domingo, 29 de noviembre de 2015

Las Simas de Partagat: Demolition work in progress

Estamos tan acostumbrados a la invariabilidad del paisaje que, cuando se producen cambios rápidos (relativamente hablando, claro) nos parece que nos encontramos ante algo antinatural. A veces esos cambios son verdaderamente súbitos, como cauces que se desbordan, erupciones volcánicas, terremotos…vamos, lo que suele calificarse como catástrofes naturales cuando, en realidad, deberían llamarse catástrofes humanas. Otras veces, no tanto, pero sí lo suficiente como para despertar en nosotros el asombro ante el descubrimiento de que vivimos sobre un planeta dinámico. Recientemente se publicó una noticia acerca de un descubrimiento que ha causado bastante inquietud en Wyoming: según parece, en el transcurso de unas semanas se ha abierto una gran grieta en el terreno. Aparentemente, ya estaban comenzando a producirse las tradicionales alusiones al fin del mundo y especulaciones acerca de como aplacar a los dioses antes de que nos destruyan a todos por nuestra impiedad. En realidad, la explicación es más sencilla:

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Y es que, aunque compresión suele llevarse los titulares, no hay que desestimar la capacidad de un régimen extensional para crear relieves espectaculares. Está detrás de la creación de lugares tan espectaculares como el Valle del Rift en África y hasta de nuevos océanos, cuando la extensión se encuentra encuadrada en la tectónica de placas. Pero incluso cuando se trata de un fenómeno local, como en el ejemplo de Wyoming, los resultados son francamente impresionantes. La imagen anterior me recordó un lugar fantástico que visité el pasado verano: las simas de Partagat, en la sierra de Aitana (Alicante). Ya el año pasado estuve a punto de visitarlo durante mis vacaciones, pero finalmente preferí recorrer otras montañas de entre ese inmenso muestrario que son las comarcas de La Marina (y son objeto de una serie de artículos en el blog, (la sierra de Bernia y el Ponoig) y el Puig Campana). Desde todas las cimas es posible ver, imponente, la silueta de Aitana.

Aitana 1
El flanco meridional del antiforme de Aitana visto desde el Sanxet. 
El caso es este verano no dejé pasar la ocasión y me fui para Benifato para ascender a lo alto de Aitana desde la fuente de Partagat y por la ruta tradicional del Pas de la Rabosa. Ya sabía de la existencia de las simas o avencs (su nombre en valenciano), pero el conocimiento previo no me preparó para lo que me esperaba en el techo de la provincia de Alicante.

La sierra de Aitana es una estructura antiforme que se encuadra en el prebético externo. Su origen no es sencillo de explicar, ya que podría decirse que han intervenido diversos factores desde hace mucho tiempo: la extensión asociada a la ruptura de Pangea y el diapirismo asociado a esa extensión, la compresión Miocena provocada por la colisión entre África y Eurasia, como el resto de las Béticas y, posiblemente, de nuevo la extensión del llamado Óvalo de Valencia. El flanco sur, que podéis ver en la fotografía anterior, está bastante bien definido. El flanco norte no tanto, ya que está desdibujado por causa de otras estructuras.

Corte Aitana
Corte geológico de la sierra de Aitana y la Serrella. Vemos el flanco norte cortado por varias fallas normales. Fuente: [1]. (referencia completa al pie del artículo).
Como vemos, los materiales que afloran en Aitana son calizas y margas eocenas, viejas conocidas que ya estudiamos en detalle en el peñón de Ifach y en Oltà. Vemos como el flanco norte está formado por varias fallas normales que delimitan varios bloques, una serie de escalones que descienden desde lo alto de Aitana hacia el valle de Guadalest. Así se ve desde la Serrella, el relieve que delimita el valle al norte de Aitana:

Aitana 2
El flanco norte del antiforme de Aitana visto desde la cumbre de la Mallà dels Llops, en la Serrella. 

Este relieve escalonado es la primera evidencia de extensión que encontramos y es relativamente reciente, habiéndose producido en el Mioceno superior. Pero ya va siendo hora de ponernos en marcha y echar un vistazo más de cerca a esas rocas. Aunque suponga adelantarnos, así se ve la gran falla septentrional de Aitana desde al cumbre de la sierra:

Falla de Aitana
El flanco norte de Aitana desde el ascenso a la cumbre. Se aprecian varios escalones a distintas alturas delimitados por fallas normales.
La flecha en el centro de la imagen anterior señala un espejo de falla en una de las estructuras menores asociadas a la gran falla de Aitana. Ese plano ha quedado exhumado por la erosión y, aunque a primera vista no lo parezca, se trata de una falla directa. Ved un detalle:

Espejo de falla
Uno de los bloques, en las inmediaciones de la Font de Partagat. El resultado de la erosión ha exhumado el plano de falla justamente denudando el bloque levantado, dando la impresión de que se trata de una falla inversa cuando, en realidad, es una falla normal.
Volvamos al sendero. Conforme ascendemos desde la Font de Partagat y tras superar el escalón de la falla de Aitana vemos como las calizas eocenas, tan blancas ellas, se alzan imponentes ante nosotros. A su vez, vemos también afloramientos de brechas, pedreras y grandes bloques que son un indicio de las fuerzas en acción en el paisaje:

Escarpe calizas Eoceno
Escarpe de la gran falla de Aitana camino del Pas de la Rabosa. Observad los bloques se acumulan al pie del cantil.
Tenemos ocasión de ver de cerca el impresionante cantil al acercarnos al punto conocido como Pas de la Rabosa (paso de la zorra, en alusión a su estrechez, que no permite el paso más que en fila india). Al observarlo nos llama la atención una serie de estructuras que no pueden ser más que espeleotemas: rocas formadas a causa de la precipitación de carbonato cálcico disuelto en el agua infiltrada en el terreno, normalmente a través de grietas. Pero, ¿dónde están las grietas en este caso?

Espeleotemas
Espeleotemas desarrollados sobre la pared del cantil en el ascenso a Aitana.
Al adentrarnos en el Pas de la Rabosa empezamos a sospechar la explicación. Y es que el paso es una grieta en la que también hay espeleotemas, que aquí nos parecen más naturales…

Pas de la Rabosa
El Pas de la Rabosa.
…porque vemos los dos lados de la grieta, mientras que en el resto del escarpe, que hemos visto en nuestro ascenso, uno de los lados ha desaparecido y sus escombros forman la pedrera que hemos atravesado en nuestro camino hacia el paso. Todo parece muy reciente, muy rápido. Y entonces salimos del Pas y nos damos de bruces con la realidad: estamos atravesando una grieta en la superficie del macizo de Aitana que se prolonga en el horizonte ante nosotros.

Grieta
Al otro lado del Pas de la Rabosa, en realidad una grieta de gran longitud que se extiende hasta donde alcanza la vista. Una más de las simas o avencs.
Y no hemos terminado. Con un poco de perspectiva, que ganamos al cruzar la vaguada y mirar hacia atrás. Ante nosotros, els Avencs:

Perspectiva 1
Impresionante primera vista de los bloques delimitados por grietas del escarpe norte de Aitana. 
Las simas o Avencs son grietas de anchura métrica que delinean una retícula que corta la ladera norte de Aitana en bloques hectométricos. Estos bloques se escalonan desde el cordal de la sierra como peldaños de una escalera de dimensiones inconcebibles. Mientras que algunas grietas parecen más antiguas, otras son apenas incipientes. Es evidente que hay un proceso en marcha en la sierra que está, lentamente reduciéndola a fragmentos.

Detalle grieta
Detalle de una de las grietas, la penúltima (creo) contando desde el borde de Aitana hacia el sur. La amplitud de las mismas aumenta con la edad.
Si seguimos subiendo hacia el alto de Tagarina, tenemos una vista mejor. Os dejo, sin más, con els Avencs.

Avencs 1
Otra vista de los bloques en su camino hacia el fondo del valle. Las palabras se quedan cortas.

Avencs 2
Un proceso catastrófico inexorable y sorprendentemente rápido: los bloques están suspendidos al borde del abismo...pero no por demasiado tiempo. 
Verdaderamente no hay palabras para describir la impresión que produce la contemplación de este paisaje. Estamos familiarizados con las fallas, hemos visto fosas tectónicas y cañones más profundos, pero no impactan de la misma manera por una simple cuestión: el tiempo. En els Avencs de Partagat es inevitable la sensación de que todo es muy reciente, que la geología está actuando en fast forward, de que aquí no está todo acabado. Pero, ¿qué está ocurriendo realmente? Veamos un par de detalles. En primer lugar, como ya hemos comentado, el escarpe de la sierra de Aitana está formado por calizas del Eoceno, las mismas que conocemos del Peñón de Ifach y que poseen como rasgo característico una gran abundancia de esos pequeños fósiles, los nummulites:

Calizas eocenas
Nummulites en las calizas eocenas de Aitana.
Por otra parte, ya hemos visto evidencias de procesos kársticos en los espeleotemas formados en las paredes de las grietas en el Pas de la Rabosa y el propio escarpe de Aitana. Pero no hay precipitación de carbonato cálcico sin disolución previa. Y es que, en realidad, todo el macizo es un gigantesco karst en el que el agua de lluvia penetra y disuelve a su paso el carbonato mientras circula por la superficie, se infiltra por las grietas y corre por el fondo de las simas. El camino hacia la cima es bastante penoso porque transitamos por una superficie irregular denominada lapiaz: lo que el agua de lluvia deja detrás mientras va disolviendo lentamente la sierra. Esa es una de las razones por la que no hay árboles en Aitana: en contra de lo que pudiera parecer, se trata de un entorno muy seco, con escasa agua disponible. La mayoría de los árboles que veréis se encuentran en el interior de las grietas.

