viernes, 6 de febrero de 2015

Otro momento en el tiempo

Hace unos meses publiqué un artículo titulado 'Un momento en el tiempo'. La idea central de aquel texto es el asombro por la forma en que las rocas pueden registrar y conservar para siempre algo tan absolutamente pasajero como el paso de una corriente de agua y la motivación para escribirlo partió del hallazgo de un nivel de ripples de corriente con laminación flaser en las montañas de Ponferrada, cerca de Santa Marina de Sil.

Sin embargo hay otras formas de conservar momentos a las que estamos más habituados. Tal es el caso de la fotografía. En un intercambio de ideas con Nacho, un lector del blog, se planteó la idea de lo interesante que sería poder vaciar el embalse de Cortes para poder observar ciertas características geomorfológicas, ahora sumergidas. Lamentablemente esta circunstancia no se va a producir nunca, ya que la finalidad del embalse es servir de depósito inferior para un sistema de almacenamiento hidráulico de energía dotado de grupos de bombeo reversibles que elevan el agua a un depósito artificial en lo alto de la Muela, y ello requiere mantener una cota de lámina de agua en el pantano.

Yo mismo he sentido deseado en muchas ocasiones que, por alguna razón se vaciase el embalse, siquiera temporalmente, para poder ver de nuevo el cañón del Júcar tal y como solía ser y tener la oportunidad de visitar de nuevo lugares que recuerdo sólo fragmentariamente: el antiguo puente de los años 20 del siglo pasado, el cauce angosto y los grandes bloques caídos desde los niveles superiores, la zona del Ral, con sus playas de grava, el pontón sobre el Júcar en el acueducto...El caso es que al hablar sobre esta cuestión y tras darle vueltas y vueltas al mapa geológico y a las ortoimágenes disponibles actualmente vino a mi mente el vuelo americano. Sí, quizá hay una forma de vaciar el embalse, después de todo.

El vuelo americano (o quizá sería mejor decir los vuelos americanos) son los primeros vuelos fotográficos que cubrieron por completo el territorio nacional. Se denominan así por haber sido realizados por la Fuerza Aérea de EE.UU. La primera serie data de 1946 y la segunda, más conocida, de los años 1956 y 1957. A esta última solemos referirnos como vuelo americano del 56 o, simplemente, el vuelo americano. Son conocidos por todos los aficionados y profesionales de la cartografía y también, naturalmente, de la geología. El  caso es que pensé: si fuese posible acceder de forma rápida a las imágenes del vuelo americano podría ver mi pueblo tal y como era en el año 56, más de 30 años antes de la construcción de la presa. El caso es que acudí, como no, a Google, y descubrí que a través del visor Iberpix del Instituto Geográfico Nacional es posible acceder a la Fototeca y cargar, entre otros, el vuelo americano. Quizá esto era conocido por la mayoría de vosotros, pero desde luego no para mí y ha sido un tremendo hallazgo. El caso es que después de descubrir esto pasé horas recorriendo paisajes ya desaparecidos, lo cual, en cierto modo, es el objeto de este blog. "Past is another planet", decía Neil deGrasse Tyson en la segunda etapa de Cosmos y, desde luego, esa es la sensación que tuve al contemplar aquellas fotografías tomadas hace casi 60 años desde 5.000 m de altura. Es como ser un astronauta que contempla otro mundo sin poder descender a explorarlo de cerca.

Acceso a la fototeca a través de la aplicación Iberpix del IGN. En realidad, el acceso a un mundo desaparecido. En la imagen, el embalse de Cortes tal y como es hoy día y el cañón ya anegado, como era en 1956.
Esta experiencia me produjo varias reflexiones. La primera de ellas es sobre el concepto de 'antropización'. Cualquiera que vea el paisaje de Cortes actualmente no podrá escapar a la percepción de la enorme huella dejada por la actividad del ser humano evidenciada por líneas eléctricas de alta tensión, grandes infraestructuras de hormigón, el propio embalse, carreteras y, por supuesto, los incendios forestales. Y he aquí la primera sorpresa. En contra de lo que solemos pensar, los bosques que se han quemado en Cortes (tres grandes incendios en los últimos 35 años) no son, en absoluto, antiguos. Cuando se observa Cortes desde el aire en el año 56 llama la atención la escasez (más bien casi inexistencia) de masas forestales continuas de entidad. Toda superficie cultivable lo estaba y lo que no era posible trabajar había sido alterado por el pastoreo, la extracción de madera y la producción de carbón vegetal. Es difícil imaginar un paisaje más antropizado que éste, si bien lo es de otra manera que nosotros no concebimos ahora (y aquí).

