de las infraestructuras hidráulicas que pueden verse afectadas? Si no existe, ¿con qué criterio se ha realizado la intervención? ¿Se trata de aspirinas para la fiebre? ¿un nuevo caso de wishful thinking? ¿Es posible una actitud tan absolutamente acrítica ante la tozudez de los hechos? ¿Será necesario que ocurra una desgracia para que de verdad alguien se plantee de forma seria resolver el problema de los accesos a Cortes de Pallás? Dada la lentitud de los procesos geológicos, ¿están esperando los responsables a que cuando ocurra otro incidente de gravedad ya no estén en condiciones de que nadie les exija responsabilidades? ¿Demasiadas preguntas?

Como ya indiqué, el aprovechamiento de Cortes-La Muela junto con la central nuclear de Cofrentes constituyen un polo esencial para el sistema eléctrico nacional y por tanto la resolución del problema debe ser abordado por el Estado, la única Administración con la capacidad de acometer a corto plazo la ejecución de un nuevo acceso a Cortes en condiciones de seguridad: un nuevo puente sobre el Júcar.

Entre tanto, confiemos en que la suerte siga a nuestro lado y, como hasta ahora, no se produzcan heridos. Estoy seguro de que los responsables de las infraestructuras también se aferran a esta esperanza.

Nota: las fotografías no son mías, sino que me han llegado por un mecanismo tan habitual hoy en día como es whatsapp. Por tanto, no conozco al autor. Si alguien reconoce una fotografía como propia, que me lo haga saber y con gusto indicaré la autoría.

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