Lapiaz
Aspecto irregular de la superficie de Aitana. A este tipo de relieve originado por la disolución de las calizas se le denomina lapiaz.

¿Y hasta dónde profundiza el agua que se infiltra a través de Aitana? Echemos de nuevo un vistazo al corte geológico del comienzo del artículo.

Detalle sección
Detalle del corte geológico de la sierra de Aitana y la Serrella. Vemos el flanco norte cortado por varias fallas normales. Fuente: [1]. (referencia completa al pie del artículo).
Vemos que las calizas del Eoceno reposan sobre un lecho de margas. Las margas son rocas con un contenido en arcilla superior al 50%, lo que les confiere dos importantes propiedades: son impermeables, por lo que el agua que llega a este nivel fluye siguiendo el contacto entre ambas capas hasta encontrar una salida. por eso, por ejemplo, hay varias fuentes en el camino a la cima, antes de llegar al escarpe de la gran falla de Aitana, como la font del Nogal y la font de Forata.

La otra propiedad importante es que las margas son rocas que se deforman plásticamente, especialmente cuando se saturan de agua. Y aquí es donde entra en juego la extensión. El  bloque levantado de la falla de Aitana forma un espectacular cantil en el flanco norte de la sierra. Allí, la capa superior de calizas rígidas no está limitado en su movimiento. Las margas plásticas se deforman como plastilina (qué casualidad, plástico-plastilina) y se extienden a favor de la pendiente. Sin embargo, la calizas rígidas no se deforman de la misma manera y se rompen de forma frágil, dividiéndose en bloques que se deslizan sobre las margas pendiente abajo. Espero que el siguiente croquis aclare las cosas:

Croquis extensión
La diferencia de comportamiento mecánico de las margas y las calizas hace que mientras que las primeras se deforman extendiéndose, las segundas se rompan en bloques. Esquema muy simplificado.

Es el resultado de este proceso es el ya conocido: una serie de bloques rígidos que se deslizan hacia el fondo del valle. Los fragmentos del proceso se acumulan a los pies del escarpe formando ríos de bloques.

Aitana Aérea
Vista aérea del flanco norte de Aitana. Se aprecia la extensión de las fracturas, los bloques delimitados por las mismas y la acumulación de derrubios al pie del escarpe.
Esos ríos de bloques y gravas constituyen el acuífero que recoge el agua que proporciona el caudal que mana en la Font de Partagat, donde se encuentra el área de descanso en la que se deja el coche en caso de realizar el ascenso siguiendo la misma ruta que yo.

Acuífero Partagat
La Font de Partagat se encuentra al final del cono de derrubios que desciende desde Aitana y se nutre del agua almacenada por los bloques y gravas acumulados en el mismo.
Y no sólo es el paisaje de Aitana espectacular, especialmente por lo que tiene que ver con su geología, sino que además nos ofrece algunas de las mejores vistas de la provincia de Alicante. Así asomaba el coloso Puig Campana entre las nubes la mañana que estuve yo:

Puig Campana
El Puig Campana desde Aitana, con la famosa brecha de Roldán o Portell. Una montaña magnífica.
Aquí os dejo un par de referencias por si queréis profundizar en la geología de Aitana. Por un lado, la guía del Geolodía 2009, que se celebró precisamente en este lugar. En segundo, el capítulo sobre la geología de Aitana elaborado por Pedro Alfaro, José Delgado, Antonio Estévez, Juan A. Marco Molina y Roberto Tomás Jover, que forma parte de la obra Geología de Alicante (varios autores), 2004. Aquí los enlaces: 

Geolodía Alicante 2009:

Geología de Aitana:

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domingo, 1 de noviembre de 2015

Icnología en acción…y un momento eureka.

Hace un par de semanas estaba dando una vuelta por la sierra Calderona, en las inmediaciones de Olocau, y decidí subir a los alto de la Peña de Alí-Maimó. Esta pequeña cresta sirve de marco a la localidad y constituye un auténtico icono del pueblo. Curiosamente, y a pesar de haber estado por la zona decenas de veces, nunca había emprendido la breve ascensión.

