martes, 28 de mayo de 2019

Crónica del Geolodía 19 en Cortes de Pallás: un gran día de geología

Este año el Geolodía19 se ha celebrado, en su edición de Valencia, en Cortes de Pallás. El paisaje de Cortes es espectacular y siempre impresiona al visitante, incluso si ya ha visitado la localidad con anterioridad. Ese paisaje es el resultado de una serie de procesos que siguen en acción hoy en día, condicionando la ocupación humana del territorio en el pasado y en el presente. Esa historia, escrita en las rocas, es la que hemos querido contar a los aproximadamente 160 asistentes al Geolodía que nos acompañaron el pasado domingo 12 de mayo en la gran fiesta de la geología. Tanto si viniste como si no, este es un repaso a una gran jornada de geología.

El recorrido partió de la plaza de Cortes, donde ubicamos la recepción y control de asistentes. Allí tuvimos también un lugar para que los más pequeños pudiesen aprender algo de geología jugando: una pequeña colección de fósiles y minerales típicos de Cortes, algunos dibujos para colorear con motivos geológicos e incluso unas cajas de arena para reproducir procesos de formación de estructuras de compresión y de distensión.

De derecha a izquierda: nuestras compañeras Vicenta, Marián y Ana listas para recibir a los asistentes.


Mayte jugando con una de las cajas de arena, 
mostrando a los niños cómo construir 
montañas bajo la atenta mirada de Paco. 
Dani, de Documalia, toma imágenes 
para el vídeo promocional del Geolodía 20. 
Armand explica a los niños cómo distinguir una caliza de una dolomía.

La primera parada estaba ubicada junto al polideportivo, en un desmonte bastante vertical de la carretera que sube a la Muela. En estas calizas tableadas del Cretácico superior (pertenecientes a la formación Calizas de la sierra de Utiel) observamos algo interesante: presentan evidentes señales de deformación: diaclasas, fallas de pequeño salto y brechas de falla, una deformación tanto más intensa cuanto más cerca al arroyo de Cortes. ¿Qué ocurre aquí?

Eli y Josemi en acción en la parada 1, mostrando a un grupo las evidencias de deformación en las calizas del Cretácico superior.

Lo que tenemos delante son las evidencias en una mesoescala de un proceso a una escala mucho mayor, a una escala tan grande como el propio cañón del Júcar: en la parada 1 nos encontramos justo en el borde de uno de los bloques cuyo hundimiento preconfigura el cañón del Júcar. Se trata del bloque de Zarooza, sobre el que se asienta el pueblo. El desplazamiento de este bloque a favor de una falla ha hecho que estas calizas se encuentren 400 m por debajo de su posición original. La hemifosa generada por este desplazamiento fue posteriormente rellenada por materiales detríticos prácticamente desmantelados en su totalidad por el arroyo de Cortes. De hecho, para ver estos materiales del relleno Mioceno de la fosa hay que ascender hacia Ruhaya y la Cruz del Collado, donde las brechas y conglomerados en matriz arcillosa destacan por su color rojizo.

Esquema fotocomentado que muestra la relación entre el bloque levantado de la falla (La Muela) y el bloque hundido (Zarooza o Las Peñas, en su denominación local) así como el relleno de la hemifosa, que constituye los conglomerados de la Cruz del Collado (al fondo). En este tramo, el arroyo de Cortes aprovecha la traza de la falla, aunque un poco más arriba se aparta de ella.

Josemi y Eli enseñaron a los asistentes unos curiosos microfósiles contenidos en estas calizas: se trata de lacazinas, unos foraminíferos que nos servirán para correlacionar estas rocas con las que encontramos en la parada 5, en lo alto de la Muela: una evidencia de que este increíble proceso de deformación de las rocas ha tenido lugar. Por cierto, esta técnica de correlacionar rocas en función de su contenido fósil es uno de los principios básicos de la estratigrafía. Como un comentario interesante, cabe señalar que estas rocas son las que se emplearon para esculpir la pila bautismal de la iglesia de Cortes.
Un asistente aprende a usar la lupa para identificar
las lacazinas.
Fotografía cortesía de Borrás, un asistente.


Pila bautismal de la Iglesia parroquial de Cortes, cuajada de lacazinas
Desde la parada 1 los asistentes continuaron su camino a lo largo del arroyo de Cortes para llegar, por el sendero de “las escalericas” hasta el icónico Corbinet. Gracias a las últimas lluvias pudimos disfrutar de un arroyo en plenitud, del estrépito del agua en las cascadas que puntean el cauce y del frescor de la vegetación. Y eso nos deparó, además, un punto de aventura adicional.

Camino del Corbinet toca vadear el arroyo. La aventura es la aventura.


