domingo, 27 de enero de 2013

Una visita navideña al Mompichel (Villar de Chinchilla). Parte I

Viajar es una experiencia muy enriquecedora desde el punto de vista geológico. Sin embargo, la mayor parte de las veces deja un leve sentimiento de frustración ya que no siempre nos es posible detenernos y examinar todas aquellas cosas que vemos a través de las ventanillas, tan cerca y a la vez tan lejos. En multitud de ocasiones he hecho planes imaginarios para estudiar alguno de estos lugares. Ni qué decir tiene, la mayor parte de las veces estos planes se quedan en eso, en imaginarios. Pero algunas veces la atracción es tan fuerte que uno hace todo lo posible por hacerlos realidad y lo consigue. 

Cuando uno viaja desde Valencia hacia Albacete por la autovía A-31 se encuentra, entre las localidades de Bonete y Villar de Chinchilla, con la solitaria figura del Mompichel, cerro testigo arquetípico que, además, constituye la mayor elevación de la ruta (1.111 m.s.n.m). En realidad se trata de un conjunto de materiales cretácicos que constituyen tres cerros. En la cartografía se denomina Mompichel a los dos más orientales mientras que el más occidental, separado de los otros dos por la carretera que une Higueruela y Corral Rubio no tiene nombre (al menos, yo no le encontrado). Sin embargo, y por comodidad, los llamaremos cerro Este y cerro Oeste. 


Vista satélite del Mompichel. El Norte arriba. Fuente: IGN-SIGNA
Para que entendáis lo llamativo de este cerro aquí tenéis el Mompichel tal y como se ve al aproximarse a él desde el Norte siguiendo la carretera que une Higueruela y Corral Rubio.

El Mompichel  se yergue sobre la llanura manchega. El cerro que lleva el nombre de Mompichel es el del centro
Puedo afirmar sin exagerar que he visto el Mompichel cientos de veces, siempre de paso. Con el tiempo he sentido crecer en mi interior la atracción de esta colina y, finalmente, esta Navidad decidí poner fin a la espera. El día 24 de diciembre me levanté pronto y desafiando el frío invierno de Albacete me dirigí hacia allí. Estaba amaneciendo cuando llegué al pie de la falda de la montaña, que constituía una bonita vista recortada contra el horizonte.

Amanece sobre el Mompichel
Ahora que hemos hecho las presentaciones conozcamos algo más del lugar que vamos a visitar. Como ya se ha dicho, los materiales aflorantes pertenecen al Cretácico, concretamente al Cretácico inferior. Tienen edad Albiense, lo que nos traslada a un momento de la historia de la Tierra hace 112 millones de años. Iberia es una isla rodeada de océanos y nosotros nos encontramos muy cerca de la costa del Mar de Thetys. Lo que nosotros vamos a ver es el resultado del final de un periodo regresivo, es decir, de retroceso del mar. A lo largo de nuestro ascenso encontraremos evidencias del avance del mar, "congelado" en las rocas.

Es importante destacar que la Formación Sácaras, unidad heterolítica que refleja una serie de ambientes litorales con mayor o menor grado de 'marinidad' tiene una sección de referencia establecida aquí, en la ladera oriental del Mompichel, siendo su característica principal la de mostrar un mayor contenido en terrígenos que el estratotipo. En nuestro recorrido por el Cretácico de Cortes de Pallás ya nos hemos encontrado con estos materiales aunque con una expresión un poco distinta, como veremos. Lo mismo cabe decir de los materiales carbonatados más duros que coronan los cerros.

Para terminar este repaso al contexto geológico, echemos un vistazo al siguiente extracto de la hoja  792 correspondiente a Alpera del mapa geológico nacional (MAGNA) a escala 1:50.000.

Geología del Mompichel. En color verde liso los materiales terrígenos de la Fm. Sácaras que constituyen la falda de los cerros. En verde claro la Fm. Dolomítica que forma las cumbres. Entre ambas una barra calcárea. Fuente: SIGECO - IGME

Comencemos, sin más, nuestro recorrido. Nos aproximamos al cerro Oeste desde el noroeste. Nuestro itinerario no permite ver los materiales aptienses, infrayacentes al Albiense. La ladera está formada por arenas arcillosas de tamaño grueso, con un alto contenido en cuarzo.