2012-12-09 11.26.28
La peña de Alí Maimó tras la localidad de Olocau.
El caso es que, cuando llegué arriba y mientras recorría la cresta, me encontré de golpe con algo que llamó poderosamente mi atención: esta capa de superficie extremamente irregular en el techo del Muschelkalk. La primera impresión es que se trata una característica sinsedimentaria, ya que la capa superior recubre y fosiliza la superficie. La irregularidad se debe a la presencia de multitud de depresiones de forma irregular que, en general, se solapan. Las dimensiones de estos hoyos son variables pero aproximadamente están entre unos 10 y 20 cm. No parece tratarse de una estructura sedimentaria, sino que parece que el sedimento ha sido alterado por la actividad de algún animal. Se trata de carbonatos de aguas someras y poco energéticas, unas dolomicritas. Las irregularidades cubren una superficie de unos 2x3 m y no presentan continuidad lateral (busqué la misma capa en las zonas adyacentes) sin encontrar rastro de estas estructuras. No se trata de una red de galerías estilo Thalassinoides. Asociadas a las mismas y de forma subordinada se observan perforaciones verticales de varios centrímetros de longitud y del orden de 2 o 3 mm de diámetro.

Aquí tenéis un par de vistas generales, en sentidos opuestos:

Bioturbación general
Vista general del nivel bioturbado en la parte alta del Muschelkalk
Bioturbación general 2
Otra vista, desde el extremo opuesto del afloramiento
Y ahora, algunos detalles. Primero, uno de los hoyos mejor definidos:

Bioturbación detalle 2
Detalle cercano de uno de los hoyos
Otro detalle; ved como la capa suprayacente recubre el relieve y lo fosiliza:

Bioturbación detalle 1
Observad como la capa superior recubre las irregularidades de la inferior
Ya hablamos en una ocasión acerca de la bioturbación: la bioturbación no es, ni más ni menos, que la alteración de un sedimento por la acción de los seres vivos que viven en él, se desplazan sobre él, se alimentan de él o en él...Puede parecer algo confuso, de entrada, pero no lo es tanto si pensamos que una huella dejada en el barro es un ejemplo muy sencillo de bioturbación. Y ese es el caso.
He de reconocer que, a primera vista, lo primero que me vino a la cabeza fue que encontraba ante huellas de vertebrados terrestres. Sería posible, por el contexto: el techo del Muschelkalk presenta una tendencia general regresiva y, en este caso, todo indica que nos encontramos ante depósitos de la zona intermareal. Pero rápidamente me reconvine a mí mismo. Las huellas fósiles (icnitas) de vertebrados terrestres son extremadamente raras. En este caso, además, no había forma de distinguir un sólo hoyo individualizado que permitiese apreciar la forma de las supuestas huellas. Además, aunque sería posible que el solapamiento se debiese a que el barro fuese pisoteado por multitud de animales (como ocurre en los bebederos) la explicación me pareció demasiado forzada.

De modo que seguí pensado. Enseguida vino a mi mente otro caso de interpretación inicial como icnitas de vertebrados terrestres (dinosaurios en este caso) reinterpretados a posteriori: Me refiero a la revisión de les Petjades del Diable de Tremp, Lleida, no como icnitas de dinosaurio sino como resultado de la actividad de rayas (sí, esos peces condrictios parientes de los tiburones). Podéis repasar la historia en el excelente artículo de Heraclio Astudillo en su blog Folklore de los fósiles ibéricos.

F1
El afloramiento de icnofósiles de la ermita de La Posa, en Isona. Fuente: Georama.

Pero hay cosas que siguen sin cuadrar. Aparentemente las rayas son animales solitarios y no poseen el comportamiento gregario necesario para generar un patrón como el que vemos en Olocau, sino más bien otro en el que las pistas se mantienen a distancia, produciendo un resultado más uniforme. Así pues, estamos en un callejón sin salida. Con la sospecha de que se trata del resultado de la acción de peces buscándose la cena en el fondo de una charca tuve que dejar el asunto en un cajón, a la espera de tiempos mejores. A fin de cuentas, en icnología es extremadamente difícil identificar con exactitud al autor de una traza.