Ya en el Corbinet Carlos y Tino explicaron cual es el origen del Corbinet y del resto de cascadas del arroyo de Cortes. Se trata de edificios travertínicos formados por la precipitación del carbonato cálcico disuelto en el agua. El carbonato se mantiene en equilibrio químico con el dióxido de carbono junto con el que está disuelto en el agua, de forma que la pérdida de dióxido de carbono produce a su vez la precipitación del carbonato. De esta forma la temperatura, la agitación y la acción de los seres vivos, principalmente cianobacterias, inducen la formación de travertinos y el desarrollo de estos espectaculares paisajes. Frecuentemente el carbonato recubre tallos de plantas, hojas, troncos y musgos, creando delicadísimas reproducciones minerales que nos permiten visualizar todo este proceso.
Estado inicial (a la izquierda) y final (a la derecha) de la calcificación de briofitas (musgo).


El siempre espectacular Corbinet.

Tino y Carlos mostrando las distintas subfacies de los medios fluviolacustres en la pared del edificio inactivo del Corbinet. Foto de Paco González.
Ver es creer. Carlos muestra tallos calcificados con el tallo original todavía en el interior del manguito de carbonato. Foto de Paco González.

En el Corbinet aprendimos que el clima ha controlado y sigue controlando la formación y destrucción de los travertinos del arroyo, de forma que en los materiales que forman el Corbinet podemos descubrir las múltiples vidas del arroyo de Cortes, que aquí ha creado toda una serie de edificios sucesivos separados por periodos de erosión en los cuales el arroyo se encajó en sus propios materiales: si prestamos atención podemos observar los restos de los 2 Corbinets que precedieron al actual durante el Holoceno, y algunos de los elementos geomorfológicos que nos recuerdan que en otro tiempo el agua fluía por otro cauce formando pozas que ahora forman parte del edificio inactivo.


Esquema fotocomentado que muestra las
 tres fases de desarrollo travertínico
 visibles en el Corbinet. El edificio activo (3)
 es donde se cae la cascada en la actualidad.
Antigua poza visible en sección.

Dejamos atrás el Corbinet atravesando un pasaje excavado en el propio edificio travertínico. Una vez en lo alto vemos que, tras el Corbinet, se extiende una zona plana por la que el arroyo fluye veloz hacia el punto en el que se precipita desde las alturas. Este patrón, cascadas que dividen el trazado del arroyo en una serie de llanuras dispuestas en escalones sucesivos, se debe al propio proceso de desarrollo de los edificios de barrera. Estas barreras represan el arroyo generando zonas en la que los materiales transportados por el agua se depositan, rellenando el espacio creado aguas arriba de la barrera al mismo ritmo que esta crece. Este es el mecanismo que ha permitido el aprovechamiento de las márgenes del arroyo para cultivos de regadío: por un lado proporciona terrazas llanas, por otro, la pendiente de estas terrazas permite distribuir el agua captada del arroyo para el regadío. De esta forma, la geología ha preconfigurado el terreno con las condiciones necesarias para el establecimiento de una población permanente: agua y terrenos de cultivo. José María y Bruno explicaron esto a los asistentes junto a la balsa de Chano, una infraestructura de regadío que recoge el agua de la fuente homónima y permite su uso para el riego. Este rincón es un lugar extraordinario para hablar de hidrología y responder a la primera de las preguntas: ¿de dónde sale el agua del arroyo de Cortes? Porque sin manantiales, no hubiera podido haber regadío…

José María y Bruno hablando de hidrogeología en la parada 3.

Qué mejor lugar para hablar de hidrogeología que al lado de una de las balsas del regadío tradicional de Cortes. Foto de José Miguel Fernández Portal.

La Muela de Cortes es como una tarta formada por una sucesión de capas de roca con distintas propiedades. Estas rocas se formaron a partir de los sedimentos depositados durante el Cretácico, cuando Iberia era un isla en el océano de Tethys. La mayor parte de esta sucesión está formada por rocas carbonatadas: calizas, dolomías y margas. Las primeras de ellas poseen cierto grado de porosidad, a causa de distintas razones, y por tanto son susceptibles de constituir acuíferos (capas de rocas capaces de almacenar agua). Por el contrario, las segundas, por su contenido en arcillas, forman niveles impermeables que dificultan o impiden la circulación del agua a su través. El agua de la lluvia cae sobre la muela y se infiltra a través de la roca hasta que alcanza un nivel impermeable. Y aquí es donde interviene un segundo factor: las fallas que forman el límite de la Muela por el norte, unido a la profunda incisión de la red fluvial (como la que vemos en el Júcar y en el propio arroyo), favorece que el contacto entre los niveles permeables y los niveles impermeables quede expuesto en las laderas, formándose de esta forma los manantiales que aparecen a lo largo del arroyo de Cortes y que permiten la existencia de su sistema de acequias, balsas y huertas.

Esquema básico del arroyo de Cortes mostrando la alternancia
de litologías y las ubicaciones de varios de los manantiales.
Esquema elaborado por Bruno Ballesteros.
Es hora de continuar hacia la siguiente parada. Para ello cruzamos el arroyo para ascender por la vertiente norte del mismo, hacia los restos del castillo de Ruhaya. Ello nos permite ganar perspectiva para ver el valle desde arriba a la vista de nuestros nuevos conocimientos: un valle sorprendente ya que, a pesar de la profunda incisión, no muestra la típica sección en V que nos enseñan los libros. El valle tiene un fondo plano a causa de la sucesión de terrazas formadas a favor de los edificios travertínicos de barrera.