Cortes de Pallás en 1956. La población está en el centro de al imagen. Todo el paisaje está absolutamente antropizado, como es evidente por tanto por el patrón de los terrenos de huerta cultivados (esquina inferior derecha) como por lo desnudo de las Peñas (esquina superior izquierda)


Cortes de Pallás en la actualidad. La mayor parte de los terrenos dedicados la cultivo están abandonados y han sido ocupados por vegetación silvestre. Fuente: Bing mapas
La segunda reflexión es esta: no se observa en la imagen ni un sólo coche. Haced la prueba. Abrid Google Maps, o Bing Maps, o cualquier otro servicio de fotografía aérea y tratad de encontrar alguna población o carretera en la que no se vea un vehículo. Realmente es difícil de concebir el grado de aislamiento de Cortes en aquella época, y más teniendo en cuenta que el primer puente permanente sobre el Júcar no se construyó hasta la década de los 20. Por contra, las sendas y caminos, que hoy se mantienen abiertos a duras penas, son absolutamente conspicuos. No en vano constituían las principales vías de comunicación en una época donde la mayor parte de los desplazamientos se realizaban a pie.

El meandro del Júcar en la zona conocida como el acueducto. Este nombre procede de la estructura que permitía al canal salvar el cauce del río al abandonar el puntal de Crespo. La sombra del acueducto se proyecta sobre el río en la curva oriental del meandro (a la derecha). También es visible la traza del canal, que discurre paralelo al cauce aguas abajo de la infraestructura en su camino hacia el salto de Rambla Seca.
La geología aparece, precisamente a causa de la desnudez del terreno, de forma exuberante. Es cierto que la mayor parte de la gente no encuentra fácilmente belleza en este tipo de paisaje, pero eso no significa no exista.

Pero hay un último pensamiento que me causó mayor impresión. En una fotografía como ésta convergen tanto el espacio como el tiempo, de forma absolutamente indisoluble. Vemos el paisaje tal y como era y nunca más volverá a ser. Cada fotograma del vuelo tiene impresa la fecha y hora en que se tomó, junto con la lectura del altímetro. En el caso de Cortes ese momento fue el 12 de agosto de 1956, a las 11 horas, 15 minutos y 47 segundos. Solemos mirar estas imágenes categorizándolas como lugares. Pero, en realidad, hay algo más. Ahí abajo hay personas. Mi padre, ya fallecido, tenía entonces 7 años. Teniendo en cuenta el reducido ámbito en el que se desenvolvían las vidas de los habitantes del pueblo en aquel entonces no hay duda de que estaba allí, en esa cuadrícula de 6 km y pico de lado. En esa imagen, en algún punto perdido entre la resolución de la fotografía, está mi padre. No hay forma de saberlo, pero quizá vio la traza del avión que volaba a 5.000 m sobre su cabeza.

Es posible que, a través de esta fotografía, nos estemos mirando a través de la distancia y el tiempo. 


Parte del fotograma con la impresión de la hora a la que se tomó. En una marca posterior en el otro margen (no visible) está impresa la fecha. Para mostrar el marco del derecho ha sido necesario invertir la imagen, por lo que el norte está abajo y el sur arriba.
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6 comentarios :

  1. Se merece un FLEICIDADES!!! y como siempre mil Gracias por los buenos ratos pasados.
    Te espero en los 1000 !!!!

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    1. Me ha gustado mucho tu reflexión sobre las fotografías del Vuelo Americano y la información que aportan. Llevo muchos años usándolas en el trabajo y nunca me había parado a pensar en la posibilidad de que algún pariente aparezca en un fotograma :-)

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    2. Hola Rubén. Pues ya ves, yo tampoco lo había pensado, pero es así...

      Un saludo.

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  2. Enhorabuena por rescatar esas fotos del embalse vacío; son un documento de mucho valor, y no solo por su interés geológico, sino también por todas las demás razones que apuntas.
    Me ha parecido interesantísimo.
    Saludos

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    1. Je, je...la idea me la diste tú, indirectamente.

      Un saludo.

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