Arena gruesa de cuarzo
El terreno es muy arenoso y blando. Por momentos es difícil caminar. El contenido en arcilla del mismo contribuye a mantenerlo húmedo y en ocasiones hay que esquivar algún que otro charco. Entonces llegamos a lo que parece ser una antigua cantera ya abandonada, de la que muy posiblemente se extraían áridos. El antiguo frente de excavación muestra un aspecto muy similar a la facies Utrillas: arenas arcillosas en tonos blanquecinos, violáceos, rosados, etc. con multitud de estructuras tractivas como estratificación cruzada planar y de surco. Se distinguen también secciones de canales, en algún caso amalgamados, que resaltan por su granulometría más gruesa que corta niveles más finos. En estos últimos, limo-arcillosos, es frecuente encontrar niveles carbonosos y restos vegetales carbonizados: en definitiva, todo parece indicar que nos encontramos ante un ambiente fluvial en el cual los cauces se desplazaban sobre una llanura de inundación con zonas encharcadas o pantanosas ocasionales, quizá asociadas a periodos de inundación o a una marisma costera (no hay que descartar una cierta influencia mareal..., aunque el contenido en fósiles es inexistente más allá de los restos vegetales). Todo ello concuerda con la descripción de la unidad

Frente de la cantera asimilable a la facies Utrillas
Restos vegetales carbonizados
Vista de un canal. Hacia la derecha, bajo el árbol, puede verse el contacto con otro canal
Encontramos un montón de buenos detalles, especialmente en la base del canal. Aquí hay multitud de troncos silicificados acumulados en el contacto con las facies finas de la llanura de inundación. Hay una alternancia de niveles arenosos masivos o con estratificación cruzada y niveles arcillosos.

Estratificación cruzada que erosiona un nivel arcilloso en la base. La corriente arrancó varios fragmentos de arcilla parcialmente litificada y los transportó como carga de fondo (cantos blandos de color claro). Observad del claro contraste en litología y color entre la base arcillosa rica en materia orgánica (color oscuro) y las arenas depositadas por la corriente

Detalle de un nivel carbonoso
Detalle de un tronco silicificado
Alternancia de niveles arcillosos y arenosos. Altura de la vista: ~2,5 m
A techo aparece una barra marina de naturaleza calcarenítica (ver mapa geológico). Es el resultado de una transgresión marina sobre el sistema fluvial, lo que nos recuerda lo próximo de la costa. Tras este episodio transgresivo las condiciones continentales vuelven a establecerse.

Muro de la barra calcarenítica intercalada en las facies Utrillas
Otra vista de la barra, que alcanza una potencia de algunos metros
En algún punto incluso aparecen estructuras que podrían interpretarse como de origen eólico (dunas): la arena tiene un tamaño menor, mejor seleccionado y el ángulo de la estratificación cruzada es mayor. Además, en este punto encontré un guijarro cuarcítico con caras planas muy definidas que podría ser un ventifacto, otro típico producto de estos ambientes. Es difícil asegurarlo, pero creo que es una especulación fundada que requiere una investigación mayor.


¿Ventifacto?

Estratificación cruzada ¿eólica?
El contraste con el nivel inferior (arenas más gruesas, guijarros, ángulo de estratificación menor) es evidente. Fijaos:

Estratificación cruzada en arenas gruesas con niveles de guijarros. Compárese con la imagen anterior
Una vez rebasada la barra marina se restablecen las condiciones continentales, aunque en la ladera del cerro oeste es difícil de apreciar, ya que los materiales en facies Utrillas están cubiertos de derrubios y bloques procedentes de los niveles carbonatados que forman su cumbre. Un lugar mejor para estudiarlos es el cerro oriental, como veremos más adelante.

Niveles carbonatados en la cima del cerro y bloques caídos en la ladera
Los materiales duros de la cumbre protegen de la erosión a los más deleznables de la base, lo que permite que el cerro se mantenga como testigo del nivel original de la cuenca antes de que la red fluvial se encaje y desmantele el relieve. Sin embargo, por más duros que sean no pueden resistir la acción de socavamiento permanente de la base. Esto provoca el descalce de los niveles competentes y su fracturación y caída. De esta forma el cerro desaparece a más velocidad de la que cabría esperar si simplemente actuase un proceso de desgaste de arriba hacia abajo.