Estructura del valle del arroyo de Cortes. Se aprecia la sucesión de terrazas colgadas a distintos niveles resultado de su historia geológica

En la parada 4 Mario y Abrahán nos mostraron los diversos procesos por los cuales la erosión consigue que el arroyo de Cortes y, por extensión, el propio Júcar, se encajen en su valle a la vez que lo van ensanchando. Se trata de un proceso controlado por las propiedades de las propias rocas, su diferente resistencia a la erosión y a la disolución, su mayor o menor resistencia mecánica y, como no, su propia historia previa, ya que la existencia de fracturas favorece el proceso de desmantelamiento. Los procesos de gravedad constituyen uno de los principales agentes en acción. Así, en las laderas del barranco vemos bloques caídos desde su posición original, viseras formadas por la erosión o disolución diferencial entre distintas capas de roca y ventanas formadas por la ampliación por disolución de fracturas preexistentes en los cuerpos rocosos. Tal es el caso de la espectacular Ventana del Águila, un rasgo del paisaje destacadísimo del paisaje de Cortes.

La ventana del águila es el resultado de la ampliación por disolución de la última de una serie de diaclasas que afectan a las Dolomías de la Ciudad Encantada, de edad Cretácico superior.

Mario y Abrahán en acción en la parada 4. Al fondo el cañón del Júcar. Desde este punto es evidente el buzamiento hacia el sur de las calizas del bloque de Zarooza, sobre las que se asienta el pueblo. Foto de Paco González.

En esta parada los asistentes también aprendieron acerca de riesgos geológicos y los factores que lo caracterizan: probabilidad, impacto y vulnerabilidad. Los riesgos geológicos se presentan en la intersección entre las actividades humanas y la geología, y en el cañón del Júcar se presentan de forma muy notoria en la forma de movimientos de ladera. En el entorno del cañón tenemos multitud de ejemplos, casi parece un catálogo, ya que se trata de un medio geológico muy dinámico. En este blog ya hemos hablado del suceso de 2015, que tuvo a Cortes aislado durante meses, y de otro ejemplo muy notable de deslizamiento rotacional, el que afecta al vial del PENVA de Chirel.


Estado de la ladera afectada por la caída de rocas de 2015.
Estado actual de la misma ladera tras la intervención realizada.


Desde esta altura sobre el barranco y con la perspectiva que aporta la distancia, los asistentes pudieron tener por primera vez una visión directa de la estructura del cañón del Júcar, flanqueado por bloques tectónicos hundidos a favor del sistema de fallas directas generados por la distensión de la corteza. En un proceso de zoom ‘hacia afuera’ desde lo más próximo (la deformación en la mesoscala vista en la parada 1) hasta la visión clara del bloque de Zarooza sobre el que se asienta el pueblo.


Izquierda: Abrahán explicando el proceso de
formación de un graben. Derecha, castillo de Ruhaya

Desde aquí el autobús que puso el ayuntamiento de Cortes a disposición de la organización trasladó a los grupos hasta la parada 5, la última, ubicada en la un mirador de fauna de la Muela de Cortes. Aquí mi compañera Mayte y yo mismo hicimos el cierre de la Geolodía, viendo dos ejemplos más de como la geología ha condicionado la vida de los seres humanos en este entorno tan dinámico. Nada más llegar a la parada era inevitable mostrar la gran vista del cañón del Júcar a nuestros pies: el último paso en nuestro zoom ‘hacia afuera’.

A nuestros pies tenemos una panorámica espectacular del valle y podemos apreciar el contraste entre la plataforma de la Muela y su relieve tabular y el cañón del Júcar. Señalamos a los asistentes varios de los bloques hundidos que tenemos ante nosotros: el de Zarooza, ya analizado en la parada 1 y ahora bien visible, y el de Chirel, con el castillo espectacularmente asentado sobre las calizas del Cretácico superior. También vemos la muela de Albéitar y tras ella la sierra de Martés, indicando cómo este relieve es producto de la colisión Iberia-Eurasia. También hicimos hincapié en la profunda incisión del Júcar, enmascarada en parte por el embalse, y cómo esta ha progresado hacia el interior.


El autobús saliendo de vuelta hacia Cortes desde la parada 5 con un grupo de participantes
Mayte y yo mismo en acción en la parada 5, con el espectacular paisaje del cañón del Júcar de fondo

Hacia el otro lado tenemos la visión de la llanura de la Muela, con la plataforma de La Mancha al fondo. Aprovechamos para introducir cómo condiciona la geología la distribución de la población: señalamos el gran desierto demográfico existente desde Cortes, al norte, hasta Navalón, al sur. En esta gran área de la provincia de Valencia no hay poblaciones permanentes ni carreteras. La razón probable está en la ausencia de fuentes de agua significativas. Todo el macizo de la Muela (y el Caroig) está karstificado, lo que junto con la gran incisión del Júcar hace que el agua se encuentre a grandes profundidades y no haya surgencias de consideración en superficie (los manantiales que hemos comentado en el recorrido existen porque la incisión fluvial o las fallas existentes han permitido la surgencia del agua en las laderas, se trata del concepto de río ganador que nuestros compañeros ya explicaron en la parada 3).