Pues bien. Esta mañana he reanudado la temporada de campo. Las temperaturas en Valencia han bajado lo suficiente como para poder exponerse una mañana de geología en la montaña. Y estaba llegando a la zona en la que estoy trabajando actualmente y me encuentro con esto:

Bioturbación barrancazo 1
Desembocadura del Barrancazo en el embalse de Cortes. ¡Un momento! ¿Habéis visto eso?
Contened la emoción mientras os explico el contexto. Se trata de la desembocadura del Barrancazo en el embalse de Cortes de Pallás. Dado que este embalse sirve de depósito inferior para un sistema de generación de energía reversible, el nivel del agua varía a lo largo del día (ello se debe a que durante las horas de menor demanda se bombea agua al depósito artificial de la Muela, desde donde se turbina en las horas de mayor consumo devolviendo el agua al embalse). Cuando he pasado estaba amaneciendo y supongo que habrían estado bombeando durante la noche, dejando al descubierto el fondo cenagoso. Ahora os muestro una vista más próxima:

Barrancazo 2
Vista próxima del fondo emergido del embalse. La caña tiene un diámetro aproximado de 2 cm
 El barrancazo es una rambla que tan sólo lleva agua en época de lluvias. El resto del tiempo (como ahora) su desembocadura es una zona remansada a la que sólo llega agua a través de los marcos del paso de la carretera. En un ambiente tan poco energético, tan sólo se deposita una arcilla muy fina, procedente del miembro K4 del Keuper que aflora en la zona. Por si el parecido no fuera suficiente, fijaos en lo que se ve si nos acercamos un poco más: pequeñas perforaciones verticales aquí y allá sobre el patrón general de marcas del fondo.

Detalle perforaciones
Un detalle más próximo. Fijaos en las perforaciones milimétricas que aparecen aquí y allá y en los tapices de algas que cubren parte del fondo
Parece evidente que nos encontramos ante el mismo tipo de estructura. De hecho, si nos asomamos al otro lado del paso de la carretera, podemos ver una pequeña extensión de aguas someras con el fondo bioturbado.

Barrancazo 4
Al otro lado del paso de la carretera las mismas marcas aparecen todavía cubiertas por la lámina de agua
Ahora bien, si nos fijamos, podemos ver algo más. Hay un buen número de peces recorriendo estas aguas pocas profundas.

Barrancazo peces
Dos peces nadan en la zona. Aparentemente se trata de carpas.
Tras una breve investigación he identificado estos peces como carpas, relativamente abundantes en el embalse de Cortes. En este catálogo podéis encontrar una descripción de este animal, incluyendo sus hábitos. Se trata de una especie invasora introducida por el hombre que “altera los hábitats al remover los fondos y aumentar la turbidez de las aguas, degradando su calidad”. Esto lo hace ya que se alimenta de moluscos y otros invertebrados que viven en el fondo. Así pues, parece que hemos llegado al final en el caso de Cortes.

Ahora bien, ¿qué nos dice esto en relación con nuestro misterio original? A fin de cuentas, ¿qué tiene que ver la orilla de un embalse actual con una llanura de marea del mar de Thetys de hace 240 millones de años? Sin embargo, la clave de la icnología es precisamente ésta.

La forma en la que los seres vivos alteran el sedimento es el resultado de la interacción entre unos y otros, de forma que las condiciones físicas de éste (grado de cementación, oxigenación, energía) condicionan los modos de vida posibles (alimentación, desplazamiento, vivienda, etc.). Así pues, en condiciones similares se producen trazas similares, independientemente del entorno específico y el tiempo en que viven los animales (e, incluso, del productor). Esto debe tenerse en cuenta a la hora de asignar a una asociación de icnofósiles (una icnofacies) a un ambiente concreto. Por ejemplo, a las condiciones propias de fondos marinos profundos (baja concentración de oxígeno y mínima energía) se le hace corresponder la icnofacies Nereites. No obstante, en los canales turbidíticos se dan icnofósiles que tradicionalmente se asocian a medios más someros y energéticos (como ophiomorpha) y, del mismo modo, condiciones de baja energía y concentración de oxígeno pueden darse localmente en zonas pocas profundas a consecuencia, por ejemplo, de episodios anóxicos (por ejemplo, tras un algal bloom como los que se dan periódicamente en la actualidad).

En nuestro caso, el bombeo periódico crea una especie de marea artificial en el embalse, generando condiciones idénticas o muy semejantes a las que se daban en Olocau al final del Muschelkalk, en la que las mareas dejaban atrás charcas temporales y canales de aguas poco profundas en las que, posiblemente, algún banco de peces que compartía la forma de vida de las carpas actuales dejó las marcas que encontré en la peña de Alí-Maimó. Qué fantástico vínculo entre pasado y presente.

Comparativa entre los icnofósiles de Olocau y los rastros actuales de Cortes


Referencias: Belvedere, M. and al.. 2011. Fish feeding traces from middle Eocene limestones (Gargano promontory, Apulia, Southern Italy ). Palaios, 26 (11):693-699

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