Sin embargo en la ladera encontramos algunas cosas interesantes. Para empezar, multitud de nódulos ferruginosos. También un fragmento de pedernal que no me extrañaría que tuviese un origen antrópico, ya que sólo encontré uno (no había nódulos de sílex en ningún otro lugar) y es conocida la existencia de yacimientos arqueológicos en el Mompichel. Por tanto, quizá este fragmento de pedernal prestó servicio a algún antepasado nuestro hace mucho tiempo.

Una pequeña colección de nódulos ferruginosos
Lasca de sílex
Por fin alcanzamos la cima. Se trata de depósitos calco-dolomíticos pasadas arenosas depositados durante la transgresión marina que avanzó sobre Iberia durante el Cenomaniense. En Cortes de Pallás ya encontramos el registro de esta misma transgresión, aunque en aquel lugar los depósitos marinos tienen una mejor expresión por hallarse más lejos de la costa. Asistimos, por tanto, al paso de las marismas costeras a un medio netamente marino, aunque de poca profundidad. En realidad la transición se aprecia mejor (como veremos) en el cerro oriental ya la ladera no está cubierta de bloques. Por contra los materiales carbonatados se ven mejor aquí ya que están fracturados y muestran un corte fresco. Es muy llamativo un tipo de erosión alveolar de origen eólico conocido como taffoni y que, en este caso, parece tener como causa la resistencia diferencial de la roca a causa de la textura bioturbada original.

Vista en corte fresco de los materiales de la cumbre

Galerías excavadas pertenecientes al icnogénero Thalassinoides isp.

Taffoni
Para acabar con la primera parte de este relato vamos a disfrutar de algunas de las vistas desde la cumbre. En primer lugar el Mompichel con sus 1.111 m.s.n.m. No está mal para haberse formado a nivel del mar hace más de 100 millones de años, ¿verdad?

El Mompichel. Fijaos en la cantera al pie de la ladera meridional (derecha de la imagen)
Y a continuación un par de vistas de la llanura manchega:

Vista hacia el Este. En el centro derecha de la imagen la laguna del Salobrarejo
Vista hacia el Oeste. Al fondo los relieves de la sierra de Chinchilla
En la próxima entrega ascenderemos al cerro Este del macizo para completar nuestra visita al Cretácico inferior del Mompichel.

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martes, 15 de enero de 2013

Vacaciones y geología en Benidorm

La provincia de Alicante es un auténtico paraíso geológico. Existen multitud de lugares de gran interés que, en muchos casos, se ve realzado por la espectacularidad del paisaje. Uno de estos lugares es la Sierra Helada, alineación montañosa que se extiende entre las localidades de Benidorm y L'Alfaç del Pi. Puesto que tuve la ocasión de pasar el fin de año en la zona aproveché para realizar varias salidas de reconocimiento por allí. Y como suele ocurrir con frecuencia, uno se queda con ganas de más. 
A pesar de esta sensación permanente de insatisfacción con el tiempo dedicado a la exploración de nuevos lugares, el resultado de mis aventuras geológicas en la zona fue altamente productivo. Ya revisamos la peregrinación al límite K/Pg en Agost. Hoy quiero presentaros el resultado de mis incursiones en la Sierra Helada.

Vista satélite de la Sierra Helada, entre las localidades de Benidorm y El Albir. Fuente: Google Earth
Esta sierra forma parte de la Cordillera Bética y está dividida en bloques por varias fallas directas que dan lugar a espectaculares acantilados que caen sobre el mar. La edad de los materiales abarca desde el Jurásico hasta el Cretácico inferior. Reúne multitud de detalles de gran interés didáctico, razón por la cual el Geolodía del año 2008 en esta provincia se celebró aquí, concretamente en el paseo que desde la playa del Albir conduce hasta el faro de Punta Bombarda.

La Sierra Helada vista desde la carretera entre Altea y El Albir. Fuente: Google Earth
Este sendero está pavimentado en toda su longitud y es, por tanto, accesible para personas de cualquier condición física o que vayan acompañados de niños pequeños, como fue nuestro caso. Además, está perfectamente señalizado ya que forma parte del Parque Natural. En esta salida me acompañaron Geno, el joven Óscar y mi sobrina, la joven ayudante de campo Leonor. En la siguiente imagen puede verse el recorrido.

