Las lagunas de La Mata y Torrevieja constituyen un lugar de indudable interés. No en vano, ambas constituyen un parque natural de gran valor ecológico, especialmente para las aves que habitan en ellas o las tienen como refugio temporal durante sus viajes migratorios o periodos de cría. Un factor diferencial respecto a otros humedales es la naturaleza de sus aguas, salobres (o mejor dicho, hipersalinas dada su utilización para la producción de sal). De hecho, se tiene constancia de la explotación de la sal obtenida de las mismas desde al menos el siglo XIII.
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Laguna de Torrevieja |
El paisaje que observamos está completamente antropizado: ambas están interconectadas entre sí y con el mar de forma artificial, a través de un canal conocido como ‘el acequión’ y por medio de un sistema de bombeo que permite controlar el nivel de la lámina de agua. Por otra parte, la sal que se extrae actualmente no procede del mar, sino que se trae desde el diapiro de Pinoso (el Cabezo de la Sal) por medio de un salmueroducto de más de 50 km de longitud. No debe resultar fácil la gestión de un parque natural en un entorno fuertemente urbanizado y, podría decirse, degradado, teniendo además que compatibilizarlo con la actividad salinera a escala industrial. Hay que decir que, para el observador atento, ello no le resta en absoluto interés, como veremos a continuación. En cualquier caso, existen múltiples fuentes para conocer la historia y evolución de los usos de las lagunas, sin ir más lejos la
página oficial del parque natural.
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Lagunas de la Mata (en primer término) y Torrevieja (en segundo término) desde el aire. Entre ambas el anticinal del Chaparral. Al fondo el Mar Menor y La Manga (la restinga que lo separa del Mediterráneo) |
Como suele ocurrir en muchas ocasiones, tras un paisaje de gran belleza y atractivo natural está la geología. Y es también en el caso de estas lagunas, si bien la geología no resulta evidente a causa del escaso relieve de la zona. El caso es que ambas lagunas son el resultado de la dinámica distensiva registrada desde el Tortoniense hasta el Plioceno. Esta distensión generó una cuenca o sistema de cuencas litorales que incluye también el Mar Menor. En el caso de la laguna de Torrevieja la conexión natural con el mar en el pasado ha podido establecerse mediante el estudio de los materiales que forman el sustrato, pero no así en el caso de la laguna de la Mata (lo cual no quiere decir que no sea probable que haya existido). Posteriormente esta distensión fue seguida por una fase compresiva cuaternaria que dio lugar al sutil relieve actual: una estructura formada por dos sinclinales (zonas deprimidas ocupadas cada una de ellas por una de las lagunas) separados por un anticlinal (el paraje conocido como el Chaparral). Actualmente las lagunas son el campo de batalla entre dos agentes: por un lado, la subsidiencia del terreno, que genera espacio (acomodación) para la acumulación de sedimentos y, por otro, la colmatación a causa de los mismos.
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Corte geológico siguiendo el eje indicado en el mapa anterior. Modificado del mapa geológico de España 1:50.000 (MAGNA) hoja 914 Guardamar del Segura. |
He de reconocer que soy muy torpe identificando aves y sólo algo mejor en lo que se refiere a la vegetación. Por esta razón, mi percepción de este paisaje sea, probablemente, bastante distinta a la de otros visitantes. A mí lo que me fascina de estas lagunas es el extraordinario desarrollo de tapices bacterianos, favorecidos sin duda por la escasez de organismos que se alimenten de ellos. Estos entornos evaporíticos, con alta concentración de sales, son bastante difíciles para la vida acuática, especialmente si la salinidad es variable, como parece ser el caso (aportes de agua dulce en periodos de fuertes lluvias y aportes de agua marina a través del acequión o de salmuera procedente del Cabezo de la Sal). Eso hace que estas lagunas nos muestren, en ocasiones, un paisaje propio de un mundo desaparecido, la Tierra del Precámbrico, cuando aún no habían aparecido las formas de vida macroscopica y este planeta era propiedad casi exclusiva de las bacterias. Esto se muestra de forma muy evidente en la laguna de Torrevieja, quizá por tener una concentración superior de sal.
