jueves, 29 de septiembre de 2011

Vestigios de un mar en retirada (parte III)


Hola amigos, con esta entrega finaliza la serie que hemos dedicado a estudiar la regresión marina a finales del Cretácico y las pruebas que han quedado de este evento en las rocas de Cortes de Pallás. Antes de seguir es conveniente que repaséis los anteriores artículos de la serie:

Lee aquí la primera parte de la serie sobre el final del Cretácico en Cortes de Pallás.
Lee aquí la primera parte de la serie sobre el final del Cretácico en Cortes de Pallás.

Si recordáis, en la anterior entrega pudimos ver como las rocas que encontrábamos correspondían a ambientes cada vez más someros: desde las calizas micríticas de la base pasando por los niveles de brechas retrabajadas por tormentas y corrientes, las calizas con bioclastos procedentes de los animales del arrecife hasta el propio arrecife, que se encontraba muy cerca de la superficie pero por debajo del nivel de la marea baja, permanentemente sumergido. Si os fijáis, esta sucesión vertical depositada en un mismo punto conforme avanza el tiempo se corresponde con la que se encuentra en un mismo momento si avanzamos desde el mar hacia la costa (de forma simplificada). Se trata de una ley fundamental de la estratigrafía y se conoce como Ley de Walther o principio de correlación de facies (iba a poner un enlace a la Wikipedia pero está explicado de forma tal que nadie que no lo sepa ya puede entenderlo).

Pues bien, continuemos desde donde lo dejamos. Estamos en el arrecife y seguimos subiendo. A partir de aquí las cosas se aceleran un poco, como podréis ver.


El arrecife. Destaca por su color oscuro y formas redondeadas.
Observad como a partir de este punto la pendiente del terreno se suaviza

Lo primero que encontramos a continuación es un nivel lumaquélico (es decir, con multitud de fragmentos de conchas). Estas conchas han sido acumuladas por acción del oleaje, y por tanto son indicativas de un nivel mayor de energía (por ejemplo, las olas rompiendo). Todos podemos recordar como en las playas, en la zona donde rompen las olas, justo cuando estamos mojándonos los pies, suele haber sobre el fondo acumulaciones de conchas, guijarros, etc.





Nivel lumaquélico (afloramiento de Cortes)
 
Muestra de mano correspondiente a la lumaquela (afloramiento de Cortes)

En este punto el terreno cambia significativamente. Hasta aquí los estratos están muy bien definidos y dada su resistencia a la erosión dan lugar a un relieve bastante abrupto. Sin embargo, a partir de aquí la pendiente se hace más tendida ya que las rocas son más fácilmente erosionables, Recordad el croquis:

Croquis de la sección estudiada. Elaboración: Ignacio Meléndez.

Continuamos la ascensión y encontramos detalles que nos indican claramente un cambio en las condiciones sedimentarias. En primer lugar un nivel de carniolas. Las carniolas son rocas indicativas de ambientes evaporíticos. La evaporación del agua marina hace que se produzcan concentraciones de minerales como la sal común (halita) yesos, etc. Posteriormente, al disolverse de nuevo estos minerales, dejan unos huecos en la matriz carbonática que son muy llamativos.

Carniolas. Afloramiento de Cortes
Quizá en esta fotografía no se aprecie bien lo que digo, pero en esta otra, tomada de un corte de un barranco próximo, se ve perfectamente:

Carniolas. Observad los huecos dejados por la disolución
 de los minerales evaporíticos. Afloramiento de Cortes

Estas rocas probablemente se formaron en zonas costeras donde se establecían áreas cerradas o con poca comunicación con el mar en las cuales el agua quedaba retenida y la evaporación superaba a los aportes desde la costa.
Seguimos avanzando y encontramos nuevos indicios. Por ejemplo, laminaciones de algas. Están producidas por la precipitación de carbonato sobre tapices de algas en la zona entre mareas (alta y baja).