Sendero del faro de Punta Bombarda. Parte de la playa de El Albir y serpentea desde la parte superior izquierda de la imagen a la esquina inferior derecha. Fuente: Google Earth
Echemos un vistazo al mapa geológico. Como vemos durante la ruta atravesaremos materiales de edad Albiense (Cretácico inferior). Al aproximarnos a Punta Bombarda también cruzaremos varias fallas, lo que nos permitirá apreciar interesantes formaciones geológicas.

Mapa geológico de Punta Bombarda. Fuente: MAGNA50 - IGME
Litológicamente veremos, por un lado, areniscas calcáreas bioclásticas de textura grainstone con estratificaciones cruzadas y, por otro, calizas nodulosas y calizas con rudistas. El ambiente sedimentario corresponde al de una plataforma carbonatada somera, con areas de mayor energía donde se desarrollaban las barras calcareníticas y otros más resguardados en los que existían arrecifes con corales, rudistas, pelecípodos...Pero comencemos ya nuestro recorrido. Partimos de la playa de El Albir. Ya desde el principio encontramos interesantes detalles. Si nos aproximamos a ver el pequeño acantilado que cae sobre la grava de la playa podemos apreciar la discordancia angular entre los materiales cuaternarios y las capas inclinadas del Cretácico. En estas últimas es posible descubrir las galerías construidas por los habitantes de aquel mar antiguo. Aquellos seres empleaban fragmentos de conchas y otros medios a su alcance para reforzar las galerías en que residían. Estas viviendas han quedado conservadas como icnofósiles. Este en particular ha sido bautizado como Ereipichnus geladensis.

Discordancia angular entre los materiales cretácicos (en primer término) y los cuaternarios (arriba) de color rojizo. Estos últimos proceden de la erosión de los relieves de la propia sierra

Techo de una capa en la que destacan las galerías de Ereipichnus geladensis

Detalle de una galería en la que se aprecia el interior hueco y la pared, formada por fragmentos bioclásticos
Una vez visitada la playa comenzamos el camino hacia el faro. Al principio atravesamos la urbanización construida en la falda de la sierra y, tras unos diez minutos, encontramos el acceso al parque natural. En algunos puntos hay miradores señalizados que permiten disfrutar de muy buenas vistas del Puig Campana. Esta montaña alcanza más de 1.400 m de altura, aún más imponentes por su proximidad al mar.

Vista desde el sendero. Al fondo y a la izquierda el Puig Campana. En el centro la playa de El Albir, que visitamos al principio del recorrido
Las primeras rocas que encontramos son unas calizas bioclásticas con textura grainstone, principalmente integradas por fragmentos esqueléticos. Son propias de ambientes de alta energía.

La joven ayudante de campo Leonor junto a un banco de calizas bioclásticas

Detalle de las calizas anteriores. Fijaos que están integradas por fragmentos esqueletales y que no existe matriz entre los granos
En este punto de la ruta cruzaremos un túnel. Justo en este punto podemos ver el contacto entre unas margas gris-azuladas y las calizas bioclásticas anteriores, suprayacentes, que presentan textura nodulosa a causa de la bioturbación.  A la salida del túnel, a la derecha, las margas conservan algunos de sus antiguos habitantes. Se trata de unos moluscos bivalvos llamados condrodontos que formaban colonias semienterradas en el fango.

Cambio de litología en el túnel

Condrodontos. La joven ayudante de campo Leonor está de pie frente a la ladera
Una vez salimos del túnel divisamos a lo lejos el faro.

Punta Bombarda y el faro
A partir de este punto encontramos calizas oolíticas y bioclásticas, con textura grainstone. Los oolitos requieren para su formación agitación constante, de forma que el carbonato precipite formando envueltas concéntricas sobre algún cuerpo que sirva de núcleo como, por ejemplo, un fragmento de concha. Estos materiales con frecuencia presentan estratificaciones cruzadas  de media y gran escala. Todo ello evidencia un ambiente energético de poca profundidad, con corrientes. Veamos algunos ejemplos.

Grainstone oolítico en el que también es posible observar varios ejemplares de orbitolinas con su sección triangular característica. En algún caso incluso se aprecia algún ejemplar cónico.
La joven ayudante de campo Leonor sentada sobre una barra con estratificación cruzada
Eventualmente llegaremos a una de las grandes fallas que delimitan el bloque descolgado de Punta Bombarda. A favor de esta falla se ha producido la circulación de agua que ha disuelto y precipitado distintos minerales, dando lugar, incluso, a mineralizaciones de hierro que en su momento se explotaron como minas de ocre. Los paneles de la ruta informan adecuadamente de la historia de estas minas.