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Tapiz bacteriano en la orilla de la laguna de Torrevieja. En la esquina inferior izquierda se aprecian varias burbujas formadas por la acumulación de gases producto de la descomposición de materia orgánica bajo el tapiz. |
La alta concentración de sal en la laguna de Torrevieja hace posible cosas tan curiosas como que los cristales de halita se comporten como un material detrítico en lugar de disolverse inmediatamente, como ocurriría en condiciones más alejadas de la saturación.
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Acumulación de halita con huellas de pájaros. La conservación de este depósito es posible por la elevada concentración de sal en la laguna, en condiciones de saturación o próximas a ella. |
Pero también hay rocas, naturalmente. En la zona que yo recorrí, entre la urbanización la Siesta y Los Montesinos, encontré unas calizas bioclásticas con multitud de fósiles de gasterópodos. Algunas de ellas son muy fotogénicas, como esta muestra de mano que muestra varios ejemplares muy bien conservados en sección.
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Caliza bioclástica con restos de gasterópodos |
Estas calizas bioclásticas alternan con otras, blancas y pulverulentas, que constituyen un caliche.
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Bloque de caliche con el típico aspecto pulverulento. |
Estos materiales tienen una edad pliocuaternaria y subyacen a los materiales holocenos que constituyen el relleno reciente de las lagunas. Los gasterópodos molan, y el caliche tiene sus admiradores, lo reconozco, pero aparte de la observación de los fenómenos geológicos en curso en la actualidad podríamos pensar que no es el mejor lugar lugar para hacer geología… y nos equivocaríamos. Eso descubrí cuando pasé de la laguna de Torrevieja a la de la Mata y empecé a recorrer su orilla meridional, justo al norte del Chaparral.
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Vista de la laguna de la Mata desde El Chaparral. |
En un principio quizá os ocurra como a mí, y centréis vuestra atención en las vistas de la lámina de agua y las orillas, es lo natural. Pero quizá poco a poco comencéis a a prestar atención a las rocas del Chaparral, a pesar de que puedan parecer un poco anodinas. Allí están nuevamente los caliches, pero un análisis más detallado nos permite detectar algunas características bien curiosas en estas calizas. Lo más llamativo es la textura que presentan algunos bloques en su cara superior: una especie de rugosidad poco común (al menos en mi experiencia). Además, esta superficie está surcada por una serie de canales vermiformes. En ocasiones las zonas rugosas limitan con otras completamente lisas, y en otras ocasiones en esas superficies rugosas hay englobados, como si se tratase de un puding, cantos más o menos redondeados. También es frecuente que presenten un aspecto rubefactado a causa de una pátina de óxidos de hierro. En ocasiones esta superficie parece tener entidad propia, como si se tratase de un recubrimiento que tapizase la roca. Desde luego, es inevitable comenzar a examinar sistemáticamente estas rocas, lo que nos permite constatar que estas características son generalizadas. Y eso no hace sino aumentar nuestro interés…
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Enigmática cara superior de un bloque de caliche. Llama la atención por esa red dendrítica de acanaladuras y su apariencia casi... orgánica. |
Junto con estos enigmáticos materiales encontramos otras calizas con otras estructuras sedimentarias y fósiles. Aunque a causa de las disposición de las capas y el escaso relieve no es posible encontrar una sección que muestre la sucesión de capas, es evidente que unos materiales y otros se encuentran en una relación muy estrecha, quizá incluso de continuidad lateral. De hecho, la mayor parte de las estructuras que os voy a mostrar se encuentran en bloques procedentes del roturado de campos de cultivo ahora abandonados en el perímetro de la laguna. Estos bloques se encuentran, por lo general verticalizados, mostrando tanto su cara superior (que contiene las estructuras) como la inferior (que presenta los rasgos típicos del caliche). Veamos algunos de ellos antes de volver a las calizas misteriosas.
En primer lugar, tenemos estructuras de tipo tepee. Las estructuras tipo tepee se atribuyen al siguiente proceso: cuando el sedimento carbonatado queda expuesto a la atmósfera y el sol lo reseca, precipitan cementos que, a fuerza de repetirse en ciclos diarios, hacen que se cree una corteza sobre el terreno que se expande y agrieta. Puesto que la corteza trata de extenderse sobre una superficie mayor de la disponible se levanta, formando unos picos como de tiendas de campaña, de donde procede su nombre. Son propios de ambientes litorales poco energéticos, llanuras de marea, etc. En este caso, como veréis, aparecen acompañados de fósiles de bivalvos en posición de vida, con ambas valvas todavía articuladas, que aparentemente has excavado su vivienda en estos depósitos carbonatados cementados de forma temprana (más adelante profundizaremos en esto).