Laminaciones de algas. Como véis, son evidentes en la superficie alterada
a causa de las diferencias de resistencia entre láminas. Afloramiento de Ruhaya

Podemos encontrar una sección de estas laminaciones en la carretera que sube desde Cortes de Pallás a La Muela, al pasar el cementerio. En una cuneta podemos ver lo siguiente:
Repetición cíclica de niveles con laminaciones de
 algas. Carretera de Cortes a La Muela
Este corte es esencialmente idéntico al que se encuentra en la Rambla del Tambuc, donde existe un yacimiento de icnitas de dinosaurio precisamente en estos niveles. Para recordarlo podéis repasar la entrada que hice en su momento. Quién sabe, quizá buscando en los lugares adecuados tengamos suerte y encontremos huellas también en Cortes...

Pero sigamos adelante. Otros indicios que nos indican que estamos en una llanura mareal que quedaba expuesta al aire en el periodo entre mareas es la aparición de estructuras de tipo 'tepee'. Cuando el sedimento carbonatado queda expuesto a la atmósfera y el sol se reseca precipitan cementos que, a fuerza de repetirse en ciclos diarios, hacen que se cree una corteza sobre el terreno que se expande y agrieta. Puesto que la corteza trata de extenderse sobre una superficie mayor de la disponible se levanta, formando unos picos como de tiendas de campaña, de donde procede su nombre. Aquí algún ejemplo:
Estructura tipo tepee. Observad las grietas y el pico
levantado central. Afloramiento de Cortes
Como ya os dije, la granulometría de los materiales va aumentando conforme nos aproximamos a la costa, indicando ambientes de mayor energía. Pasamos de mudstones y wackstones (rocas carbonatadas con granos del tamaño de la arcilla, muy finos) a grainstones y packstones. Esto nos indica un nivel creciente de energía. En la zona de la llanura mareal, donde también existen áreas en las que no hay agitación, vuelve a encontrarse algún nivel con mudstone (no tengo ninguna foto). Esta terminología puede resultar un poco liosa, pero si alguien tiene interés puede encontrarla aquí: se denomina clasificación de Dunham.

En algún punto incluso se encuentran niveles de cantos redondeados acumulados por la acción del oleaje y corrientes y posteriormente cementados formando un pavimento:

Pavimento de guijarros cementados
Ya podéis ver a estas alturas que hemos abanadonado el medio netamente marino y estamos en la zona de transición entre el mar y tierra firme. Ahora vamos a ver una evidencia definitiva de exposición a un medio subaéreo. Se trata de un bloque con grietas de desecación producidas al quedar expuesto al sol el sedimento. Se explica por sí mismo:

Grietas de desecación en el sedimento. La prueba definitiva
de la exposición a un medio subaéreo. Afloramiento de Cortes
¿Y después de esto, qué? Pues encontramos materiales netamente continentales, conglomerados y areniscas. Supongo que serán terciarias y probablemente muy posteriores a la retirada del mar, cuando los terrenos quedaron elevados y expuestos a la erosión y sedimentación continental. Parecen depósitos fluviales de una antigua corriente que excavó un pequeño barranco en los materiales cretácicos. Los estratos presentan el mismo buzamiento que las calizas infrayacentes, lo que nos indica que son previos a la aparición de la falla y hundimiento del bloque que constituye el macizo de Zarooza. Este afloramiento se encuentra en la parada 3 del itinerario, que os pongo aquí como recordatorio:

Recorrido en el afloramiento de Cortes. Entre las paradas 2 y 3 se
encuentran los depósitos conglomeráticos y arenosos

Barra conglomerática sobre arenisca. Obsérvese que en el estrato conglomerático
 los clastos presentan una grosera alineación de arriba a la izquierda hacia abajo a la derecha 

Aquí acaba nuestro recorrido en el espacio y el tiempo, una vez desaparecido el mar que en un tiempo cubrió este territorio. Como ya os dije, yo os he presentado las pruebas como algo acabado dentro de su contexto. En la realidad lleva muchas visitas al campo y horas de reflexión encajar las piezas, pero ahí es donde está la diversión ¿no es cierto? A modo de resumen, aquí tenemos el croquis que nos sirvió de orientación completado con la litología.

Croquis de la sección con la columna cronoestratigráfica básica con indicación de las facies predominantes en cada nivel. Elaboración: Ignacio Meléndez.

