Desde el verano he tenido que realizar una serie de viajes que me ha llevado de un extremo a otro de España. Literalmente. De Galicia a Baleares y de Barcelona a Gran Canaria, pasando por varios lugares intermedios. He empleado diversos medios de transporte: coche, ferrocarril y avión. Cada uno de ellos permite obtener una vista de la geología diferente, aunque por lo general el sentimiento que queda es de frustración, ya que con frecuencia uno ve lugares que merecerían parar y perderse a investigarlos un rato. En ocasiones, cuando el trabajo y las circunstancias lo han permitido, he podido aliviar esa frustración con alguna escapada para examinar los alrededores. Todo ello me ha permitido acumular cierta cantidad de material que iré presentando poco a poco.
Uno de los lugares donde estuve fue en la localidad turolense de Andorra. Una visita fugaz, ya que apenas estuve 24 horas. Es terrible atravesar las Cuencas Mineras del Maestrazgo sin detenerse. Sin embargo, dio la casualidad de que en Alcorisa, localidad vecina de Andorra, acababan de inaugurar un Jardín de Rocas. Pues bien, aprovechando la última hora de luz del día me acerqué para verlo.
La idea tras el jardín es sencilla: mostrar parte de la geología local mediante una muestra de la diversidad de tipos de rocas que pueden encontrarse en la comarca. Ello nos permite, de paso presentar de forma resumida la historia geológica local en un viaje desde el Triásico hasta el Cuaternario. El Jardín se ha ubicado en el Parque del Lago y es posible recorrerlo mientras se camina por uno de los paseos del mismo.
Vista del sendero que atraviesa el Parque del Lago. A lo largo de él se encuentran las rocas que constituyen el jardín de rocas. Al fondo la localidad de Alcorisa. |
En un primer panel se presenta un plano geológico del término municipal en el que se señala la procedencia de cada muestra. También una columna cronoestratigráfica para fijar el contexto temporal.
Primer panel del Jardín, con plano geológico del término y columna cronoestratigráfica para situar el origen de cada roca (click para ampliar) |
Las muestras son de gran tamaño (casi métrico) y van acompañadas de un panel explicativo en el que, además de una versión del plano geológico dónde se cartografía la unidad origen de la roca, se da otra información útil como: litología, ambiente de formación, edad... Un ejemplo es el panel que acompaña a una de las rocas más abundantes del término: las areniscas terciarias.
Panel que acompaña a las areniscas terciarias y que sirve de muestra de la cuidada ejecución del jardín (click para ampliar) |
De esta manera, cada roca del jardín queda perfectamente identificada. Podemos ver el resultado en las areniscas albienses de la Fm. Utrillas:
Muestra correspondiente a las Areniscas de Utrillas |
La presentación sigue el orden cronológico de formación. De esa forma, la primera roca del jardín es una anhidrita triásica y la última la grava aluvial cuaternaria.
La primera roca del jardín es una anhidrita del Triásico... |
...y la última una grava aluvial cuaternaria |
En el jardín no sólo hay rocas, también se presentan algunos fósiles. En concreto, se destinan dos muestras a conjuntos paleontológicos. El primero de ellos, marino, es una preparación de ammonoideos en un bloque de hormigón (por razones obvias y lamentables, a la par). En el segundo caso se nos presentan fragmentos de troncos fosilizados en las arenas de Utrillas. En conjunto, ambas ejemplifican perfectamente la variación del paisaje 'local' a lo largo de la historia geológica.
Conjunto paleontológico marino: ammonoideos del Jurásico medio |
Conjunto paleontológico continental: troncos fosilizados del Cretácico inferior |
Mis compañeros de viaje también disfrutaron, creo, de la visita, a pesar del frío característico de la zona ( y eso que sólo era mediados de noviembre). Eso sí, tuve que soportar, como no, las tradicionales chanzas acerca de mi insistencia en desplazarnos desde Andorra retrasando la cerveza de rigor para ver 'piedras'.
Mis compañeros examinan con 'evidente interés' una lumaquela de ostreidos cretácica |
Como resumen de la visita he de decir que parece una iniciativa fantástica, sencilla de realizar y de bajo coste. Sin duda, su valor didáctico excede con creces el esfuerzo de la realización del conjunto expositivo. Y lo más importante es que en esta localidad son conscientes del valor de la geología como recurso, más allá de las actividades mineras y energéticas tradicionales, tan importantes en la zona (donde la central térmica de Andorra es un motor económico de primera magnitud).
Estamos habituados a que se destinen fondos (posiblemente escasos, como siempre) a la difusión de otros tipos de patrimonio: cultural, botánico, faunístico, etc. Sin embargo, es verdaderamente raro encontrar algo como esto.
La joven ayudante de campo Inés tiene una colección de rocas. Naturalmente, mi intención no es que aprenda a reconocerlas de visu a su corta edad (aunque algún progreso hace) sino que aprenda a mirar, descubriendo que todas las rocas no son iguales, que hay muchas clases diferentes, cada una con unas características: tacto, color, textura. Hacemos lo mismo con las conchas que encontramos en la playa, con los insectos, con las plantas... En mi opinión, el reconocimiento de la diversidad es el primer paso para despertar la curiosidad y para, a continuación, descubrir el valor de la naturaleza.
Enhorabuena al Ayuntamiento de Alcorisa y al resto de creadores y promotores de este pequeño museo al aire libre: el geólogo de Alcorisa Luis Moliner y el Geoparque del Maestrazgo (espero no dejarme a nadie, es lo que he leído en la prensa).
Por cierto que el Jardín está dedicado a la memoria del geólogo Juan Paricio.
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