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Superficie carbonatada que muestra las clásicas crestas de tepees y, además, varias secciones de moluscos bivalvos incluidos en la misma (ver ampliación en recuadro) |
Aquí tenéis otro ejemplo de espectacular preservación de tepees con estructuras poligonales. Fijaos como embebidos en el hardground hay fósiles de gasterópodos y fragmentos de corales. Los primeros podrían ser autóctonos, pero los segundos han debido ser traídos durante episodios energéticos tales como tormentas.
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Tepees poligonales con crestas estrechas y secciones de gasterópodos y fragmentos de corales ramosos |
También encontramos grietas de desecación, como estas:
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Red poligonal de grietas de desecación. |
Pero no todo son aguas tranquilas. También encontramos depósitos de episodios más energéticos, como estas calizas bioclásticas con fragmentos de bivalvos y gasterópodos. Fijaos en como los fósiles se distribuyen sobre una capa única de aspecto caótico sobre el bloque de caliche, casi como si acabasen de ser depositados allí mismo.
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Capa que contiene multitud de fragmentos esqueletales de gasterópodos, moluscos lamelibranquios y clastos calcáreos en disposición caótica, posiblemente depositados durante un episodio de alta energía como una tormenta sobre una superficie costera en la que ya se había desarrollado un caliche |
Y, además, también encontré algunas calcarenitas con estratificación cruzada de surco y planares que me sugirieron la posibilidad de que se tratase de dunas eólicas. El mejor ejemplo está justamente en el paso inferior de la carretera nacional N-332:
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Sección de un desmonte en un paso inferior de la N-332 en la que se observan estratificaciones cruzadas de posible origen eólico |
Sin embargo, una de las estructuras más interesantes, y que están en relación con los materiales misteriosos que presenté al principio, consisten en retículas poligonales que podrían parecer en principio grietas de desecación pero que no me lo parecen. Al observarlas en detenimiento se aprecian una serie de elementos característicos que las diferencian de este tipo de grietas:
1. Las crestas poligonales son redondeadas.
2. Estas crestas poseen, a menudo, un surco en su parte superior.
3. Algunos polígonos parecen haber cabalgado en alguno de sus bordes sobre los polígonos adyacentes.
Aquí tenéis uno de los ejemplos más vistosos:
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Red poligonal de crestas redondeadas. A diferencia de los tepees o grietas de desecación, las crestas son curvas y suaves y presentan en ocasiones grietas longitudinales, a la que vez que, en algunos casos, cabalgan sobre los polígonos adyacentes. |
Y aquí otro ejemplo:
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Otro ejemplo |
Os diré cual es mi interpretación. Creo probable que se trate de un tipo de estructura conocido como “petee”. Tal y como parece, ese nombre es una evolución de la denominación “tepee” que refleja bien tanto las similitudes superficiales entre ellas como sus diferencias. Un petee es una estructura de crestas asociadas al crecimiento de microorganismos, básicamente tapices bacterianos. Por tanto, la diferencia principal con un tepee es su origen biogénico. Hemos de imaginar un petee como el resultado de parches bacterianos que crecen ocupando una superficie cada vez mayor hasta que acaban solapándose con los parches adyacentes. Algo curioso es que estos márgenes de crecimiento suelen alinearse con grietas de desecación, lo que explica su similitud inicial. Esto es así ya que el espacio entre las grietas suele retener mejor la humedad, haciendo posible el crecimiento de estos microorganismos a lo largo de las mismas. Lamentablemente, no encontré ejemplos de este tipo de estructuras en desarrollo en la laguna de La Mata, pero gracias a Stephen Lokier y su trabajo de divulgación en Twitter puedo mostraros ejemplos actuales de las sabkhas costeras del golfo pérsico (podéis encontrar grandes imágenes de este tipo de ambiente sedimentario siguiendo la etiqueta
#SabkhaImageOfTheDay).