Antes de despedirme quisiera enseñaros algunas fotos del 'making of', ya que uno no va siempre mirando al suelo...


Avispero. ¡Más peligroso imposible!

Ejemplar de cabra hispánica en las inmediaciones de la parada 1

Como habéis podido comprobar las 'piedras' no son todas iguales y son capaces de contarnos historias de tiempos y paisajes desaparecidos hace mucho, mucho tiempo. Espero que os haya gustado y os ayude a apreciar esta desconocida ciencia que es la Geología (y, a los que sois de Cortes, vuestro pueblo).

Repasa los anteriores artículos de la serie:




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martes, 27 de septiembre de 2011

Vestigios de un mar en retirada (parte II)

Volvemos a la carga con  la segunda entrega de la serie 'Vestigios de un mar en retirada', donde vamos a presentar las evidencias existentes en las Peñas de Cortes de Pallás acerca de la retirada del mar cretácico a finales de este periodo. Recomiendo que antes de continuar se repase la primera parte sobre el final del Cretácico en Cortes.

En el proceso normal uno va recorriendo el campo, analizando los indicios que encuentra y formulando hipótesis. Estas hipótesis se van confrontando con los indicios anteriores y con los nuevos hallazgos y, de esa forma, puede acabar por dibujarse una idea mental acerca del proceso y el entorno ambiental en el que se depositaron los materiales. Sin embargo, creo que en este caso es más operativo hacerlo al revés, ya que sino os liaré y el resultado será peor. En cualquier caso, ya sabéis que siempre podemos ir al campo y proceder según el método detectivesco normal, que es muy entrenido cuando se llega a resultados positivos, como en este caso.

Por tanto, presentaré primero el resultado y luego los indicios que hallé sobre el terreno, de forma que veáis como van encajando las piezas en el puzzle.

Viajemos en el tiempo unos 80 millones de años hacia el pasado. En aquel momento Iberia se encontraba al final de la mayor transgresión marina de las que se tiene registro. Las aguas habían avanzado sobre el continente y se habían desarrollado extensas plataforma continentales de poca profundidad, en un mar cálido y somero. Al final del Santoniense el mar comenzó su retirada: lenta, progresiva pero inexorablemente. Y las Peñas de Cortes son una fotografía de aquel momento. Cuando las recorremos desde el pueblo y vamos subiendo observamos los ambientes sucesivos que existieron en el mismo punto. Puesto que se trata de un contexto regresivo, encontramos primero materiales propios de zonas de mayor profundidad y por encima de ellos otros de aguas menos profundas hasta que, finalmente, aparecen materiales propios de zonas emergidas.


Reconstrucción paleogeográfica de la Tierra en el Cretácico Superior.
El dedo señala la futura posición de Cortes de Pallás

En concreto, el contexto es el de una rampa carbonatada: es decir, un fondo marino que tiende con poca pendiente hacia mar adentro en el cual la sedimentación es, principalmente, controlada por la deposición de carbonato cálcico en sus diversas manifestaciones y hay pocos aportes detríticos (arena, arcilla, grava) desde el continente (perdonad la terminología, pero la podéis buscar fácilmente en internet y de paso os resultará más familiar al en futuro).

Y, sin más, una vez situados en el pasado comencemos a viajar hacia el futuro desde nuestro punto de partida  para ver como el mar se va retirando. Si bien el recorrido que sirve de hilo es el que ya mostré en la primera entrada de la serie,  voy a utilizar como complemento imágenes tomadas en un afloramiento de los mismos materiales que encontré más tarde y que se encuentra a un kilómetro de distancia aproximadamente. Allí es posible realizar un recorrido análogo al original, que he denominado de Ruhaya por distinguirlo de el de Cortes. Voy poniendo las que mejor calidad tienen y advertiré de esta circunstancia en cada fotografía.