A la izquierda: yo mismo enseñando
 a los asistentes una muestra de calizas
 karstificadas, ante la atenta mirada de Geno.
Foto de Paco González.
A la derecha, Mayte busca en el horizonte el
 autobús que traerá al primer grupo la parada.
Del mismo modo que el modo de vida tradicional en estas tierras ha estado condicionado por la geología, la geología permite el aprovechamiento hidráulico del río Júcar. En particular, las pendientes vertiginosas del cañón del Júcar han permitido la construcción de la mayor central reversible de Europa, el complejo Cortes-La Muela, con casi 1.700 mW de generación hidráulica. Se trata de un elemento esencial del sistema eléctrico nacional gracias a la capacidad de almacenamiento del conjunto embalse de Cortes-depósito de la Muela, lo que aporta una gran capacidad de regulación de la demanda al sistema eléctrico nacional.

Al final acumulamos casi una hora de retraso y terminamos más tarde de lo previsto, lo que no impidió que celebrásemos una gran jornada de geología con la tradicional sidra que Mayte y Paco tienen el detalle de compartir con nosotros.


Fotografía final del día con los voluntarios del Geolodía 19.
Foto de José Miguel Fernández Portal
A la derecha, Paco en acción.

Por nuestra parte tan solo queda esperar que todos los que vinisteis pasaseis una gran día de geolodía en el campo, y que los que no pudisteis estar os animéis para venir con nosotros el año que viene, en un lugar aún por determinar. El equipo de organizadores y voluntarios del Geolodía 19 agradecemos a los compañeros de la Sociedad Geológica de España y la FECYT, a los patrocinadores, y especialmente al Ayuntamiento de Cortes, su colaboración para hacer este día posible. Por mi parte también quiero manifestar la alegría de tener la oportunidad de conocer personalmente a los aventureros geológicos habituales de este blog que os acercasteis a saludarme.

Por cierto, podéis ver un vídeo editado por la Sociedad Geológica de España con un resumen del Geolodía 19 en Cortes aquí:



EQUIPO ORGANIZADOR Y VOLUNTARIOS DEL GEOLODÍA 19 DE VALENCIA:

Bruno Ballesteros, Constantino Benedicto, Marian Cabo, Mario Cañabate, Ana Córdoba, Elisabeth Díaz, José Miguel Fernández, Abrahán González, Paco González, Mayte Martínez, Mayte Novillo, José María Montes, Óscar Navarro, Armand Paz, Genoveva Pozuelo, Carlos Santisteban, Vicenta Vidal, Elena Zalbe.
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martes, 9 de abril de 2019

Geolodía 19 Cortes de Pallás (Valencia)

Ya se ha abierto el periodo de inscripción para el Geolodía 19 en la provincia de Valencia, que celebraremos el 12 de mayo en Cortes de Pallás. Si quieres participar en esta gran iniciativa de divulgación geológica, apúntate aquí:



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martes, 15 de enero de 2019

Las lagunas de La Mata y Torrevieja: un paraíso sedimentológico

Las lagunas de La Mata y Torrevieja constituyen un lugar de indudable interés. No en vano, ambas constituyen un parque natural de gran valor ecológico, especialmente para las aves que habitan en ellas o las tienen como refugio temporal durante sus viajes migratorios o periodos de cría. Un factor diferencial respecto a otros humedales es la naturaleza de sus aguas, salobres (o mejor dicho, hipersalinas dada su utilización para la producción de sal). De hecho, se tiene constancia de la explotación de la sal obtenida de las mismas desde al menos el siglo XIII.

Torrevieja
Laguna de Torrevieja
El paisaje que observamos está completamente antropizado: ambas están interconectadas entre sí y con el mar de forma artificial, a través de un canal conocido como ‘el acequión’ y por medio de un sistema de bombeo que permite controlar el nivel de la lámina de agua. Por otra parte, la sal que se extrae actualmente no procede del mar, sino que se trae desde el diapiro de Pinoso (el Cabezo de la Sal) por medio de un salmueroducto de más de 50 km de longitud. No debe resultar fácil la gestión de un parque natural en un entorno fuertemente urbanizado y, podría decirse, degradado, teniendo además que compatibilizarlo con la actividad salinera a escala industrial. Hay que decir que, para el observador atento, ello no le resta en absoluto interés, como veremos a continuación. En cualquier caso, existen múltiples fuentes para conocer la historia y evolución de los usos de las lagunas, sin ir más lejos la página oficial del parque natural.