La identificación de estructuras de origen bacteriano o, más generalmente, microbiano, siempre es difícil sin recurrir a una combinación de métodos que incluyen análisis de la microestructura de las rocas. Sin embargo, creo que es una hipótesis de trabajo razonable en este caso teniendo en cuenta las evidencias existentes. Otras estructuras curiosas refuerzan esta interpretación. Por ejemplo, lo que en mi opinión es, probablemente, el colapso de una bolsa de gas: el gas procedente de la descomposición de la materia orgánica atrapada bajo la lámina del tapiz genera una bolsa que se proyecta hacia el exterior. Esta bolsa puede, eventualmente, colapsar, generando una lámina que cae sobre el hueco infrayacente. Aquí os pongo un ejemplo que encontré y que interpreto de esta manera.
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Superficie con cavidades que, especialmente en el caso de mayor tamaño, están parcialmente recubiertas por lo que parece una lámina que en su momento debía ser lo suficientemente flexible y cohesiva como para deformarse y mantener su entidad. El origen probable de las cavidades puede estar en bolsas de gas generado durante la descomposición de la materia orgánica bajo un tapiz bacteriano. Este tipo de preservación requiere de una cementación muy temprana y condiciones de baja energía (y reducida bioturbación) |
Otro detalle que casi hace que me explote la cabeza son estas marcas en forma de surco con un patrón dendrítico en algunas superficies. El parecido es tan evidente que tuve que rascar con el dedo para asegurarme de que nos eran estructuras recientes. La similitud con las marcas dejadas por los gasterópodos que se alimentan de los líquenes que tapizan en la actualidad estas rocas es inevitable. En mi opinión se trata de un buen ejemplar de Radulichnus isp., un icnofósil atribuido a marcas de alimentación dejadas por moluscos al ‘roer’ los tapices basterianos, lo que refuerza mi interpretación acerca del origen biogénico de estas estructuras (la raíz de Radulichnus es rádula, el nombre del aparato masticador de los gasterópodos). Fijaos, además, en las crestas de tipo petee, especialmente en la de la derecha, que posee un surco longitudinal a lo largo de su cresta superior.
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Superficie rubefactada en la que se aprecian trazas de Radulichnus isp., pistas de alimentación de moluscos que se alimentaban del tapiz bacteriano (en mi interpretación). El recuadro muestra una área ampliada para mostrar la textura que posee toda la roca. |
También es perceptible la textura superficial ‘en piel de elefante’, característica de este tipo de microbialitas:
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Textura rugosa de tipo 'piel de elefante' junto con crestas de tipo petee |
En otras ocasiones encontramos interesantes ejemplos de icnofósiles como trypanites: son perforaciones en un sustrato duro (en este caso un hardground carbonatado) por moluscos bivalvos. Os pongo un ejemplo espectacular en el que vemos dos niveles atravesados por los organismos perforadores: uno superior, rubefactado, con una textura formada por abundantes crestas y un nivel inferior, aparentemente el preferido por los bivalvos para fijar su residencia. Es interesante ver como se encuentran bivalvos anidados, unos dentro de otros como muñecas rusas, en lo que parece un ejemplo de sucesivas generaciones aprovechando el trabajo de las anteriores.
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Superficie cubierta de perforaciones (área superior) realizadas por moluscos bivalvos en un sustrato ya endurecido (hardground). En la parte inferior de la fotografía la superficie original se ha perdido, mostrando la sección inferior con los bivalvos en posición de vida al final de sus pozos verticales. En la siguiente imagen se ofrece un detalle ampliado |
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Bivalvos en posición de vida, todavía articulados, al fondo de sus galerías. La superficie superior, atravesada por los organismos, ha desaparecido por la erosión (ver fotografía anterior). Fijaos en cómo varias generaciones de organismos han ocupado los huecos excavados por la generación anterior, algo parecido a una crisis de la vivienda pleistocena |
La superficie superior recuerda a una textura de tapices bacterianos conocida como ‘pustular’, por razones obvias. Más material de Stephen:
El sustrato de todas estas estructuras superficiales es, como ya hemos dicho, un caliche: un suelo formado por la precipitación de carbonato cálcico transportado por aguas meteóricas que se infiltran en el terreno (lo que se conoce como circulación vadosa). En sección es fácil distinguir la apariencia típica de estas rocas, especialmente las laminaciones y los pisolitos (cuerpos subesféricos formados por la precipitación de sucesivas envueltas de carbonato). Este proceso de calcretización a afectado a los materiales preexistentes, por lo que contienen en su interior abundantes fósiles como fragmentos de corales, gasterópodos y moluscos bivalvos. Fijaos en cómo los nódulos de carbonato se nuclean en torno a restos fósiles.