Situación de los afloramientos estudiados

En los niveles más bajos encontramos calizas micríticas (de grano muy fino) que evidencian ambientes de poca energía, posiblemente de rampa externa. Los niveles micríticos (mudstone y wackstone) presentan abundantes muestras de bioturbación, si bien suele tratarse de pistas de reptación, tanto en superficie como perforaciones verticales. Algunas de ellas se bifurcan y otras presentan rellenos que en apariencia son contemporáneos y pueden indicar que se trata de icnitas de alimentación ya que el relleno presenta una granulometría distinta a la matriz (está seleccionado). A continuación va una batería de fotografías ilustrativas de lo que estamos hablando.

Caliza micrítica con lacacinas. Cortes de Pallás

Inés señala una galería en un bloque de un muro
 de mampostería. Obsérvese el relleno. Ruhaya


Pista de reptación de un molusco bivalvo con marca de reposo
 en el centro. Afloramiento de Ruhaya
Fijaos en particular en la última imagen. Se trata de un rastro dejado por un molusco bivalvo (una almeja) correspondiente al icnogénero protovirgularia. El animal se desplazaba por el fondo y en un momento dado se detuvo, dejando un molde de su cuerpo en el sedimento (centro de la imagen) correspondiente al icnogénero Lockeia. Posteriormente continuó la marcha.

Al continuar subiendo llama nuestra atención un nivel brechificado que parece sugerir un depósito de materiales arrastrado desde la costa (donde el carbonato del sedimento de endurece al quedar expuesto a la atmósfera). Esta costra es rota por sucesos como tormentas y arrastrada mar adentro, donde estos cantos se depositan y quedan embebidos en la matriz carbonática, adquiriendo el aspecto de un 'terrazo'. Observad lo anguloso de los clastos.

Brecha formada por depósito de materiales arrastrados desde la costa
Cortes de Pallás
En algunos puntos también aparecen restos esqueletales procedentes, quizá de bioconstrucciones. El proceso es parecido al descrito anteriormente sólo que, en este caso, la fuente de los materiales es alguna construcción biogénica, como un arrecife.


Fragmentos esqueléticos incluidos en la matriz carbonática
Cortes de Pallás

Y, de repente, encontramos una estructura que despierta enormemente nuestra curiosidad ya que destaca en el relieve tanto por su color oscuro como por forma redondeada.

Arrecife de rudistas cónicos. Afloramiento de Cortes
Al analizarlo en detalle encontramos al propietario de la concha que tanto llamó mi atención y motivó esta serie de salidas de campo: se trata de un arrecife de rudistas cónicos, radiolítidos, algunos en posición de vida (vertical) y otros inclinados. Estos animales eran grandes formadores de arrecifes en el Cretácico aunque se extinguieron al final de este periodo, al igual que otros grupos como, por ejemplo, los ammonites. Son moluscos bivalvos muy originales, con una valva inferior cónica que se fija al sustrato y una superior en forma de tapa. Su concha posee (en parte) una estructura de celdillas poligonales, que es la que se puede apreciar en esta fotografía:

Estructura de celdillas de la concha de un radiolítido.
Afloramiento de Cortes de Pallás
La acumulación de rudistas vivos, fragmentos de rudistas muertos y otros organismos incrustantes formaban el arrecife. Como ejemplo de estos últimos una fotografía de un briozoo:

Briozoo incrustante a través de la lupa x10. Afloramiento de Ruhaya
El arrecife nos indica que estamos aproximándonos a zonas de menor profundidad, batidas por el oleaje en momentos de tormentas, pero que estaban continuamente sumergidas, por debajo del nivel de la marea baja. Aquí van algunas fotos del arrecife donde se aprecian las secciones de los rudistas (aparecen como círculos u óvalos)

Secciones de rudistas cónicos. Ejemplares procedentes de Ruhaya
Otra sección. Ejemplar procedente de Ruhaya
Este arrecife ocupa la misma posición estratigráfica y puede seguirse lateralmente del orden de cientos de metros. En mi opinión se trata de un arrecife de tipo 'patch', no asociado a un talud recifal ni nada parecido.

Imagen del arrecife en el afloramiento de Ruhaya
Como véis, la profundidad del mar ha ido descendiendo conforme ascendemos la montaña. En la próxima (y creo que última entrega) encontraremos los indicios de emersión y exposición aérea.