El color rojizo del terreno en la esquina inferior izquierda de la imagen evidencia su contenido en hierro. Se aprecian restos de las edificaciones de las antiguas minas de ocre
Hematites, un mineral formado por óxidos de hierro
La joven ayudante de campo Leonor sentada frente a un espeleotema formado por calcita fibrosa que ha precipitado rellenando una de las grietas asociadas a la red de fallas
Y así por fin alcanzamos el faro. Además de disfrutar de las excelentes vistas sobre el Mediterráneo y la costa podemos estudiar un parche arrecifal del Cretácico inferior. Este parche, desarrollado sobre la plataforma carbonatada que constituía el margen de Iberia hace más de 100 m.a., estaba construido y habitado por una diversidad de seres entre los que cabe citar corales, foraminíferos, moluscos bivalvos, esponjas, etc. Este arrecife creció sobre fondos fangosos de aguas tranquilas, al resguardo de otras zonas más agitadas donde tenía lugar la formación de las barras oolíticas y bioclásticas que vimos anteriormente. La presencia de corales es un indicativo de la posición de Iberia en aquel momento, ya que estos animales sólo prosperan en bandas de latitud situadas entre 25º - 30º al norte y sur del ecuador. Otros habitantes son los rudistas, bivalvos bioconstructores que en aquella época rivalizaban con los propios corales y que se extinguieron al final del Cretácico. Todos estos seres formaban una comunidad integrada en la cual cada uno tenía su nicho en relación con el resto y las condiciones del medio. Viajemos al pasado a través de las evidencias del presente.



Secciones de rudistas
Secciones de coral ramoso. Las secciones que son perpendiculares al eje de cada 'rama' son subcirculares. Las que son subparalelas aparecen son alargadas
En este detalle se aprecia perfectamente la estructura interna del coral, en la que unos tabiques  (septos) dividen la sección en cámaras (click para ampliar)
Detalle de coral masivo, propio de zonas de arrecife sometidas a mayor energía del medio
Alveolos en la roca resultado de la acción de organismos perforadores
Realmente este accesible y muy agradable sendero nos permite obtener una imagen bastante completa del paisaje en el momento en que se formaron estas rocas. Un fondo marino poco profundo de aguas cálidas y lleno de vida. A pesar de la proximidad de esta sierra al mar estas rocas han pasado por multitud de circunstancias, muchas más de las que podría pensarse a juzgar por lo cercano del medio marino dónde se sedimentaron los materiales que las integran. Millones de años después la colisión entre las placas africana e ibérica levantaron los relieves que ahora podemos ver. Pero esta es otra historia. Antes de marcharnos del faro disfrutemos de nuevo de la vista:

La sierra de Bernia a la derecha, con Altea en el centro de la imagen, el cabo de San  Antonio al fondo y el Peñón de Ifach a la derecha 
Por último quiero mostraros otra formación muy recomendable. En el extremo occidental de la sierra, junto a Benidorm, es posible observar un campo de dunas trepadoras fósiles que se desarrolló durante el descenso del nivel del mar asociado a la última glaciación, hace unos 80.000 años. En aquel entonces el viento transportó la arena del fondo marino que quedó al descubierto y la empujó contra la sierra, formando las dunas. Para verlas hay que acercarse a una zona conocida como 'Dos calas'. Desde aquí, siguiendo un sendero señalizado que forma parte del parque natural (muy parecido al que hemos seguido en Punta Bombarda) se llega a la torre vigía de Seguró. Desde allí podemos ver las dunas.

Amanece sobre la torre de Seguró
Dunas trepadoras recostadas sobre las calizas del Cretácico inferior. Es posible apreciar la estratificación cruzada eólica de gran escala 
Lamentablemente no es posible descender hasta las dunas. El acceso parece posible sólo desde el mar, y aparentemente no sin dificultades.

Y esto es todo. Una vez más hemos podido comprobar que en esta zona hay mucho más que hacer que limitarse a la estrecha franja arenosa que conocemos como playa. Sólo hay que ampliar un poco el horizonte...

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