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Típica sección de un caliche en la que se aprecian varios nódulos con superficies ferruginosas. En la zona central, sobre la zona laminada, hay varios fósiles de gasterópodos y bivalvos en la matriz. Estos gasterópodos formaban parte del sustrato antes de la formación del caliche |
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Varios ejemplares de pisolitos, algunos liberándose de la roca y otros visibles en sección en la zona derecha como envueltas concéntricas |
A la vista de estos materiales y estructuras, es inevitable pensar en qué podemos deducir de ellas para interpretar cómo fue en un pasado verdaderamente reciente (en términos geológicos) esta zona. Y la respuesta es que las condiciones actuales parecen haber estado vigentes durante esta parte del Pleistoceno: los materiales que encontramos nos hablan de medios costeros someros con influencia marina restringida, en la que alternan periodos de calma con episodios de mayor energía, como tormentas en un contexto climático árido que ha permitido la formación de los caliches. Aparentemente el nivel del mar ha variado invadiendo la costa, cubriendo los suelos carbonatados desarrollados previamente, permitiendo la acción bioturbadora de los organismos que han perforado estos últimos y siendo cubiertos finalmente por depósitos detríticos. La retirada del mar posterior en durante un ciclo regresivo da lugar a un nuevo desarrollo de caliches que quedan cubiertos por depósitos eólicos. Esta visión es altamente especulativa (ya que es difícil ver cortes que permitan observar directamente la sucesión de materiales) pero razonables, especialmente cuando en la actualidad podemos observar en acción procesos como los descritos. Por ejemplo, sistemas de dunas eólicas costeras, barras de gravas representativas de condiciones energéticas sobre los limos y arcillas de las orillas de la laguna, y tapices bacterianos en desarrollo. Algunos ejemplos del entorno de la laguna de la Mata:
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Barra de gravas actual avanzando sobre una zona deprimida rellena de material fino en la que se ha desarrollado una generación de grietas de desecación al evaporarse el agua retenida tras un episodio de subida del nivel de la laguna |
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Tapices bacterianos en expansión en la orilla de la laguna. Estos tapices recubren las calizas pleistocenas que forman la orla de la laguna, en un análogo de los tapices fosilizados como capas sobre el caliche que hemos descrito anteriormente |
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Sistema de dunas costeras de Guardamar |
A modo de resumen final: el en torno de la laguna de la Mata y el Chaparral he encontrado estructuras fósiles bastante poco comunes con un grado de preservación muy notable, especialmente lo que he interpretado como tapices bacterianos. De hecho, uno puede pasarse horas vagando de bloque en bloque, a la caza de nuevos detalles en la capa superior de los caliches. No he encontrado referencias en la literatura existente en esta línea, por lo que quizá sea la primera vez que se proponga y creo que es un tema digno de un estudio detallado).
A pesar de que, como suele ocurrir con los parques naturales, el foco se pone en la biosfera, en este caso especialmente en la avifauna, se echa de menos en los materiales didácticos que se ofrecen al visitante algo de información sobre el contexto geológico. Esta es una reivindicación que no es exclusiva para el parque natural de las lagunas de Torrevieja y la Mata, pero no nos cansamos de hacerla.
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Vista de la laguna en la que se pueden apreciar en el fondo un sistema de grietas de desecación (formadas en un momento de nivel más bajo) sobre las que existen desarrollos bacterianos. Observad la barra de gravas que separa este cuerpo de agua de la masa principal de la laguna |
Algunas referencias para saber más sobre estructuras asociadas a tapices bacterianos y su terminología asociada:
Y especialmente recomendable la cuenta en twitter de Stephen Lokier y la etiqueta
#SabkhaImageOfTheDay
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