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viernes, 16 de septiembre de 2011

Vestigios de un mar en retirada (parte I)

Esta entrada me ha llevado mucho tiempo. Resume el resultado de muchas salidas al campo realizadas este verano en Cortes de Pallás y como tenía mucha información he tenido que forzar al máximo mi capacidad de síntesis para no hacerlo excesivamente prolijo y a la vez no dejarme nada que pudiera ser importante. Finalmente he optado por dividirlo en varias partes para hacerlo más fácilmente digerible.

En esta primera parte introduciré el contenido de la serie y en próximas entregas entraremos en faena. Ya os digo que el objetivo es mostrar las evidencias que nos permiten ver cómo el mar se retiró lentamente al final del Cretácico, poniendo fin a una invasión del continente por las aguas que duró millones de años. Bueno, al grano:

He pasado una buena parte de mi niñez jugando en la montaña sobre la que se asienta Cortes de Pallás. En esa época en la que no tienes calor, ni frío ni hambre si no te lo dice tu madre. Entonces me abrían la puerta por la mañana y salíamos a jugar con total libertad para movernos a nuestras anchas. No importaba la temperatura de agosto a mediodía. Nosotros subíamos por aquellas cuestas y jugábamos a construirnos refugios con rocas, a deslizarnos por la cara superior de un estrato calizo inclinado ('La resbalosa') y a otras actividades que helarían la sangre de un padre actual. La primera lección acerca de como acercarme a una roca me la dio mi padre: 'nunca cojas una piedra metiendo la mano debajo: no sabes qué puede haber'. Lo que podía haber pasaba desde insectos de aspecto terrorífico hasta alacranes (escorpiones) de los cuales entonces se veían muchos y ahora ninguno, no sé por qué. Por cierto, que años después yo mismo transmito esa primera lección de geología de campo a mi hija Inés...



Vista de Cortes de Pallás y Las Peñas con indicación
 del itinerario que analizaremos
El caso es que esa montaña, conocida en Cortes como 'Las Peñas' y geográficamente por el topónimo de 'Pico de Zarooza', esconde pistas que nos permiten recostruir parte de su pasado. Sólo hace falta comprender su lenguaje y prestar atención.

Y esta historia es la de un mar antiguo y de cómo inició lentamente su retirada a finales del Cretácico.

La hoja de Jalance del Mapa Geológico Nacional nos dice que este macizo está formado por materiales calizos de edad cretácico superior. Las lacacinas (un tipo de foraminífero, protozoo dotado de concha) permite asignarle edad Santoniense (aprox. hace 80 millones de años). Estructuralmente se trata de un bloque fallado y descolgado respecto a su posición original en lo alto de La Muela de Cortes, como tantos otros de los que flanquean el cañón del Júcar (una fosa tectónica espectacular que marca toda la zona. Podéis verlo en la fotografía de la cabecera del blog)



Detalle de una lacacina a través de mi lupa x10
Como muchas cosas, la motivación para recorrer Las Peñas con otros ojos surgió por casualidad. Yo ya había encontrado algunas muestras de mano con lacacinas en el camino que baja a la piscina desde el pueblo, al pie de la Era de Piera. Una vez se sabe qué buscar se encuentran con relativa facilidad. Pues bien, este verano, mientras subía o bajaba a la piscina con Inés, me llamó la atención un bloque de roca blanca con abundantes ejemplares de lacacinas. Alguién lo había colocado como elemento delimitador del camino hace un par de años, cuando lo acondicionaron. Al observarlo con detenimiento detecté un pequeño fragmento con una delicada estructura geométrica que llamó poderosamente mi atención. Al día siguiente, ya provisto con mi lupa de 10 aumentos, pude confirmar que se trataba de un resto de material esquelético constituido por multitud de celdillas poligonales. Y pensé: 'Habrá más de donde vino éste. Hay que echar un vistazo'. Y de esa forma comenzó la serie de salidas de campo cuyo resultado os presento hoy.



Fragmento esqueletal mostrando la estructura de celdillas poligonales

En la primera fotografía podéis ver el recorrido aproximado que realicé en estas salidas. El punto de partida está en el arranque del camino que baja a la piscina, junto a la era de Piera. El final está en las inmediaciones del camino que lleva al cementerio y, más allá, al helipuerto.

