En el anterior artículo presentamos la fantástica historia acerca del origen del peñón de Ifach, en Calpe. Como vimos, este inmenso monolito rocoso no es más que un bloque desprendido de otro aún mayor, la sierra de Oltà. Para entender qué quiere decir y cómo pudo llegar a producirse semejante hecho hemos de recurrir a la Geología, esa herramienta que nos permite leer el pasado. Gracias al trabajo realizado en el campo y el laboratorio por muchos geólogos hemos podido reconstruir un momento clave en la formación de Iberia tal y como la conocemos: la colisión entre África y Eurasia, dos inmensos continentes que atraparon a la microplaca ibérica entre medias. Recordemos cómo era esta región del mundo en aquel momento, el Oligoceno, hace más de 23 millones de años:
Europa en el Oligoceno. Un círculo señala la ubicación aproximada de lo que será Calpe. Fuente: © Ron Blakey, Colorado Plateau Geosystems |
Durante el Oligoceno en el fondo de un menguante mar de Thetys se acumulaban enormes espesores de restos esqueléticos de seres vivos. Estos restos constituyen las calizas que forman el peñón y los cantiles que coronan la sierra de Oltà (y la de Bernia, y el Morro de Toix). Sin embargo, en el Mioceno (el periodo inmediatamente posterior) el ambiente se vuelve algo más inquieto, y el fondo del Thetys empieza a recibir materiales procedentes del inestable borde de Iberia: estos escombros, procedentes del levantamiento de las montañas que ahora son la cordillera Bética, venían en avalanchas a reposar sobre las calizas oligocenas.
Hasta aquí el resumen de la historia. Y una historia asombrosa, por cierto. Ahora bien, ¿dónde están las pruebas de estos sucesos? ¿Podemos ver algo de esto en las rocas? ¿Dónde está escrito este relato? Son preguntas interesantes. Y para responderlas hemos de salir al campo. Así que allá vamos.
No puede decirse que haya muchos senderos señalizados en torno a Calpe, pero uno de ellos, el PR-CV 340, es muy interesante. Se trata de un sendero que permite rodear por completo la pequeña muela que constituye la sierra de Oltà ascendiendo, también, a la cima. Tiene unos 10 km de longitud y normalmente se inicia desde la zona de acampada. Pero para nuestros fines es mejor comenzar ascendiendo por la pista que sube a la Ermita Vella desde las inmediaciones de la estación de ferrocarril. Es un poco más duro, pero nos permite investigar los acontecimientos que nos ocupan.
El peñón de Ifach desde el sendero de ascenso hasta la Ermita Vella |
Cuando comenzamos el ascenso por la pista podemos ver, en primer lugar, unas margas de color crema/azulado y textura nodulosa. Se trata de las mismas que se encuentran en la base del peñón, visibles junto al inicio del paseo junto al puerto de Calpe. Más adelante vemos que los taludes exponen una secuencia de calcarenitas estratificadas en bancos decimétricos separados por niveles arcillosos.
Margas y arcillas en el sendero de ascenso a Oltà |
Secuencia turbidítica: alternancia de calcarenitas y arcillas |
En esencia se trata de los materiales expuestos en la playa del Arenal y que estudiamos en un artículo anterior disponible aquí. Como ya vimos entonces, nos encontramos ante una serie turbidítica. Las margas de color crema/azulado representan el fondo marino preexistente. De tanto en tanto la tranquilidad reflejada por las margas desaparecía y se establecían condiciones algo diferentes. Como hemos dicho antes, la inestabilidad del margen continental se traducía en avalanchas submarinas: flujos de gravedad que transportaba material desde la plataforma continental hasta el fondo de la cuenca oceánica. Conforme el flujo pierde velocidad deposita su carga en función de su masa, radio hidráulico, etc. De esta forma aparece la serie ordenada que finaliza con la sedimentación por decantación de la fracción arcillosa, más fina, que de esta forma queda como fondo marino hasta que el siguiente episodio deposita una nueva serie. Si analizamos en detalle las capas calcareníticas, más resistentes, encontramos algo que no vimos en la playa: una evidencia sensacional del paso de una corriente de turbidez. Fijaos:
Flute cast: estructuras sedimentarias formadas por el paso de una corriente de turbidez y preservadas como relieves positivos en la base de un nivel de calcarenitas |
- El contacto entre las arcillas y las calcareníticas es neto
- El contacto, además, no es una superficie plana
- Esa superficie presenta una serie de protuberancias bulbosas
Justamente este último detalle es el que no vimos en la playa. Esas estructuras bulbosas se conocen como ‘flute cast’ y son unos indicadores magníficos de la dirección y sentido de la corriente. En realidad, un flute cast es, como su nombre indica, es un molde, el relleno positivo de una estructura original denominada flute. Para ver cómo se forman, he preparado uno de mis míticos croquis.
Por tanto, estudiando la alineación de los flutes podemos conocer de dónde vino la corriente. En este caso, aproximadamente del norte (no tomé la dirección exacta). Aunque suponga adelantarnos un poco en el relato ya os anuncio que el muro de escollera que refuerza la explanada de la Ermita Vella hay bloques procedentes de esta misma formación con unos fantásticos ejemplares de flutes. Como estos:
Agrupación de flute cast |
Volviendo al punto dónde nos encontrábamos. Otra de las características de la serie turbidítica es la transición desde una laminación planar a otra de tipo convoluta o de ripples (rizaduras de corriente) en la parte superior de la secuencia. También aquí vemos algún ejemplo de esto, lo que confirma la interpretación:
Laminación convoluta en el techo de un término calcarenítico en la sucesión turbidítica |
A partir de cierto punto la característica alternancia entre capas arcillosas y capas calcareníticas se hace menos sistemática. De hecho, todo adquiere un aspecto más caótico, con bloques de calcarenitas ‘flotando’ en una matriz de margocalizas y arcillas sin continuidad lateral. Exploremos esta zona de transición antes de ascender a la cumbre.