Lagunas aérea
Lagunas de la Mata (en primer término) y Torrevieja (en segundo término) desde el aire. Entre ambas el anticinal del Chaparral. Al fondo el Mar Menor y La Manga (la restinga que lo separa del Mediterráneo)

Como suele ocurrir en muchas ocasiones, tras un paisaje de gran belleza y atractivo natural está la geología. Y es también en el caso de estas lagunas, si bien la geología no resulta evidente a causa del escaso relieve de la zona. El caso es que ambas lagunas son el resultado de la dinámica distensiva registrada desde el Tortoniense hasta el Plioceno. Esta distensión generó una cuenca o sistema de cuencas litorales que incluye también el Mar Menor. En el caso de la laguna de Torrevieja la conexión natural con el mar en el pasado ha podido establecerse mediante el estudio de los materiales que forman el sustrato, pero no así en el caso de la laguna de la Mata (lo cual no quiere decir que no sea probable que haya existido). Posteriormente esta distensión fue seguida por una fase compresiva cuaternaria que dio lugar al sutil relieve actual: una estructura formada por dos sinclinales (zonas deprimidas ocupadas cada una de ellas por una de las lagunas) separados por un anticlinal (el paraje conocido como el Chaparral). Actualmente las lagunas son el campo de batalla entre dos agentes: por un lado, la subsidiencia del terreno, que genera espacio (acomodación) para la acumulación de sedimentos y, por otro, la colmatación a causa de los mismos.

Geológico
Mapa geológico del área de las lagunas. Fuente: Visor cartográfico del IGME.

Corte
Corte geológico siguiendo el eje indicado en el mapa anterior. Modificado del mapa geológico de España 1:50.000 (MAGNA) hoja 914 Guardamar del Segura.
He de reconocer que soy muy torpe identificando aves y sólo algo mejor en lo que se refiere a la vegetación. Por esta razón, mi percepción de este paisaje sea, probablemente, bastante distinta a la de otros visitantes. A mí lo que me fascina de estas lagunas es el extraordinario desarrollo de tapices bacterianos, favorecidos sin duda por la escasez de organismos que se  alimenten de ellos. Estos entornos evaporíticos, con alta concentración de sales, son bastante difíciles para la vida acuática, especialmente si la salinidad es variable, como parece ser el caso (aportes de agua dulce en periodos de fuertes lluvias y aportes de agua marina a través del acequión o de salmuera procedente del Cabezo de la Sal). Eso hace que estas lagunas nos muestren, en ocasiones, un paisaje propio de un mundo desaparecido, la Tierra del Precámbrico, cuando aún no habían aparecido las formas de vida macroscopica y este planeta era propiedad casi exclusiva de las bacterias. Esto se muestra de forma muy evidente en la laguna de Torrevieja, quizá por tener una concentración superior de sal.

Tapices bacterianos
Tapiz bacteriano en la orilla de la laguna de Torrevieja. En la esquina inferior izquierda se aprecian varias burbujas formadas por la acumulación de gases producto de la descomposición de materia orgánica bajo el tapiz.
La alta concentración de sal en la laguna de Torrevieja hace posible cosas tan curiosas como que los cristales de halita se comporten como un material detrítico en lugar de disolverse inmediatamente, como ocurriría en condiciones más alejadas de la saturación.

Sal
Acumulación de halita con huellas de pájaros. La conservación de este depósito es posible por la elevada concentración de sal en la laguna, en condiciones de saturación o próximas a ella.
Pero también hay rocas, naturalmente. En la zona que yo recorrí, entre la urbanización la Siesta y Los Montesinos, encontré unas calizas bioclásticas con multitud de fósiles de gasterópodos. Algunas de ellas son muy fotogénicas, como esta muestra de mano que muestra varios ejemplares muy bien conservados en sección.

Gasterópodos Torrevieja
Caliza bioclástica con restos de gasterópodos
Estas calizas bioclásticas alternan con otras, blancas y pulverulentas, que constituyen un caliche.

Caliche Torrevieja
Bloque de caliche con el típico aspecto pulverulento.
Estos materiales tienen una edad pliocuaternaria y subyacen a los materiales holocenos que constituyen el relleno reciente de las lagunas. Los gasterópodos molan, y el caliche tiene sus admiradores, lo reconozco, pero aparte de la observación de los fenómenos geológicos en curso en la actualidad podríamos pensar que no es el mejor lugar lugar para hacer geología… y nos equivocaríamos. Eso descubrí cuando pasé de la laguna de Torrevieja a la de la Mata y empecé a recorrer su orilla meridional, justo al norte del Chaparral.