Si continuamos ascendiendo hasta la cima del macizo podremos disfrutar de estas espectaculares vistas. Y miradlas bien, porque ya no son así. La semana pasada la criminal imprudencia de algunos vecinos de Cortes provocó un incendio forestal en la zona que arrasó 100 ha, por lo que pasarán muchos años hasta que la zona se recupere y vuelva a tener este aspecto.



Vista desde lo alto del macizo de Zarooza. Cañón del Júcar a su paso por Cortes de Pallás
Antes de acabar os voy a presentar un croquis en sección que nos ayudará a interpretar los resultados (este croquis ha sido amablemente realizado por Ignacio Meléndez y sustituye a mi anterior dibujo a mano alzada: ¡gracias!) En la zona que recorrí el macizo presenta dos litologías bien diferentes. En la base encontramos materiales calizos de gran dureza, lo que origina el relieve escalonado tan característico de Las Peñas. Estos materiales resisten bien la erosión y forman cortes pronunciados. En la zona superior, por contra, aparecen materiales con un mayor contenido detrítico, más deleznables, y por tanto se erosionan con facilidad dando lugar a pendientes suaves y relieves más tendidos.

Croquis del perfil trasversal del recorrido realizado.
Comparar con la fotografía de Las Peñas.
Dibujo realizado por Ignacio Meléndez, cuyas habilidades gráficas exceden en varios órdenes de magnitud a las mías.

La vegetación también nos muestra ese contraste, ya que en las laderas de la base no se forman suelos y los arbustos crecen enraizándose en grietas y fracturas de la roca, mientras que en la parte superior sí se desarrollan suelos y las plantas encuentran un ambiente más favorable, observándose la presencia de pinos. De esta forma, cuando ascendemos por la ladera, al principio vamos atravesando toda una sucesión de estratos superpuestos. Sin embargo, al llegar a la zona superior, los estratos tienen la misma inclinación (aproximadamente) que la ladera, por lo que en la zona final del recorrido recorremos, en cierto modo, la cara superior del mismo estrato.

Y bueno, armados con todo esto ya estamos preparados para comenzar nuestro viaje en el espacio y el tiempo. Pero eso será en la próxima entrega, que por hoy ya está bien.



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lunes, 12 de septiembre de 2011

Raindrops keep falling...?

Esta semana vamos a hacer una nueva incursión en el apasionante mundo de la Geología urbana. Ya sabéis, esa que no requiere pegarse panzadas de caminar, subir laderas empinadas ni exponerse al sol en las altas temperaturas del verano ni pasar frío en invierno en lo alto de una montaña.

La Geología guarda sorpresas como esta pequeña joyita que encontré el pasado domingo mientras nos dirigíamos a la Feria de Albacete. Como mi hermana Sandra me estaba metiendo mucha prisa no tuve tiempo de dedicarle más que un vistazo superficial y hacer las fotos que os presento a continuación. Se trata de una fachada recubierta de placas de una arenisca muy fina, de un tamaño aproximado de unos 20 cm (disculpad la ausencia de escala, salvo mi dedo en la primera de ellas).

Impresiones en relieve positivo

Como véis, en algunas de ellas se aprecian unos huecos de forma aproximadamente circular, mientras que en otras lo que se ve es un conjunto de pequeños salientes con forma de 'colinas redondeadas'.

Impresiones directas. El tamaño de la placa es de unos 20 cm

Existen dos alternativas principales para interpretar esta estructura sedimentaria: o se trata de impresiones de gotas de lluvia o de marcas dejadas por burbujas de gas que escapan del interior del sedimento y explotan al alcanzar la superficie. Tradicionalmente se han interpretado como gotas de lluvia, aunque ya desde el principio (el mismo Lyell realizó experimentos al respecto) se advirtió de la segunda posibilidad.