La pista forestal que rodea Oltà, la cual no constituye el PR sino que se señaliza como una alternativa al mismo, sigue aproximadamente el contacto entre las calizas que constituyen la cumbre y los materiales basales que ya conocemos. Y esta zona es muy interesante. Por un lado, vemos bloques aislados, sin relación con el contexto en que se encuentran. Se trata de algunos de los escombros que vinieron talud abajo desde la inestable plataforma. Algunos de estos bloques son fácilmente reconocibles: se trata de los mismos materiales que ya hemos visto pero plegados, retorcidos, rotos. Es lo que se conoce como ‘slumps’: materiales deslizados que, por no encontrarse completamente litificados, se pliegan durante el proceso.
Un slump: materiales plegados caóticamente tras deslizarse en un estado semiconsolidado |
Arcillas y limos versicolores procedentes del Keuper |
Aún más. En el norte de Oltà existe una cantera abandonada, la pedrera de la Mola. Nos encontramos ante otro de los bloques amontonados de forma caótica aquí. Se trata de un afloramiento de ofitas, una roca ígnea subvolcánica. Estamos ante una masa que composicionalmente es basáltica pero cuya textura muestra un grano más grueso que el del basalto ya que no se enfrió en superficie, sino en fisuras en la corteza antes de conseguir llegar a la superficie. Estas rocas se conocen como diabasas. El término ofita hace referencia a la textura de la roca, formada principalmente por granos de plagioclasa y piroxeno.
Afloramiento de diabasas en la Pedrera de la Mola |
Un detalle de las diabasas |
Vista a través de la lupa x10 de la diabasa |
Y esta diabasa no se emplazó como un magma aquí. Lo hizo entre los materiales del Keuper en una zona próxima casi simultáneamente con aquéllos, hace más de 200 millones de años. En aquel entonces la debilidad y el adelgazamiento de la corteza, no sólo aquí sino en todo el este de Iberia, promovió el ascenso de magmas desde la zona superior del manto. Pero esta es otra historia.
Ahora ya vais entendiendo lo de acumulación caótica de bloques de distintos orígenes. Se trata de un tipo de formación geológica conocido como ‘olistostroma’. Pero todavía hay más. En las inmediaciones del Pou de la Mola encontramos la base de las calizas de la cumbre de Oltà. Como ya anticipamos, estas calizas son las mismas que las que forman el peñón de Ifach y proceden, posiblemente, de la sierra de Bernia, de donde se desprendieron y vinieron como un bloque más, constituyendo un gigantesco ‘olistolito’. Pero si las estudiamos en detalle vemos que aquí, en este plano, las calizas son difícilmente reconocibles, se hayan fracturadas, trituradas formando lo que se conoce como una brecha.
Brechas en la base de las calizas oligocenas de Oltà |
Es posible que estas brechas tengan su origen en el tremendo viaje desde su origen hasta acabar formando parte de nuestro olistostroma. Ahora podemos ascender a la cima y disfrutar de las increíbles vistas desde allí. Ya hemos nombrado el Pou (pozo) de la Mola. No es el único pozo que existe en Oltà. En el Corralet existe otro, y otro más en la propia Ermita. Todos se encuentran aproximadamente a la misma cota y, lo que es más importante, en la misma posición estratigráfica. Y no es casualidad.
Pou de la Mola |
Pozo en la Ermita Vella. La bomba de mano funciona, pero aparentemente extrae agua de un depósito |
Pozo en el Corralet |
Karst en lo alto de la mesa de Oltà |
Tan pronto empezamos a caminar por las calizas oligocenas de la cumbre (oligocenas por su edad de formación, no de depósito en su lugar actual) encontramos los fósiles que le son tan característicos y que permiten correlacionarlas con el peñón de Ifach y Bernia. Básicamente, nummulites:
Nummulites |
Si miramos hacia el mar vemos, al fondo, la Sierra Helada, de la que ya hablamos aquí. Los materiales que la forman son cretácicos y, por tanto, más antiguos que los del Morro de Toix (centro de la imagen, a la derecha). Sin embargo aparecen a cotas similares. Es otro ejemplo de como la tectónica ha fracturado la corteza en bloques que se han desplazado unos en relación a otros en esta zona. A propósito del Morro de Toix, recuérdese que se trata de una prolongación de las Sierras de Bernia y Ferrer, de las que se encuentra separada por una falla que en parte aprovecha el Barranco Salado (centro de la imagen).
La sierra Helada (al fondo), el Morro de Toix (centro izquierda) y el barranco Salado |
Vista satélite de la falla trascurrente del Morro de Toix |
Por último quiero llamar la atención sobre un detalle sumamente interesante visible desde la cima de Oltà. Se trata del Barranc de l'Estret (gracias, comentarista anónimo), un barranco que corta transversalmente toda la sierra de La Solana de Benissa, atravesando y encajándose en las duras calizas. El barranco tiene una longitud muy corta aguas arriba de la sierra y es muy llamativo que haya acabado discurriendo en dirección sur justamente a través de un obstáculo tan formidable como el espinazo de la sierra.
El Barranc de l'Estret (centro derecha) corta perpendicularmente la Sierra de La Solana de Benissa |
Hasta aquí nuestra visita a Oltà. En próximas entregas nos acercaremos a Bernia y a otras montañas de la Marina como el Puig Campana y el Ponoig con el fin de conocer mejor la historia geológica de la zona.
Referencias: Mapa geológico de España MAGNA50. Hoja 848 – Benidorm. Instituto Geológico y Minero de España.
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