La Mata desde Chaparral
Vista de la laguna de la Mata desde El Chaparral.
En un principio quizá os ocurra como a mí, y centréis vuestra atención en las vistas de la lámina de agua y las orillas, es lo natural. Pero quizá poco a poco comencéis a a prestar atención a las rocas del Chaparral, a pesar de que puedan parecer un poco anodinas. Allí están nuevamente los caliches, pero un análisis más detallado nos permite detectar algunas características bien curiosas en estas calizas. Lo más llamativo es la textura que presentan algunos bloques en su cara superior: una especie de rugosidad poco común (al menos en mi experiencia). Además, esta superficie está surcada por una serie de canales vermiformes. En ocasiones las zonas rugosas limitan con otras completamente lisas, y en otras ocasiones en esas superficies rugosas hay englobados, como si se tratase de un puding, cantos más o menos redondeados. También es frecuente que presenten un aspecto rubefactado a causa de una pátina de óxidos de hierro. En ocasiones esta superficie parece tener entidad propia, como si se tratase de un recubrimiento que tapizase la roca. Desde luego, es inevitable comenzar a examinar sistemáticamente estas rocas, lo que nos permite constatar que estas características son generalizadas. Y eso no hace sino aumentar nuestro interés…

Superficie caliza
Enigmática cara superior de un bloque de caliche. Llama la atención por esa red dendrítica de acanaladuras y su apariencia casi... orgánica.
Junto con estos enigmáticos materiales encontramos otras calizas con otras estructuras sedimentarias y fósiles. Aunque a causa de las disposición de las capas y el escaso relieve no es posible encontrar una sección que muestre la sucesión de capas, es evidente que unos materiales y otros se encuentran en una relación muy estrecha, quizá incluso de continuidad lateral. De hecho, la mayor parte de las estructuras que os voy a mostrar se encuentran en bloques procedentes del roturado de campos de cultivo ahora abandonados en el perímetro de la laguna. Estos bloques se encuentran, por lo general verticalizados, mostrando tanto su cara superior (que contiene las estructuras) como la inferior (que presenta los rasgos típicos del caliche). Veamos algunos de ellos antes de volver a las calizas misteriosas.

En primer lugar, tenemos estructuras de tipo tepee. Las estructuras tipo tepee se atribuyen al siguiente proceso: cuando el sedimento carbonatado queda expuesto a la atmósfera y el sol lo reseca, precipitan cementos que, a fuerza de repetirse en ciclos diarios, hacen que se cree una corteza sobre el terreno que se expande y agrieta. Puesto que la corteza trata de extenderse sobre una superficie mayor de la disponible se levanta, formando unos picos como de tiendas de campaña, de donde procede su nombre. Son propios de ambientes litorales poco energéticos, llanuras de marea, etc. En este caso, como veréis, aparecen acompañados de fósiles de bivalvos en posición de vida, con ambas valvas todavía articuladas, que aparentemente has excavado su vivienda en estos depósitos carbonatados cementados de forma temprana (más adelante profundizaremos en esto).

Tepee
Superficie carbonatada que muestra las clásicas crestas de tepees y, además, varias secciones de moluscos bivalvos incluidos en la misma (ver ampliación en recuadro)
Aquí tenéis otro ejemplo de espectacular preservación de tepees con estructuras poligonales. Fijaos como embebidos en el hardground hay fósiles de gasterópodos y fragmentos de corales. Los primeros podrían ser autóctonos, pero los segundos han debido ser traídos durante episodios energéticos tales como tormentas.

Tepees 2
Tepees poligonales con crestas estrechas y secciones de gasterópodos y fragmentos de corales ramosos
También encontramos grietas de desecación, como estas:

Grietas retracción 2
Red poligonal de grietas de desecación.
Pero no todo son aguas tranquilas. También encontramos depósitos de episodios más energéticos, como estas calizas bioclásticas con fragmentos de bivalvos y gasterópodos. Fijaos en como los fósiles se distribuyen sobre una capa única de aspecto caótico sobre el bloque de caliche, casi como si acabasen de ser depositados allí mismo.

Bioclástica 2
Capa que contiene multitud de fragmentos esqueletales de gasterópodos, moluscos lamelibranquios y clastos calcáreos en disposición caótica, posiblemente depositados durante un episodio de alta energía como una tormenta sobre una superficie costera en la que ya se había desarrollado un caliche

Y, además, también encontré algunas calcarenitas con estratificación cruzada de surco y planares que me sugirieron la posibilidad de que se tratase de dunas eólicas. El mejor ejemplo está justamente en el paso inferior de la carretera nacional N-332:

Dunas eólicas
Sección de un desmonte en un paso inferior de la N-332 en la que se observan estratificaciones cruzadas de posible origen eólico

Sin embargo, una de las estructuras más interesantes, y que están en relación con los materiales misteriosos que presenté al principio, consisten en retículas poligonales que podrían parecer en principio grietas de desecación pero que no me lo parecen. Al observarlas en detenimiento se aprecian una serie de elementos característicos que las diferencian de este tipo de grietas:
1. Las crestas poligonales son redondeadas.
2. Estas crestas poseen, a menudo, un surco en su parte superior.
3. Algunos polígonos parecen haber cabalgado en alguno de sus bordes sobre los polígonos adyacentes.
Aquí tenéis uno de los ejemplos más vistosos:

Petees 1
Red poligonal de crestas redondeadas. A diferencia de los tepees o grietas de desecación, las crestas son curvas y suaves y presentan en ocasiones grietas longitudinales, a la que vez que, en algunos casos, cabalgan sobre los polígonos adyacentes.
Y aquí otro ejemplo:

petees 2
Otro ejemplo 
Os diré cual es mi interpretación. Creo probable que se trate de un tipo de estructura conocido como “petee”. Tal y como parece, ese nombre es una evolución de la denominación “tepee” que refleja bien tanto las similitudes superficiales entre ellas como sus diferencias. Un petee es una estructura de crestas asociadas al crecimiento de microorganismos, básicamente tapices bacterianos. Por tanto, la diferencia principal con un tepee es su origen biogénico. Hemos de imaginar un petee como el resultado de parches bacterianos que crecen ocupando una superficie cada vez mayor hasta que acaban solapándose con los parches adyacentes. Algo curioso es que estos márgenes de crecimiento suelen alinearse con grietas de desecación, lo que explica su similitud inicial. Esto es así ya que el espacio entre las grietas suele retener mejor la humedad, haciendo posible el crecimiento de estos microorganismos a lo largo de las mismas. Lamentablemente, no encontré ejemplos de este tipo de estructuras en desarrollo en la laguna de La Mata, pero gracias a Stephen Lokier y su trabajo de divulgación en Twitter puedo mostraros ejemplos actuales de las sabkhas costeras del golfo pérsico (podéis encontrar grandes imágenes de este tipo de ambiente sedimentario siguiendo la etiqueta #SabkhaImageOfTheDay).

Polígonos

La identificación de estructuras de origen bacteriano o, más generalmente, microbiano, siempre es difícil sin recurrir a una combinación de métodos que incluyen análisis de la microestructura de las rocas. Sin embargo, creo que es una hipótesis de trabajo razonable en este caso teniendo en cuenta las evidencias existentes. Otras estructuras curiosas refuerzan esta interpretación. Por ejemplo, lo que en mi opinión es, probablemente, el colapso de una bolsa de gas: el gas procedente de la descomposición de la materia orgánica atrapada bajo la lámina del tapiz genera una bolsa que se proyecta hacia el exterior. Esta bolsa puede, eventualmente, colapsar, generando una lámina que cae sobre el hueco infrayacente. Aquí os pongo un ejemplo que encontré y que interpreto de esta manera.

Gas dome 2
Superficie con cavidades que, especialmente en el caso de mayor tamaño, están parcialmente recubiertas por lo que parece una lámina que en su momento debía ser lo suficientemente flexible y cohesiva como para deformarse y mantener su entidad. El origen probable de las cavidades puede estar en bolsas de gas generado durante la descomposición de la materia orgánica bajo un tapiz bacteriano. Este tipo de preservación requiere de una cementación muy temprana y condiciones de baja energía (y reducida bioturbación)
Otro detalle que casi hace que me explote la cabeza son estas marcas en forma de surco con un patrón dendrítico en algunas superficies. El parecido es tan evidente que tuve que rascar con el dedo para asegurarme de que nos eran estructuras recientes. La similitud con las marcas dejadas por los gasterópodos que se alimentan de los líquenes que tapizan en la actualidad estas rocas es inevitable. En mi opinión se trata de un buen ejemplar de Radulichnus isp., un icnofósil atribuido a marcas de alimentación dejadas por moluscos al ‘roer’ los tapices basterianos, lo que refuerza mi interpretación acerca del origen biogénico de estas estructuras (la raíz de Radulichnus es rádula, el nombre del aparato masticador de los gasterópodos). Fijaos, además, en las crestas de tipo petee, especialmente en la de la derecha, que posee un surco longitudinal a lo largo de su cresta superior.

Grazing 2
Superficie rubefactada en la que se aprecian trazas de Radulichnus isp., pistas de alimentación de moluscos que se alimentaban del tapiz bacteriano (en mi interpretación). El recuadro muestra una área ampliada para mostrar la textura que posee toda la roca. 
También es perceptible la textura superficial ‘en piel de elefante’, característica de este tipo de microbialitas:

Piel de elefante
Textura rugosa de tipo 'piel de elefante' junto con crestas de tipo petee

En otras ocasiones encontramos interesantes ejemplos de icnofósiles como trypanites: son perforaciones en un sustrato duro (en este caso un hardground carbonatado) por moluscos bivalvos. Os pongo un ejemplo espectacular en el que vemos dos niveles atravesados por los organismos perforadores: uno superior, rubefactado, con una textura formada por abundantes crestas y un nivel inferior, aparentemente el preferido por los bivalvos para fijar su residencia. Es interesante ver como se encuentran bivalvos anidados, unos dentro de otros como muñecas rusas, en lo que parece un ejemplo de sucesivas generaciones aprovechando el trabajo de las anteriores.