Y otra más...El tamaño aproximado es el mismo que en las otras imágenes

Tras el brevísimo análisis que pude realizar, en este caso me inclino por la primera posibilidad: gotas de lluvia (si bien no es concluyente y agradeceré la opinión de quién tenga más elementos de juicio). Si observáis con detenimiento las fotografías apreciaréis distintos detalles: algunas impresiones se solapan, otras poseen un anillo perimetral, en algunas de las de mayor tamaño se aprecia un relleno de material más fino arrastrado al fondo del cráter. Observad también que, en general, los huecos y los salientes no coinciden en la misma pieza. El tamaño máximo de las marcas es de unos 15 mm.

¿Porqué algunas aparecen como huecos y otras como colinitas? La explicación es sencilla: los cráteres se producen en la cara superior del sedimento (la superficie expuesta). Cuando una colada posterior de sedimento recubre la superficie con cráteres rellena éstos, de forma que se obtiene un molde en positivo (las colinas) Cuando en la cantera separan las lascas de arenisca una cara tiene el hueco y la opuesta el saliente.

Es bastante raro que las marcas de las gotas de lluvia pasen al registro geológico: para empezar la textura del sedimento debe ser la adecuada: muy duro y no quedará marca, muy blando y el material fluirá y rellenará el cráter. Además, sólo las gotas del final del evento se preservan, ya que las anteriores quedan borradas y además se requiere que el sedimento esté saturado de humedad. Por tanto, estas rocas nos ofrecen una rara fotografía de una tormenta pasada, si bien no podemos ubicarla en el tiempo y espacio porque las encontramos fuera de su contexto.

Finalmente la ubicación: esta vivienda está situada en Albacete, en el cruce de las calles Espoz y Mina y Hermanos Villar.
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martes, 6 de septiembre de 2011

Hoy presentamos...¡la bioturbación!

¡Basta, basta! Controlad vuestra imaginación y abandonad esos juegos de palabras fáciles...Quiero presentaros algo muy interesante, una de esas cosas que provocan asombro cuando se descubren y que, al menos a mí me lo parece, hacen de la Geología algo maravilloso.

La bioturbación no es, ni más ni menos, que la alteración de un sedimento por la acción de los seres vivos que viven en él, se desplazan sobre él, se alimentan de él o en él...Puede parecer algo confuso, de entrada, pero no lo es tanto si pensamos que una huella dejada en el barro es un ejemplo muy sencillo de bioturbación.

A cada uno de los rastros que quedan convertidos en piedra y preservados para el futuro se le conoce como icnofósil o icnita, para abreviar. Lo mismo una huella de dinosaurio (ver el comentario sobre el yacimiento de icnitas de El Tambuc) que el túnel excavado por un cangrejo en la arena de la costa. Ya es bastante asombroso que estos rastros puedan pasar al registro fósil, pero aún lo es más que podamos encontrarlos e interpretarlos. Y es que nos dan mucha información. En efecto, con mucha frecuencia es más fácil encontrar icnofósiles en una roca que fósiles corporales. Y además, los fósiles corporales pueden resultar engañosos, ya que el lugar donde reposa una concha, por ejemplo, no tiene por qué coincidir con el lugar donde vivió su poseedor. Puede ser (y es) desplazada por el oleaje y corrientes hasta su lugar de reposo. Por contra, la actividad de los seres vivos está fuertemente condicionada por las condiciones del medio físico en el que viven, de forma que las icnitas y sus asociaciones presentan una relación bastante directa con el entorno.

De esta forma, los icnofósiles son un elemento de primer orden a la hora de interpretar un ambiente sedimentario.

Foto 1. Vista general del afloramiento de Requena que vamos
 a estudiar. A la derecha Sammy

Un sedimento puede estar más o menos alterado por la acción de los seres vivos. En ocasiones es posible distinguir las galerias, pistas o rastros, etc. individualmente, pero a veces el grado de bioturbación es tan elevado que ello no es posible. Las rocas con una elevada alteración tienen un aspecto característico, que es lo que os quiero presentar hoy.

El pasado agosto estuve escalando en Requena, en la provincia de Valencia. La roca sobre la que se disponen las vías me llamó la atención y me motivó para escribir esta entrada. Vamos, sin más, a ver de qué estamos hablando.

La primera imagen de este comentario es una imagen general del afloramiento: es del Cretácico superior y consiste en una base detrítica de areniscas que hacia techo van pasando a calizas y dolomías. Veamos ahora un detalle de los niveles bioturbados:

Foto 2. Vista general de las areniscas bioturbadas de la
base del afloramiento. Escala: Manolo Benet

Como podéis ver, la laminación o estratificación original ha sido muy alterada y la roca presenta un aspecto caótico, ruiniforme. Y sí, se debe a la bioturbación. Veámoslo más de cerca...

Foto 3. Detalle de los niveles bioturbados.
Escala: cinta express, longitud aproximada 30 cm

En la imagen anterior incluso puede apreciarse, en la zona central superior, una icnita individual: un molde interno de una galería vertical, quizá perteneciente al icnogénero Ophiomorpha. Posiblemente esta galería fuese excavada por algún crustáceo (gamba o similar, para entendernos) a modo de refugio. También se intuyen más estructuras de tipo vertical. Veamos más:

Foto 4. Detalle de galería horizontales en el
sedimento. Escala: tapón de botella de agua

En la fotografía anterior vemos los moldes rellenos de dos galerías subhorizontales (en sección, a la derecha) y el molde de una galería curva subhorizontal (en el centro). Como podéis ver, en todos los casos el corte entre el relleno positivo y la pared de la galería es muy nítido, lo que parece indicar que el animal estabilizaba las paredes de algún modo, a veces con secreciones mucosas, para que no se desmoronase detrás del autor de la excavación.

Foto 5. Tres galerías mas, posíblemente del icnogénero Planolites
¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? Os ofrezco mi análisis preliminar, ya que no he realizado un estudio sistemático del afloramiento: La combinación de materiales, estructuras sedimentarias e icnofósiles (que en su mayoría son galerías horizontales) parece sugerir que el ambiente de deposición era una zona costera arenosa somera. Los sedimentos que vemos en el nivel de base no quedaban nunca expuestos al bajar la marea, como indica la inexistencia de tubos y otras estructuras verticales. Los niveles superiores muestran un mayor predominio de estas últimas (ver foto 3) por lo que quizá estos sí se encontrasen en la zona de influencia de las mareas. También parece que la tasa de sedimentación no debía ser muy alta, ya que los animales tuvieron tiempo de alterar el sedimento antes de que nuevas capas lo enterrasen y pusiesen fuera de su alcance.

Llegados a este punto podéis preguntaros cómo es posible saber estas cosas, si no había nadie allí para verlo. Para responder a esta pregunta debemos recordar uno de los principios básicos de la Geología: el Actualismo. Los procesos que observamos en la actualidad son los mismos que lo hicieron en el pasado y el resultado de su acción es el mismo, entonces y ahora. De modo que si observamos lo que hacen los animalitos en este momento obtendremos las claves para entender lo que hicieron en el pasado. Y aquí va una imagen muy clara:

Foto 6. Galería de excavación actual de un cangrejo. Imagen extraída
 del libro: Trace fossils; concepts, prospects, problems. Miller, 2007 

La Icnología despegó como disciplina científica cuando se comenzó a estudiar sistemáticamente la influencia de los seres vivos en los sedimentos en entornos actuales. Y no penséis que es algo muy antiguo, ya que en principio se interpretó gran parte de estas estructuras como restos o fósiles vegetales. El desarrollo de esta rama de la Paleontología se ha producido durante el siglo XX.

Por otra parte, también se pueden ver otros detalles interesantes en este afloramiento, como por ejemplo geodas de calcita. En este caso el carbonato cálcico precipita y tapiza interiormente las cavidades que quedan en el sedimento. Aquí va un ejemplo:

Foto 7. Geoda de calcita

Y eso es todo por hoy. Espero que no os haya resultado muy pesado. Una vez más hemos visto que todas las rocas no son iguales y que hay mucho que ver si observamos con atención y sabemos interpretar lo que vemos. En próximos comentarios desarrollaremos más esta cuestión, que creo que es muy interesante y puede resultar un buen gancho para continuar atrayéndoos al lado oscuro...Una Icnita para encontrarlos a todos y atarlos en las tinieblas (geológicas)...

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