Trypanites 1
Superficie cubierta de perforaciones (área superior) realizadas por moluscos bivalvos en un sustrato ya endurecido (hardground). En la parte inferior de la fotografía la superficie original se ha perdido, mostrando la sección inferior con los bivalvos en posición de vida al final de sus pozos verticales. En la siguiente imagen se ofrece un detalle ampliado

Trypanites 2
Bivalvos en posición de vida, todavía articulados, al fondo de sus galerías. La superficie superior, atravesada por los organismos, ha desaparecido por la erosión (ver fotografía anterior). Fijaos en cómo varias generaciones de organismos han ocupado los huecos excavados por la generación anterior, algo parecido a una crisis de la vivienda pleistocena
La superficie superior recuerda a una textura de tapices bacterianos conocida como ‘pustular’, por razones obvias. Más material de Stephen:

Pustular
El sustrato de todas estas estructuras superficiales es, como ya hemos dicho, un caliche: un suelo formado por la precipitación de carbonato cálcico transportado por aguas meteóricas que se infiltran en el terreno (lo que se conoce como circulación vadosa). En sección es fácil distinguir la apariencia típica de estas rocas, especialmente las laminaciones y los pisolitos (cuerpos subesféricos formados por la precipitación de sucesivas envueltas de carbonato). Este proceso de calcretización a afectado a los materiales preexistentes, por lo que contienen en su interior abundantes fósiles como fragmentos de corales, gasterópodos y moluscos bivalvos. Fijaos en cómo los nódulos de carbonato se nuclean en torno a restos fósiles.

Pisolitos 2
Típica sección de un caliche en la que se aprecian varios nódulos con superficies ferruginosas. En la zona central, sobre la zona laminada, hay varios fósiles de gasterópodos y bivalvos en la matriz. Estos gasterópodos formaban parte del sustrato antes de la formación del caliche

Pisolitos 1
Varios ejemplares de pisolitos, algunos liberándose de la roca y otros visibles en sección en la zona derecha como envueltas concéntricas
A la vista de estos materiales y estructuras, es inevitable pensar en qué podemos deducir de ellas para interpretar cómo fue en un pasado verdaderamente reciente (en términos geológicos) esta zona. Y la respuesta es que las condiciones actuales parecen haber estado vigentes durante esta parte del Pleistoceno: los materiales que encontramos nos hablan de medios costeros someros con influencia marina restringida, en la que alternan periodos de calma con episodios de mayor energía, como tormentas en un contexto climático árido que ha permitido la formación de los caliches. Aparentemente el nivel del mar ha variado invadiendo la costa, cubriendo los suelos carbonatados desarrollados previamente, permitiendo la acción bioturbadora de los organismos que han perforado estos últimos y siendo cubiertos finalmente por depósitos detríticos. La retirada del mar posterior en durante un ciclo regresivo da lugar a un nuevo desarrollo de caliches que quedan cubiertos por depósitos eólicos. Esta visión es altamente especulativa (ya que es difícil ver cortes que permitan observar directamente la sucesión de materiales) pero razonables, especialmente cuando en la actualidad podemos observar en acción procesos como los descritos. Por ejemplo, sistemas de dunas eólicas costeras, barras de gravas representativas de condiciones energéticas sobre los limos y arcillas de las orillas de la laguna, y tapices bacterianos en desarrollo. Algunos ejemplos del entorno de la laguna de la Mata:

Barra de gravas
Barra de gravas actual avanzando sobre una zona deprimida rellena de material fino en la que se ha desarrollado una generación de grietas de desecación al evaporarse el agua retenida tras un episodio de subida del nivel de la laguna

Tapices actuales
Tapices bacterianos en expansión en la orilla de la laguna. Estos tapices recubren las calizas pleistocenas que forman la orla de la laguna, en un análogo de los tapices fosilizados como capas sobre el caliche que hemos descrito anteriormente

Dunas
Sistema de dunas costeras de Guardamar
A modo de resumen final: el en torno de la laguna de la Mata y el Chaparral he encontrado estructuras fósiles bastante poco comunes con un grado de preservación muy notable, especialmente lo que he interpretado como tapices bacterianos. De hecho, uno puede pasarse horas vagando de bloque en bloque, a la caza de nuevos detalles en la capa superior de los caliches. No he encontrado referencias en la literatura existente en esta línea, por lo que quizá sea la primera vez que se proponga y creo que es un tema digno de un estudio detallado).  

A pesar de que, como suele ocurrir con los parques naturales, el foco se pone en la biosfera, en este caso especialmente en la avifauna, se echa de menos en los materiales didácticos que se ofrecen al visitante algo de información sobre el contexto geológico. Esta es una reivindicación que no es exclusiva para el parque natural de las lagunas de Torrevieja y la Mata, pero no nos cansamos de hacerla.

Laguna La Mata
Vista de la laguna en la que se pueden apreciar en el fondo un sistema de grietas de desecación (formadas en un momento de nivel más bajo) sobre las que existen desarrollos bacterianos. Observad la barra de gravas que separa este cuerpo de agua de la masa principal de la laguna


Algunas referencias para saber más sobre estructuras asociadas a tapices bacterianos y su terminología asociada:



Microbial and physical sedimentary structures in modern evaporitic coastal environments of Saudi Arabia and Egypt. Mahmoud A. Aref, Mohammed H Basyoni, Gerhard Hein Bachmann.



Y especialmente recomendable la cuenta en twitter de Stephen Lokier y la etiqueta #SabkhaImageOfTheDay

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